NAMJOON
Luego de hablar con Hoseok y que prácticamente me dijera que me agarrara las bolas y fuera a conquistar a su amiga, me pasé la noche completa pensando en qué era lo que debía hacer para poder conquistar a mi pequeña, y al llegar la mañana lo supe, la mejor manera de saber qué hacer para lograrlo era preguntarle directamente.
Podría sonar bastante estúpido, pero era la respuesta que necesitaba, no iba a adivinar y terminar arruinando todo como la última vez en que le generé un ataque de ansiedad y por poco la pude haber matado si no fuera porque de último momento la florería me canceló el pedido que hice.
Ese día no fui a trabajar y fui directamente a su casa, ya no daría vueltas al asunto, algo recordaba de ella y era que le gustaban las cosas de frente y sin rodeos, así que ahora sí jugaría todas mis cartas, lucharía por ella y todo se haría a su modo si era necesario.
Quién diría que al final sí me terminaría doblegando esa pequeña personita, pero qué podía hacer, sus lindos ojos, su voz, su forma de ser tan inocente y tan depravada prácticamente todo el tiempo y sobre todo esas preciosas piernas que nos llevaron a cometer el más delicioso de los pecados, me tenían totalmente a su merced.
Toqué la puerta y ya que era muy temprano me abrió justo la persona a quien iba a ver, con los ojos inflamados que delataban que acababa de despertar, y con una pijama que no me ayudaban para imaginar mil escenarios en donde podría hacerla mía de mil formas distintas, ya que era un pequeño top, con un diminuto short de seda que dejaban a la vista demasiada piel.
Pero todos mis pensamientos más perversos pasaron a segundo plano cuando fui consciente de que había recuperado peso, la Gabriela de ese momento y la Gabriela de años atrás a la que le hice el amor en mi auto eran distintas y me alegraba verla recuperada.
GABRIELA
Le pregunté varias veces a Namjoon qué hacía en mi casa pero no me contestaba, sólo me miraba de arriba a abajo, primero sonrió, luego me comía con la mirada mientras mordía su labio y finalmente sus ojos se cristalizaron y sonreía de forma tierna, y eso me hizo reír, en cuestión de segundos habían pasado mil emociones por su rostro.
- ¡NAMJOON! - grité haciendo que se sobresaltara y se pudiera tímido, regalándome una preciosa sonrisa en respuesta - perdóname, pero te hablaba y no respondías.
- Lo siento, no te escuché, ¿qué me dijiste? - preguntó.
- Sólo te preguntaba qué haces aquí tan temprano - me hice a un lado y señalé que pasara.
- ¡Ahh sí! sobre eso... Vine a hablar contigo - se quedó callado y cuando pensé que me diría el motivo de su visita preguntó una cosa totalmente distinta - ¿normalmente abres la puerta a todo mundo vestida así? - ni siquiera paré en pensar en cómo estaba vestida.
- En realidad nunca abro la puerta, quizá fue tu día de suerte... Es sólo que estoy sola en casa y por eso salí yo - me reí al ver su cara de disgusto al imaginar que cualquiera podría verme con esa ropa.
- Ya veo... Quizá sí estoy de suerte hoy - confirmó mis palabras.
- Bueno, pero ahora dime, ¿vienes por algo del trabajo? Porque si es así mi padre no está y yo no estoy del todo lista para hacerme cargo de las cosas ahora.
- No, no vine por eso, vine por otra cosa - pensó un momento y volvió a hablar - no sé cómo decir esto sin parecer patético - recordé a Hoseok diciéndome esas palabras - pero ayer que te vi, todo mi mundo volvió a ponerse de cabeza y no en un mal sentido, al contrario, ya estaba seguro de que te amaba y que te amaré por el resto de mi vida, pero ahora lo confirmo una vez más, quiero confesarte algo y por favor no te enojes con él, pero fui a hablar con Hoseok para preguntarle sobre los planes que tienes y la razón por la que no puedes hacerte cargo de los negocios de tu padre ahora - sólo rogaba porque Hobi no hubiera abierto la boca - y no me dijo nada al respecto, no te preocupes, pero lo que sí me dijo es que sigues enamorada de mí y sinceramente yo quiero aprovecharme de eso para conquistarte, para ser el hombre que te mereces y luchar por ti cada día y sobre todo para demostrarte que lo que te digo no se quedará en un compromiso vacío, sino que lo verás cada día para que en este mes, antes de hacer esa cosa misteriosa que tu amigo no me quiso decir, me pueda ganar tu confianza y seas tú misma quien me lo cuente - se quedó en silencio esperando una respuesta de mi parte.
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Perderte para saber que te amo.
RomanceAlgunas veces la vida no sale como la planeamos, yo por ejemplo no tenía planeado nacer y aquí estoy. Mi nombre es Gabriela, estudiante universitaria en una universidad privada de Ilsan, Corea del Sur y desgraciadamente para mí, me quedan dos estúpi...