NAMJOON
La forma en la que Gabriela me besó me había dejado en las nubes por más tiempo del que me hubiera gustado aceptar, pero una cosa era real, ella quería algo que yo no podía ofrecer y sólo podría hacer dos cosas, alejarme o hacerle creer que tendría lo que quería, en cualquiera de las dos opciones uno iba a tener que sufrir y yo no quería ser ése.
Una mañana desperté con la noticia que llevaba años esperando, por fin conocería a mi futura esposa, así que mi padre organizó una cena para esa misma noche, y aunque quería tener la posibilidad de fingir una relación con Gaby, sería imposible, el momento de cumplir con mis obligaciones había llegado y sí o sí intentaría enamorarme de esa mujer para tener una vida tranquila y medianamente feliz.
Al llegar la noche, mi casa estaba llena de personas a quienes apenas y conocía, incluso mis estudiantes estaban presentes, no era raro, ya que nuestros padres eran amigos o socios y nosotros, sus hijos, éramos su legado, no me sorprendería que alguna de las chicas de la universidad fuera mi prometida y bueno, no me equivoqué.
Lo único que esperaba esa noche era que la chiquilla que me tenía loco no estuviera presente, no quería que me viera hacer oficial mi compromiso, romperle el corazón de esa forma era algo excesivo. Si estaba enamorada de mí realmente, lo peor era que me viera hacer una vida junto a otra mujer, definitivamente era algo que no debía ver, demasiado incongruente de parte de alguien que prefería verla sufrir a ella antes que sufrir él mismo, pero así eran las cosas para mí.
Antes de la cena estábamos en mi despacho con la familia de mi prometida y ahí fue que me di cuenta que era nada más y nada menos que Vanessa, la estudiante con el peor comportamiento que teníamos en la escuela, era igual o más caprichosa que Gabriela y eso me preocupó por un momento, además, era hermana de Karen, mi primera novia y la mujer de la que había estado enamorado, o al menos sentí por ella algo similar al amor, y al final de cuentas, no me gustaba la idea de casarme con la hermana de mi ex novia.
- Bien, ya que estamos aquí, queríamos presentarlos antes de formalizar frente a los invitados, aunque supongo que igual ya se conocían - habló mi padre.
- Por favor paren esto, yo no quiero casarme... No te ofendas Namjoon, pero yo estoy enamorada de alguien más y si eso no fuera poco, estar con alguien que ya estuvo con mi hermana no me gustaría - comentó Vanessa y menos mal pensaba igual que yo.
- Descuida, no es como que yo muera de ganas por casarme - dije apoyando su comentario.
- Dejen las quejas, los dos sabían que tarde o temprano iba a pasar - dijo mi padre un tanto fastidiado.
- Pero siempre se puede elegir a alguien más - volvió a quejarse mi prometida.
- Basta Vanessa, te vas a casar con él y vamos a ir ahora mismo a revelarlo - dijo su padre.
Todo estaba pasando demasiado rápido en mi vida desde que acepté el puesto como director, y muchas cosas habían pasado, ahora trabajaba en algo que no me gustaba, tuve una aventura con Gabriela y otras mujeres al mismo tiempo, los padres de mis estudiantes me habían amenazado y ahora estaba por contraer matrimonio.
Salimos y nos presentaron como una feliz pareja que nunca habíamos sido, los presentes nos felicitaron porque ya había fecha para nuestra boda, todo iba bien o todo lo bien que se podía estar en una fiesta de este tipo y lo mejor era que Gaby no estaba por ninguna parte.
Al terminar la noche todos se habían ido y la cena salió tal como los padres de Vanessa y los míos querían, los medios hicieron público nuestro compromiso en cuestión de segundos y ya no había marcha atrás.
Lo único que no me había gustado de aquella noche era el hecho de haber visto a Vanessa teniendo sexo en uno de los baños con Jimin, uno de los amigos de Hoseok y con quien además mi chiquilla caprichosa me había dicho que había tenido relaciones.
Jimin se había unido a la lista de mocosos que odiaba por haber tenido a mi Gabriela y ahora también a la mujer con la que pasaría el resto de mi vida.
Todos se fueron y me quedé solo, fantaseando con tener a Vanessa en mi cama, aunque no estaba enamorado intentaría lograrlo para que fuera la única de ser digna de pasar noches completas junto a mí, en mi cama.
No iba a negar que Vane era preciosa, tenía un cuerpo perfecto, las latinas tenían algo que me atraía y ser esposo de una preciosa colombiana sería casi un sueño hecho realidad.
La simple idea de tenerla desnuda en mi cama hizo mi mente volar e imaginar que hacía de todo con ella y el recordar los gemidos que salían de su boca cuando lo hacía con Jimin le dio el toque especial, sólo que los imaginaba provocados por mí y no por él, sin duda podría tener un buen matrimonio con ella, claro, sólo si ella estaba dispuesta.
Lamentablemente ni todas mis más oscuras fantasías ideadas con Vane eran suficiente para borrar a aquella coreana con cuerpo de latina que se había robado mis pensamientos desde hacía meses.
Era difícil querer tener una relación de verdad con una mujer y pensar en otra de la que jamás querría enamorarme, quizá si Gaby fuera más grande y menos orgullosa podría llegar a sentir algo por ella, y es que había algo que no me permitía alejarme, era una niña adictiva, pero no dejaba de ser eso... Una niña.
Y aunque la diferencia de edades entre ellas fuera de a penas 2 años, al menos una de ellas estaba por graduarse y comenzar a ver la realidad de la adultez, mientras la otra vivía bajo el cuidado constante de su padre.
Toda la semana luego de mi compromiso no dejé de pensar en Gabriela y en que quería tenerla una vez más antes de casarme, mi despedida de soltero tenía que ser con ella y no descansaría hasta lograrlo.
Mi consciencia decía que no estaba bien porque en un mes más estaría casado, pero si Vanessa había estado con otro en mi propia casa qué más daba que yo estuviera con Gaby en la universidad, estaríamos a mano y luego de eso todo volvería a tomar el curso "natural" que debía seguir o que nuestras familias habían ordenado.
- ¿Cómo hago para que vuelvas a mí? - me preguntaba aquello una y otra vez y la respuesta siempre era la misma - tengo que jugar sucio, no la obligaré, pero usaré sus puntos débiles a mi favor.
¿Era correcto manipularla para que tuviera sexo conmigo otra vez? Definitivamente no, pero era mi último recurso, quería probarla una vez más, escuchar de su linda boca mi nombre cuando se estuviera estremeciendo de placer, sentir sus labios sobre los míos y sobre mi pene.
Luego de eso me olvidaría de ella como de tantas otras que eran sólo para un rato... Creo que lo que más me gustaba era la idea de tener entre mis brazos a las mujeres de otros.
No sabía quién era el prometido de Gabriela, pero me alegraba de haberla hecho mía antes que él... A menos que su futuro esposo fuera Hoseok, porque ahí él llevaba terreno ganado desde hace mucho tiempo.
Mis pensamientos viajaban demasiado rápido y al final la curiosidad por saber a quién le habían prometido a mi chiquilla caprichosa me atormentaba, ¿quién sería el dueño de todas sus noches? ¿Sería capaz de hacerla gritar durante el sexo? ¿Sería digno para estar entre sus piernas? ¿Se enamoraría de él y se olvidaría de mí? ¿Existiría alguien capaz de ceder ante cada uno de sus berrinches luego de que ella le dedicara su sonrisa más linda? ¿Sería él capaz de mantener en el rostro de mi pequeña una sonrisa cada día? ¿Recordaría cada detalle que ella contara, como que su comida favorita era aquel raro pastel de choclo? ¿Ella le daría toda una explicación detallada de qué era el choclo como lo hizo conmigo? ¿O él se daría cuenta de que cada vez que iba a su restaurante favorito su humor mejoraba tan rápido que te hacía olvidar que minutos antes podría haber sido capaz incluso de crear un desastre natural ante su enojo?
Había muchas preguntas en mi mente y me maldije por preocuparme por ello, esa niña debía apartarse de mis pensamientos y su "feliz vida de casada" también, era responsabilidad de su marido hacerse cargo de ella luego de que ella se hiciera cargo de mí, obviamente...
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Perderte para saber que te amo.
RomanceAlgunas veces la vida no sale como la planeamos, yo por ejemplo no tenía planeado nacer y aquí estoy. Mi nombre es Gabriela, estudiante universitaria en una universidad privada de Ilsan, Corea del Sur y desgraciadamente para mí, me quedan dos estúpi...