21 - Sí Lo Quiero

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NAMJOON

Sabía que regresar a Gabriela a la universidad era darle la razón, pero eso de que sería su pareja o nos casaríamos me dejó intrigado y quería saber hasta dónde era capaz de llegar por conseguir algo.

Aunque eso sería darle esperanzas y no era justo, pero no podría estar lejos de ella aunque quisiera, aunque estuviera enojado por haberla visto teniendo sexo con alguien más, era egoísta de mi parte, pero la quería junto a mí y tendría que hacer las paces con ella.

Extrañaba demasiado su cuerpo, sus gritos y la forma en que su cuerpo se tensaba cuando estaba por tener un orgasmo que yo estaba provocando, tenerla era una necesidad.

El día siguiente de todo lo sucedido, ninguno de los tres jóvenes "expulsados" asistieron a clases, supuse que sería más por orgullo que otra cosa y lo confirmé cuando regresaron dos días después, entrando victoriosos a mi oficina, pero los dos hombres me daban igual, yo quería hablar con Gabriela.

- Quiero decirles que no pienso disculparme por lo que hice, les di una advertencia y no la cumplieron, pero por petición de mi padre y de su amistad con los suyos es que están aquí, por eso y porque la señorita Gabriela Montecinos - decir su apellido latino me sabía muy bien - habló conmigo y me hizo darme cuenta de que tiene razón, no se le puede negar absolutamente nada - los tres me vieron sorprendidos, pero Jungkook y Hoseok se miraron con una sonrisa de satisfacción que me confirmó que pensaban igual que yo.

- Creo que no hay mucho que decir, pero yo sí le pido una disculpa por la forma en que le grité, aunque volvería a hacerlo si se vuelve a meter con mi pequeña - hizo una pequeña reverencia.

- De mi cuenta sepa que no volverá a pasar, lo sucedido entre ella y yo era cosa de una sola vez - que de pronto me diera esa información tan aparentemente innecesaria me hizo sentir tranquilo porque supe que me mintió cuando dijo que había tenido sexo con él, además, si no iba a volver a estar con él yo podría comenzar mi plan, el cual era simple, coquetearle hasta hacerla caer de nuevo.

Podría parecer un completo hijo de puta, pero lo que Gabriela tenía entre las piernas era el mismísimo paraíso y bien valía la pena arriesgar sólo un poco de lo que tenía por ello.

- Se pueden retirar entonces... Excepto usted señorita - apenas dije eso sus amigos se pusieron a la defensiva - les aseguro que no la trataré mal - dije de lo más tranquilo.

- Descuiden chicos, sabiendo que mi padre nos tiene vigilados no creo que quiera meterse conmigo otra vez - aseguró, pero estaba más que equivocada.

Los chicos salieron no muy convencidos, pero no les quedó mucho por hacer.

- Gabriela voy a ir al grano, después de lo que me dijiste la última vez que nos vimos me quedé bastante confundido, sé que es demasiado arriesgado de mi parte preguntarlo, pero tengo que hacerlo... ¿Estarías dispuesta a tener algo de nuevo conmigo? - insistí una vez más.

- Ya te lo dije... ¿Puedo hablarte de tú otra vez? - no sabía en qué momento el ambiente se había relajado tanto entre nosotros, pero me gustaba y sólo asentí - sin una relación estable de por medio no es posible.

- Pero es que no puedo ofrecerte eso ahora y en realidad nunca, yo estoy comprometido, no sé ni siquiera quién es la mujer con la que me voy a casar, pero no puedo ofrecerte algo así y menos sabiendo que estás enamorada de mí - lo dije sin pensar, pero después de todo en parte era cierto, no sólo era el hecho de que no me gustaran las responsabilidades afectivas.

- Yo también estoy comprometida y eso no me impide querer arriesgarlo todo... Dame una relación de verdad y vas a tener lo que quieras de mí... Pero si no puedes o no quieres, lamento decirte que no habrá nada entre nosotros - comentó algo triste.

