CAPITULO 1: REVIVIENDO EL PASADO (2)

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- Hola –susurró Makarena, bajando la mirada al reconocer la voz. Retiró su mano de la corteza y se giró lentamente, intentando ocultar la tensión que le causó oír su voz y los nervios de volver a verlo–. Pensaba distraerme un rato a solas, pero parece que será imposible. ¿En qué puedo ayudarte? –preguntó, mirando seriamente a Tobías.

- Eh, bueno, primero que nada, creo que se empieza con un saludo, ¿no? Así que, hola. Hace mucho tiempo que no sé nada de ti –respondió Tobías, tratando de ocultar su nerviosismo.

- Es cierto, hacía mucho que no te veía; así que, hola –replicó Makarena, fingiendo desinterés.

- ¿Hola? ¿Es que solo vas a seguir lo que te digo? ¿No tienes nada más que decir? –Tobías se irritó ante las frías palabras de Makarena.

- ¿Yo? –Makarena se tocó el mentón, fingiendo reflexión– No, no tengo nada que decirte.

- Apareces después de diez años y no tienes nada que decirme, ¿solo respondes a mi saludo? –Tobías elevó la voz, visiblemente molesto.

- ¿Qué esperabas? ¿Que te dijera adiós? No entiendo por qué te molestas. Me saludaste y te respondí. Sería diferente si ni te contestara y me fuera –Makarena fingió ignorancia.

- Tienes razón, solo esperaba algo más –Tobías bajó la mirada, decepcionado.

- ¿Algo como qué? Dime qué quieres que te diga y lo haré –Makarena continuó haciéndose la desentendida.

- Lo que realmente quiero son varias cosas, pero lo más importante es una explicación. (Makarena se tensó al reconocer la dirección de la conversación) Desapareciste por diez años y ahora vuelves como si nada hubiera pasado, ¿qué ocurrió? – Preguntó Tobías, apretando sus puños intentando controlar su nerviosismo creciente.

- ¿Explicación? No te debo ninguna explicación. – Respondió Makarena, sorprendiendo a Tobías, quien fue consumido por la ira.

- ¿Cómo que no tienes nada que explicar? Simplemente desapareciste sin despedirte, te busqué, te llamé y nunca respondiste, te escribí miles de mensajes y nada, fue como si la tierra te hubiera tragado, nadie sabía nada de ti, ni siquiera nuestros amigos. Me abandonaste cuando se suponía que teníamos una relación y ahora vienes y dices que no me debes explicaciones. – Exclamó Tobías encolerizado, muy molesto, agarrando con fuerza los brazos de Makarena, quien no mostró sorpresa por su acción.

- Primero, cálmate y suéltame porque me estás lastimando. – Dijo Makarena, mirando fijamente a Tobías.

- Lo siento, de verdad discúlpame, fue solo un impulso, no quise hacerlo. – Se disculpó Tobías, soltando a Makarena.

- Lo sé, (suspira) ya me lo esperaba (murmura). Mira, la única explicación que te daré es la misma que les di a las chicas: si me fui hace diez años, fue porque mi padre consiguió un trabajo en el extranjero y, como no hubo tiempo, no me despedí de nadie. Tuve que cambiar de correo y número, por eso nunca recibí tus mensajes o llamadas, y eso es todo. – Explicó Makarena, intentando sonar convincente.

- ¿Eso es todo? No te creo nada. Sé bien que tus padres habían decidido no irse porque tú se lo pediste. Lo sé porque me lo confesaste antes del viaje de promoción, pero luego, en medio del viaje, desapareciste sin decir nada. Te busqué, pero ya te habías ido. – Dijo Tobías con tristeza.

- ¡Ah! Ese viaje, veo que aún lo recuerdas – dijo Makarena con resentimiento, evitando su mirada.

- Sí, cómo podría olvidarlo, si fue lo mejor y lo peor de mi vida. Le revelé todos mis sentimientos a mi mejor amiga, ella prometió quedarse a mi lado, y cuando me di la vuelta, ella había desaparecido – replicó Tobías con amargura, provocando una sonrisa en ella.

TU, EL DUEÑO DE MI AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora