Sin darnos cuenta, terminamos los exámenes y ahora solo nos queda esperar el ansiado viaje de promoción. Ya sabía de antemano que Joaquín no iría con nosotros, lo cual, por un lado, me tranquiliza, ya que podré disfrutar del tiempo con Tobías sin sentirme culpable o apenado por su ausencia.
Como era nuestra costumbre, un día antes del viaje, Tobías vino a buscarme para pasear y encontrar algún callejón o rincón escondido, donde solía arrinconarme mientras me besaba de forma desenfrenada, aunque quería seguirle el paso, sus toscas caricias, y sus constantes intentos de desvestirme, ese comportamiento me llevaba a empujarlo, impulsada por el miedo a sus actos y porque a menudo me dejaba sin aliento. Cuando esto ocurría, solía enojarse, alejarse de mí o incluso dejarme sola en el lugar, para luego regresar al día siguiente como si nada hubiera pasado. Al sentirlo distanciarse, bajé la mirada con resignación, preparándome para volver a casa sola una vez más, pero me sorprendió el suave roce de sus dedos en mi mejilla y, con una sonrisa, se acercó a mi oído.
- Mañana inicia el viaje de promoción, y quiero que pasemos juntos el mayor tiempo posible. Te esperaré en el autobús; deseo disfrutar del viaje contigo, así que no llegues tarde –dijo Tobías antes de darme un breve beso de despedida.
- Está bien –murmuré embelesada, para luego verlo alejarse.
Al llegar a casa, ya caía la noche. Subí a mi habitación y, recordando las palabras de Tobías, vacié mi maleta y volví a empacar, seleccionando las prendas más bonitas y un poco osadas que tenía, principalmente porque quería igualar el buen estilo de mi enamorado, el cual era elogiado por la mayoría de mis compañeras. Satisfecha con mi equipaje, me acosté muy feliz, tan emocionada por el viaje que tuve un sueño romántico, del cual me despertó mi madre.
- Hija –dijo mi madre, sacudiéndome suavemente.
- Mmm –respondí sin entusiasmo.
- Es hora de levantarse, hoy es el día de tu viaje –indicó mi madre.
- Dame unos minutos, aún tengo sueño –contesté medio dormida.
- Debes prepararte para llevar tus cosas al colegio, si no, perderás el autobús y tendrás que quedarte con nosotros. –Dijo mi mamá, alejándose un poco, sabiendo que esas palabras me harían reaccionar.
- ¡Qué!, ¡No, ya me preparo!, no me perdería el viaje por nada. –Exclamé saltando de la cama, mientras mi madre me observaba riendo.
- Todavía es temprano, así que vístete y te esperamos para desayunar. –Continuó mi mamá, llevándose mi maleta.
Me vestí tan rápido como pude; ya había elegido mi ropa, pero aún así tardé demasiado mirándome al espejo. Cuando bajé a desayunar, mi padre me miraba sonriendo.
Disfrutamos de un hermoso momento en familia. Al terminar, mi padre llevó mi maleta al coche. Aunque me faltaba la mochila, seguí a mi padre. Al llegar al jardín, me paralicé al ver a Joaquín, quien al notarme intentó sonreír, pero su mirada triste lo traicionaba. Estaba tan sorprendida que no supe qué hacer hasta que sentí una mano en mi hombro.
- Ya casi terminas el colegio, por eso tu padre y yo decidimos que es hora de terminar con el castigo (la miré asombrada), yo lo llamé, te está esperando. –Dijo mi mamá, empujándome suavemente. Aún incrédula, miré a mi padre, él asintió y entró a la casa con mi mamá, dejándonos solos.
Avancé hacia él con pasos torpes y lentos, con la respiración agitada, sin saber qué decir, hasta que, sin darme cuenta, ya estaba frente a él.
- Hola. – Murmuré sin atreverme a mirarlo a los ojos.
- Hola, ¿cómo has estado? – Preguntó Joaquín con una voz tranquila que me sorprendió, lo que me hizo levantar la vista, pero entonces él evitó mi mirada.
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TU, EL DUEÑO DE MI AMOR
Ficção Adolescentecuando crees que un amor de la adolescencia lo es todo en la vida, y termina siendo el peor error de todos, decides escapar, huyendo del dolor, la traición y los arrepentimientos de las malas decisiones, dejas tu vida atrás, pero las consecuencias t...