A medida que se acercaba la hora acordada, cambiaron el rumbo hacia el lugar donde se encontrarían con Tobías y Lucho. Cerca ya, distinguieron las siluetas de los dos hombres, de pie junto a la escalera. Makarena se tensó, apretando las manos en un intento por controlar sus nervios, hasta que finalmente se encontró frente a ellos, quienes se sorprendieron al ver a Alice.
- Hola, pensé que nos encontraríamos solos -dijo Tobías, acercándose a saludar.
- Hola, yo pensaba lo mismo -respondió Makarena, estrechando la mano de Tobías y esquivando el beso en la mejilla que él intentaba darle.
- La traje para que me acompañara -explicó Tobías, saludando a Alice.
- Yo vine por la misma razón -replicó Alice con sarcasmo.
- Entonces, ¿qué haremos? Es un placer verte de nuevo, Makarena -dijo Lucho, saludando a Makarena antes de besar a su esposa.
- También es un placer verte, Lucho. Veo que haces muy feliz a mi amiga -comentó Makarena.
- Hago lo mejor que puedo -dijo Lucho, rascándose la nuca.
- Me alegra que sean felices -afirmó Makarena, ignorando a Tobías.
- Gracias -dijo Lucho, quien, al notar el enfado en el rostro de su amigo, optó por guardar silencio.
- Ya que sobramos en esta conversación, cariño, creo que lo mejor es que nos distanciemos para que puedan hablar. –Dijo Alice, tomando del brazo a su esposo.
- Creo que tienes razón. –Afirmó Lucho, dejándose llevar por Alice.
- Amiga, ya sabes, si necesitas algo, llámame o solo grita, estaré cerca. –Dijo Alice alejándose y provocando la risa de Makarena.
- No entiendo qué le pasa, como si yo fuera a lastimarte. –Comentó Tobías entre risas, borrando la sonrisa de Makarena, quien apartó la mirada.
- Vamos. –Instó Makarena, empezando a caminar.
- ¿Hacia dónde? –Preguntó Tobías, siguiéndola.
- Hay demasiada gente aquí, necesitamos un lugar más tranquilo para hablar, a menos que prefieras que te lo diga todo aquí. –Explicó Makarena, deteniendo su paso.
- No, dime a dónde quieres ir y te seguiré. –Respondió Tobías, claramente feliz.
- Yo que tú, borraría esa sonrisa. –Advirtió Makarena, mirándolo seriamente.
- Entiendo que es un asunto serio, pero no puedo evitar sentirme feliz, pensé que tardarías más en llamarme, y no puedo contener mi emoción. –Expresó Tobías.
- Te dije que te llamaría. –Mencionó Makarena, minimizando el asunto.
- Sí, pero no dijiste cuándo, por eso me emociona que haya sido tan pronto. –Confesó Tobías, manteniendo la sonrisa que tanto molestaba a Makarena.
- De cualquier manera. –Dijo Makarena, caminando hacia la playa, alejándose del camino. El lugar estaba desolado y algo oculto, perfecto para que Alice pudiera esconderse cerca en caso de necesitarla, por lo que se detuvo.
- ¿Aquí? –Preguntó Tobías, examinando el lugar con atención.
- Sí, este lugar está bien –dijo Makarena.
- Bueno, es bastante discreto y escondido. No estarás planeando matarme, ¿verdad? –dijo Tobías, sonriéndole a Makarena, quien respiraba profundamente intentando calmar sus nervios y el terror que le causaba estar en un lugar así, especialmente a solas con él.
- Deja de decir tonterías, hemos venido a conversar, no a hablar cosas sin sentido –dijo Makarena, algo enojada.
- Tranquila, solo quería animar un poco el ambiente, no tienes por qué ponerte así –dijo Tobías con reproche.
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TU, EL DUEÑO DE MI AMOR
Ficção Adolescentecuando crees que un amor de la adolescencia lo es todo en la vida, y termina siendo el peor error de todos, decides escapar, huyendo del dolor, la traición y los arrepentimientos de las malas decisiones, dejas tu vida atrás, pero las consecuencias t...