TTomé la cajita con curiosidad entre mis manos, la giré observando cada detalle de su decoración. Con nerviosismo la abrí y dentro, en una almohadilla y envuelta, había una cadenita dorada. La saqué por completo y la observé detenidamente; era una hermosa flor que nunca había visto en mi vida, aunque parecía tener una mancha. Al acercarla para ver qué era, me di cuenta de que tenía grabada una pequeña "J". Con ilusión, la guardé de nuevo en su cajita, dejé las cosas al lado de mi cama y me senté en la computadora a esperarlo. No pasó mucho tiempo, ya que cinco minutos después él se conectó.
v Hola preciosa, ¿viste mi obsequio?
v Sí, estuvo muy lindo, gracias.
v Lo hice con mucho cariño para ti; de hecho, tenía dos regalos: uno por si me aceptabas y otro por si no lo hacías.
v ¿En serio? ¿Qué había en el otro regalo?
v Es algo que no sabrás, a menos que me convenzas con besos. Por cierto, ya te extraño.
v Yo nunca me atrevería a hacer algo así.
v Lo sé, por eso lo mencioné. Tranquila, solo intento ser cariñoso con mi hermosa enamorada.
v No soy hermosa.
v Para mí sí lo eres, y no me canso de decírtelo. En serio, me haces sentir como en mi adolescencia cada vez que hablo contigo o estoy a tu lado. Me llenas de felicidad; no tienes idea de cuánto te quiero.
v Yo... no sé qué decir.
v Sé que todo esto es nuevo para ti, así que no te preocupes, poco a poco las cosas fluirán naturalmente. Para mí es más fácil porque ya tengo algo de experiencia.
v Lo sé, es solo que me gustaría poder hacerlo así, pero me da miedo.
v Está bien, creo que lo mejor es que avancemos a tu ritmo, preciosa.
v Está bien.
v Bueno, espero que podamos vernos pronto. Ten por seguro que esperaré hasta que tengas tiempo; no te sientas presionada, te quiero.
Continuamos conversando durante mucho tiempo, tanto que no me di cuenta de que ya era tarde hasta que él me lo mencionó. Así que nos despedimos. Fue una conversación algo extraña para mí; no podía acostumbrarme a sus muestras de afecto y, aunque me hubiera gustado responder con la misma intensidad, no podía hacerlo, me resultaba complicado. Pero, aun así, con todas esas emociones a flor de piel, me fui a dormir con la sola idea de que había tomado una buena decisión.
La mañana siguiente, mientras me preparaba para ir al colegio, decidí ponerme la cadenita que tanto me gustaba y que era lo suficientemente larga como para esconderla bajo mi uniforme. Era evidente que él había pensado en eso. Esa mañana había formación, así que tenía que llegar más temprano de lo habitual. Ya en el colegio, charlaba con algunos compañeros cuando comenzó la ceremonia de formación. Al mirar al frente, lo vi allí y me puse nerviosa, pero no estaba preparada para lo que sentiría al verlo moverse y notar el brillo de una cadenita dorada en su cuello, destacándose contra su piel. Mis mejillas se encendieron aún más cuando él me miró y sonrió. Yo le devolví la sonrisa, sin atreverme a mirar de nuevo, abrumada por la vergüenza.
Así, sin planearlo, pasó nuestra primera semana juntos. Por distintas razones no pudimos vernos en esos días; solo charlábamos por el chat, donde me encontraba casi toda la tarde. A mediados de semana, mis padres me sorprendieron con un teléfono celular. En cuanto lo tuve, le compartí mi número. Él comenzó a enviarme hermosos mensajes cada día desde el amanecer y conversábamos mucho por llamadas, especialmente en los días que él no asistía al colegio. Sus gestos de afecto y sus palabras amorosas me hacían sentir que podía transmitirme todo con tan solo una sonrisa o una mirada cómplice. En el colegio, manteníamos distancia para evitar rumores.
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TU, EL DUEÑO DE MI AMOR
Novela Juvenilcuando crees que un amor de la adolescencia lo es todo en la vida, y termina siendo el peor error de todos, decides escapar, huyendo del dolor, la traición y los arrepentimientos de las malas decisiones, dejas tu vida atrás, pero las consecuencias t...