Nos dividieron en grupos y subimos a los botes; ya en alta mar, todos saltamos al agua con chalecos salvavidas para nadar cerca de las tortugas que nadaban a nuestro alrededor. El chico del bote nos tomaba fotos, cuando de repente sentí que alguien me tocaba la cintura. Al girarme, pensando que era Tobías, me sorprendí al ver que era otro chico.
- Lo siento, estaba nadando y choqué contigo - dijo el chico.
Simplemente lo miré y me alejé, pero él siguió chocando con diferentes personas unas cinco veces más. Tobías estaba en el bote, pero al mirarlo, estaba tomándose fotos muy afectuoso con las chicas, abrazándolas e incluso besando sus mejillas a petición. Esa situación me enfureció tanto que decidí salir del agua y sentarme a esperar a los demás.
El encargado del bote me ayudó a subir, me envolví en mi pareo cubriendo un poco más mi cuerpo y me senté a contemplar el paisaje. Entonces sentí que alguien se sentaba a mi lado; al girar mi cabeza, me encontré con la sonrisa burlona de Tobías.
- Te advertí lo que pasaría, pero tú, terca, no quisiste escuchar; la próxima vez haz caso a lo que digo - dijo Tobías, sonriendo ampliamente.
- Hablas con tanta seguridad, pero para tu información, no subí porque me molestaran o porque te vi muy contento tomándote fotos con ellas - respondí con sarcasmo, intentando borrar su sonrisa.
- Entonces, dime, ¿por qué subiste tan rápido? -preguntó Tobías.
- Porque me dio frío -respondí, cubriéndome más con mi pareo.
- Sabes bien que eso no es cierto, ¿crees que no vi cómo se te acercaban? -Tobías habló con seriedad.
- Si viste eso, ¿por qué no hiciste nada? ¡Ah! Ya recuerdo, estabas demasiado ocupado tomándote fotos con ellas como para intervenir -dije, mirándolo fijamente.
- Ya te advertí, así que no tenía por qué intervenir -dijo Tobías, fingiendo desinterés.
- Te dije que no es por eso, solo tengo frío, ¿es tan difícil de entender? -dije, algo molesta.
- No te creo, pero está bien, haz lo que quieras. Yo voy a volver al agua, me están esperando -dijo Tobías, dándome un beso en la mejilla antes de lanzarse de nuevo al agua, donde fue recibido con aplausos.
Después de almorzar, todos suplicamos a los adultos que nos dejaran quedarnos en la playa, y tras insistir mucho, accedieron.
Me senté en la orilla, sin ganas de jugar, hasta que Tobías me cargó en sus brazos y me llevó al agua a la fuerza. Al principio me molestó, pero al verlos a todos divirtiéndose, empecé a disfrutar tanto que olvidé la pelea que habíamos tenido horas antes. Lo que comenzó con juegos inocentes, como salpicarnos agua o jugar a las atrapadas, para él tomó otro sentido, cada vez que me atrapaba me ajustaba de la cintura haciéndome chocar con fuerza mi trasero en su pelvis, sin importarle el cómo me sentía.
Creí que se detendría, tomando en cuenta la presencia de los demás, pero eso no le fue impedimento para besarme con más énfasis, de forma demandante, introduciendo sin compasión su lengua dentro de mi boca, empujándome poco a poco mar a dentro, cuando la marea me llegaba cerca al pecho, comenzó a acariciarme de forma más efusiva, me apretaba demasiado a su cuerpo, y aunque no puedo negar, que me gustaba fuera cariñoso, el extremo de sus acciones, me causaban asombro y hasta temor, por la falta de costumbre a ese tipo de caricias.
Aquella noche, nos alojamos en una ciudad cercana ya que se nos había hecho tarde para continuar hacia nuestro próximo destino. Me tocó compartir la habitación contigo y con otras dos chicas. A pesar del ajetreo del día, en cuanto llegamos, todas cayeron rendidas en un profundo sueño, mientras yo permanecía despierta, inquieta, reviviendo en mi mente las caricias de Tobías aquella tarde, recuerdos que no me dejaban tranquila, hasta que el sonido del teléfono me alerto, con un mensaje de él.
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TU, EL DUEÑO DE MI AMOR
Novela Juvenilcuando crees que un amor de la adolescencia lo es todo en la vida, y termina siendo el peor error de todos, decides escapar, huyendo del dolor, la traición y los arrepentimientos de las malas decisiones, dejas tu vida atrás, pero las consecuencias t...