CAPITULO 1: REVIVIENDO EL PASADO (8)

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Cuando llegó nuevamente el fin de semana, Makarena decidió finalmente relajarse. Para distraerse del trabajo, se levantó temprano y llamó a Alice.

- ¡Aló! –respondió Alice desde el otro lado de la línea.

- Hola Alice, ¿cómo has estado? –preguntó Makarena.

- Hola amiga, pensé que habías vuelto a desaparecer. –comentó Alice.

- No, te dije que no me iría. El motivo de mi llamada es para saber si podemos vernos. –explicó Makarena.

- Claro, si quieres puedes venir a mi casa. Lucho saldrá todo el día con Tobías. –invitó Alice.

- Perfecto, entonces iré para allá. –aceptó Makarena.

- Sí, recuerda que aún tienes que contarme esa historia. –recordó Alice.

- Lo sé, nos vemos allá. –concluyó Makarena.

Colgó el teléfono, se arregló un poco, tomó su auto y partió hacia la casa de su amiga. En el camino, se detuvo en una tienda para comprar algunos aperitivos. Al llegar a la casa de su amiga, sintió temor de tocar la puerta por la posibilidad de encontrarse con Tobías, pero su compromiso con Alice la motivó a seguir adelante. Su alivio fue inmenso cuando Alice le abrió la puerta con una gran sonrisa.

- Amiga, pasa. – Invitó Alice al verla con las bolsas.

- Está bien. – Respondió Makarena, ingresando aún con algo de temor.

- ¿Ya desayunaste? – Preguntó Alice mientras cerraba la puerta.

- No, por eso traje algo para comer. – Explicó Makarena, mostrando las bolsas.

- Entonces, preparemos todo para comenzar. – Propuso Alice.

Las dos amigas caminaron hacia la cocina, donde entre bromas y carcajadas prepararon tantos aperitivos como pudieron. Colocaron uno por uno en la mesita del salón y, una vez terminado todo, empezaron a disfrutarlos mientras seguían charlando. Fue entonces cuando Alice decidió que era momento de seguir con la historia.

- Vamos Makarena, sigue contando, estoy ansiosa por saber qué pasó con el atractivo Profesor Joaquín - expresó Alice con emoción.

- Está bien, cálmate. Si te prometí que te lo contaría todo, así será. Como bien sabes, él se había comprometido a darme clases de guitarra. Hasta el día de la primera lección, todo transcurría con normalidad. Ese día, como cada jueves, mi madre saldría a pasear con sus amigas y mi padre seguía en el trabajo.

- Por favor, Makarena, cuídate mucho, hijita, y si ese hombre te hace algo, llámame inmediatamente. Lamento no poder estar ahí para ver lo que sucede. – Dijo mi mamá al despedirse.

- Está bien, mamá, te llamaré si pasa algo. – Respondí.

Me aburría viendo dibujos animados en la televisión cuando sonó el timbre. Distraída, no pregunté quién era y abrí la puerta. Joaquín estaba allí, con su guitarra al hombro, vestido con bermudas de jean, mocasines y un polo blanco que se ajustaba perfectamente a su cuerpo. Sin mostrar sorpresa por su presencia, me hice a un lado para dejarlo entrar y, sin mediar palabra, caminé hacia la sala y le señalé mi guitarra.

- Tienes una guitarra muy hermosa. – Comentó Joaquín mientras la examinaba.

- Mis padres me la compraron —dije.

- Bueno, aún necesita un poco de afinación —dijo Joaquín, extrayendo un afinador del estuche de su guitarra para colocarlo en el borde y empezar a mover las cuerdas suavemente mientras las afinaba.

TU, EL DUEÑO DE MI AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora