En mi búsqueda de respuestas, había discutido el asunto con varios compañeros de clase, incluso lo consulté con Tobías, quien era el único que sabía la identidad de mi enamorado. A ti siempre te decía que era un chico de mi barrio y a los demás les mentía, alegando que quería ayudar a una amiga. Sin embargo, no importaba con quién hablara, siempre llegaba a la misma conclusión: él no me veía como mujer, o al menos no se sentía atraído por mí como tal. Solo pensar en ello me entristecía profundamente; lo apreciaba mucho y no quería perderlo, por lo que una idea absurda cruzó por mi mente.
Llevar a cabo ese absurdo plan me tomó varios días; quería que fuera perfecto y tenía que ser en un día en que él estuviera libre por la mañana, ya que estaría en su departamento, lo cual confirmé con un mensaje al despertar. Aproveché que tenía educación física para ejecutar mi plan: debajo de mi buzo llevaba unos leggins, en mi mochila unas balerinas, y bajo mi casaca escondía una blusa algo escotada. Afortunadamente, ese día mi papá no me llevó porque tenía mucho trabajo, así que viajé en autobús. Me bajé varias cuadras antes del colegio y no sabía cómo quitarme el uniforme hasta que encontré una casa abandonada. Me escondí bien, me quité el uniforme rápidamente y lo guardé en mi mochila. Al salir, más tranquila, tomé otro autobús y casi una hora después estaba frente a su edificio. Me armé de valor, entré sin problemas ya que el de seguridad me conocía, subí en el ascensor y al llegar a su puerta, me detuve con la respiración agitada, hasta que finalmente me atreví a tocar.
- Un momento – dijo Joaquín desde adentro. Tras unos segundos, abrió la puerta, llevando solo una toalla alrededor de su cintura. Su pecho desnudo me hizo sonrojar, especialmente cuando su expresión cambió al verme de pie frente a él.
- Hola – dije tímidamente, tragando saliva, pues nunca lo había visto así.
- ¿Qué haces aquí, Makarena? – preguntó con enfado.
- Yo... quería verte – respondí, intentando abrazarlo por el cuello para besarlo, pero él giró su rostro y apartó mis brazos.
- No, Makarena, esto no está bien. Deberías estar en el colegio, no aquí. ¿Y si alguien te reconoce o te ve en este lugar conmigo? – expresó Joaquín, visiblemente molesto.
- No lo pensé, pero... ¿no te gusta mi sorpresa, o esperabas a alguien más? – pregunté, decepcionada.
- ¿A quién esperarías? - Preguntó con incredulidad, cruzándose de brazos.
- No estoy seguro, pero creo que ya me voy. - Respondí con un tono de tristeza.
- Espera, me cambio y te llevo yo mismo. Pero primero, déjame hacer una llamada para justificar tu ausencia y evitar que contacten a tus padres. Por favor, espérame aquí. - Joaquín dijo, cerrando la puerta al entrar en su casa. Tomó su celular y se dirigió a su habitación; una vez allí, lo observe tan sexy, recordé el plan que tenía; si ya estaba allí, al menos lo intentaría.
Esperé de pie en la puerta de su habitación a que terminara la llamada. Era la primera vez que entraba; todo estaba en perfecto orden. Él estaba agachado, revisando los cajones de su armario. Avancé con cierta timidez hacia él y toqué su hombro. Noté cómo se sobresaltó al ponerse de pie. Pero antes de que pudiera decirme algo o terminar de levantarse, lo atraje por el cuello y lo besé, al principio, él permaneció inmóvil, pero tan pronto como reaccionó, continuó moviendo sus labios con esa majestuosidad única que poseía, me tomo de la cintura, cosa que aproveche para introducir mis dedos por sus cabellos, profundizando aún más el beso, sentí la necesidad de tocar su piel, así que deslice mis dedos por su cuello hasta su pecho, para luego pasarlos por su espalda, al sentir mis caricias, note como se su respiración se agitaba igual que la mía, sin darnos cuenta entre caricias llegamos al borde de su cama, subió sus manos por mi espalda sin dejar de besarnos salvo para recuperar la respiración, para volver con más intensidad, me sentía en las nubes, no sabía que podía sentirse tan bien, había comenzado a sentir como se humedecía mi vagina, cuando el apretó mis glúteos para sentarme en la orilla de su cama, bajo sus besos por mi cuello, haciéndome soltar suspiros, yo seguía acariciando su piel lo más que podía besándolo de vez en cuando, desabrocho mi blusa, volviéndome a besar con completa pasión, baje mis manos hasta el nudo de la toalla, pero él me detuvo, regresando mis manos a su pecho, termino de quitar mi blusa, repartiendo cálidos y dulces besos desde mi boca hasta el nacimiento de mis senos, yo solo me perdía en ese mar de nuevas sensaciones, soltando cada vez más sonoros suspiros de placer, sus manos subieron por mi espalda mientras volvía a devorar mis labios, cuando escuche abrirse el broche de mi brasier, al sentir como se separaba dejando mi espalda descubierta por completo, me estremecí tanto que sin quererlo gemí, En ese momento, él, apretando con fuerza sus puños y exhalando intentando controlarse, se detuvo y se alejó, dejándome completamente sorprendida por lo sucedido, pero sobre todo, molesta y decepcionada.
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TU, EL DUEÑO DE MI AMOR
Teen Fictioncuando crees que un amor de la adolescencia lo es todo en la vida, y termina siendo el peor error de todos, decides escapar, huyendo del dolor, la traición y los arrepentimientos de las malas decisiones, dejas tu vida atrás, pero las consecuencias t...