- ¿Podrías darme al menos una última prueba como despedida? - mi pregunta la hizo reír.

- Esto no se trata de estar dando pruebas de mí para despedirnos, no soy un alimento que te ofrecen en el supermercado y si así fuera creo que ya tuviste demasiado como para saber si quieres o no tenerme - dijo.

- Precisamente porque lo probé es porque quiero hacerlo nuevamente, me encantas - no sabía si lo que hablaba era mi cerebro o mi pene, pero estaba confesando algo que no debía, le estaba dando poder sobre mí.

- Y tú me encantas a mí, pero no pienso volver a caer en el mismo juego, quise hacerlo y ya vimos que no me salió bien, me rompiste el corazón y fue peor cuando te vi teniendo sexo con otra mujer, ya no quiero más de eso, prefiero casarme con un hombre que no me ama pero por compromiso tendrá que tratarme bien, a estar contigo que me tratas con la punta del zapato sabiendo lo que siento - confesó.

Mi última oportunidad la jugaría de una forma sucia y esperaba que funcionara, me levanté y me puse detrás de la silla donde ella estaba sentada y sin darle oportunidad de apartarse comencé a besar su cuello y a susurrar en su oído, sintiendo su cuerpo erizarse completo.

- Sé que quieres esto tanto como yo y puedes tenerlo sin obligarme a tener una relación contigo, no te engañes - decía mientras mis labios rozaban su piel.

- Sí lo quiero - se puso de pie tomándome por el cuello y besándome, explorando mi boca con la lengua, sentirla era algo que no podía explicar - pero si no me das mi lugar como tu novia ninguno lo va a tener - mordió mi labio y se alejó, era evidente que ponía distancia para no caer a mis pies.

- Lo siento, no puedo - me negué a darle lo que tanto pedía.

- Entonces yo tampoco... Pero si quieres volver a tenerme, estoy dispuesta a olvidar todo lo que ha pasado, aunque para ello tendrás que darme mi lugar, ya no bastan con ratos en tu oficina, ahora quiero tu cama - eso era imposible, podría ser incongruente, pero no planeaba llevar a cualquiera a mi cama, sólo la mujer que ganara mi corazón podría estar ahí y Gabriela definitivamente no era ella.

- Si cambias de opinión ya sabes que basta con tocar esa puerta - dije señalando la puerta por la que tantas veces entró y salió de ese lugar.

- Y si tú eres el que cambia de parecer, ya sabes a dónde me tienes que llevar - su sonrisa era extraña, quería demostrar alegría y seguridad, pero no estaba feliz, otra vez le había hecho daño, y no entendía por qué me lastimaba tanto hacerlo, si sólo la quería para tener sexo, quizá era el hecho de que era una niña a la que no quería quitarle ilusiones, pero era demasiado tarde, me robaría la poca inocencia que estaba seguro su alma aún guardaba.

GABRIELA

Salí de la oficina de Namjoon con el alma un poco rota nuevamente, pero al menos había dicho lo que quería y le había dejado claro que era una relación formal o nada, después de todo yo sabía quién era su prometida y estaba segura que no importaba, ella lo pondría en mis manos sin dudar.

Y sabía que Namjoon estaba cayendo en tentación y con tal de tenerme aceptaría mis condiciones, pero había algo que él no consideraba y era que lo haría creer que lo había perdonado, aunque volviera a romperme el corazón.

Mi padre lo había hecho pagar a su modo, pero aún faltaba que lo hiciera  yo misma, ya vendría mi venganza por la forma en la que me habló y por haberme echado de la universidad por hacer algo que no era distinto a lo que él hizo.

Si Namjoon quería jugar a manipularme, se toparía con pared, porque ya me había dado cuenta de sus intenciones y aunque nos tocara perder a los dos, lo haría pagar y le daría donde más le dolía...

Perderte para saber que te amo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora