27 - Espejismos

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GABRIELA

El lunes por la mañana Hobi pasó por mí para ir a la universidad, no me sentía bien como para conducir, no había dormido y me sentía muy cansada, además los trabajadores de la casa no dejaban de decirme que me veía pálida, de hecho me insistieron en que no debería salir si me sentía mal, que me quedara a descansar, pero ya había faltado una semana completa a la escuela, así que debía ir.

De camino Hobi me llenó de preguntas sobre qué estaba pasando conmigo y se preocupó al ver mi semblante, según él estaba un poco más delgada y además, decía que de ser una linda morena como mi madre, había pasado a ser muy blanca como papá, algo que no sería malo si no fuera porque mi color de piel no era ése, yo no hice caso a ese comentario y elegí contarle todas las tonterías que había hecho y de mi compromiso cancelado, se alegró por mí, pero por el tema de Namjoon me regañó demasiado.

- ¿Cómo se te ocurrió decirle eso? Ahora entiendo por qué el pobre parece león enjaulado que sólo da vueltas de un lado a otro y no ha dejado de preguntarme si sé algo de ti, esta vez te pasaste - sentenció.

- Lo sé, pero es que él vino a buscarme luego de comprometerse y además me exige que no me case con Jk y que me case contigo y después termina cambiando de tema para decirme que me quiere follar, me hartó y tenía que hacerlo pagar y así como yo me siento mal de pensar en él todo el tiempo quería que también la pasara mal... Pero no te preocupes, hoy mismo acabo con su tormento y le digo la verdad - dije arrepentida.

- Está bien, hiciste lo que creíste correcto, pero ya no lo hagas sufrir, sé que no se ha comportado contigo de la mejor manera, pero si vieras las ojeras que tiene te sentirías mal - me dijo.

- Pues mi pinta tampoco es la mejor, pero bueno - comenté y di fin a esa conversación.

Llegamos a la universidad y yo sentía que iba tambaleándome un poco, tomé un par de clases y luego fui a la enfermería, me dieron un medicamento para el mareo y regresé a mi salón, ni siquiera almorcé, no quería levantarme de la silla por miedo a caerme de camino a la cafetería.

Al terminar las clases iba a buscar a Namjoon, pero como me sentía un poco mejor con la pastilla que me dieron elegí irme a nadar un rato, quizá lo que tenía era ansiedad o estrés y eso me relajaría.

Estando lista para entrar a la piscina una mano me detuvo y al ver quién era pensé en que no estaba lista para hablar con él, pero era necesario.

- ¿Puedo saber por qué no te habías presentado a clases? - preguntó Nam.

- Fui a visitar a mi familia - le hablé con mucha calma e hice que me soltara del brazo.

- ¿Y por qué no avisaste? - él estaba molesto pero no me hablaba mal.

- Contemplé las faltas que podía tener sin meterme en problemas y por eso lo hice, no quería que se me justificaran de cualquier forma - hablé con tranquilidad.

- Ok - se limitó a decir.

- Voy a entrar - dije señalando la piscina para que entendiera que quería nadar un rato.

- Primero... Quiero hacerte una pregunta - lo vi esperando a que hablara - ¿por qué con Hoseok sí tuviste una relación larga sin compromisos y conmigo no la quieres? - creí que me preguntaría si estaba embarazada o algo parecido, pero el tema era más complicado, así que sólo suspiré, porque era momento de dejar los rodeos y mis caprichos, estaba cansada y no quería más de seguir haciéndonos daño, lo había decidido en los días que estuve lejos.

- Verás, él siempre me ha tratado como una princesa sin importar nada y no me refiero a las veces que ha cumplido mis caprichos, me refiero a las veces que es un caballero conmigo, y cada vez que tuvimos sexo hacía algo para que no me sintiera utilizada, me daba un beso en la frente, me daba un abrazo, me sonreía lindo o incluso me daba un chocolate o me llevaba a comer a algún lugar que me gustara, siempre me decía cosas lindas y me recordaba que a pesar de que lo nuestro era por placer no debía pensar que me veía sólo como un trozo de carne al que le podía meter el pene para quitarse las ganas y yo con él era igual... En cambio contigo no era así, siempre teníamos sexo y en cuanto te sentías satisfecho me decías que me vistiera y tú también te vestías enseguida, no había ni siquiera un gracias, aunque yo te trataba bien tú no hacías lo mismo.

Perderte para saber que te amo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora