Makarena estaba sentada esperando los resultados de sus exámenes, comiendo alegremente con Alice, cuando un mensaje llegó a su amiga, poniéndola muy nerviosa. Makarena la ignoró y aprovechó para comerse la mayor parte del desayuno.
- Te veo aprovechándote, no porque estés embarazada puedes comerte lo mío. –Dijo Alice, sacándole una sonrisa a Makarena.
- Se me antojó, no puedes negarme eso. –Respondió Makarena, terminando el desayuno de Alice.
- Makarena, yo también tengo hambre. –Se quejó Alice indignada.
- Bueno, a diferencia de mí, tú sí puedes ir a comprar todo lo que quieras; yo no puedo hacer nada hasta que me den el alta. –Explicó Makarena con un puchero.
- ¡Cómo te aprovechas de mí! –Exclamó Alice, fingiéndose ofendida.
- Anda, toma dinero de mi cartera y cómprate algo rico para desayunar, mientras yo sigo esperando. –Propuso Makarena.
- Está bien, solo porque insistes. –Aceptó Alice, tomando dinero y saliendo de la habitación, consciente de que su amiga necesitaba estar sola.
Makarena encendió el televisor y, mientras comía unos bocadillos que había tomado de Alice, buscó algo para ver, dejándolo finalmente en dibujos animados.
- Veo que la costumbre de comer en la cama viendo dibujitos no se te quita con los años. –Comentó Joaquín, apoyado en la puerta del cuarto de Makarena, sorprendiéndola hasta hacerla atragantar con la comida y comenzar a toser.
- Tú... –Logró decir Makarena entre toses.
- Ya, tranquila, respira, mira (le ofrezco una bebida), toma un poco de agua. –Dijo Joaquín, ayudándola a sentarse.
- ¿Qué haces aquí? –Preguntó Makarena, sorprendida al ver a Joaquín.
- ¿Yo? Vine a verte. –Respondió Joaquín, acariciando el rostro de Makarena, quien comenzó a llorar.
- Yo creí que te habías ido. –Murmuró Makarena entre lágrimas.
- Ese era el plan. –Confesó Joaquín, abrazando a Makarena contra su pecho mientras ella empezaba a sollozar.
- Pensé que nunca volvería a verte, por favor, no te vayas, no me dejes. –Suplicó Makarena, aferrándose a la camisa de Joaquín.
- Tranquila, aunque me eches, no pienso irme de tu lado. –La consoló Joaquín.
- Perdóname, perdóname, nunca debí dudar de nosotros, me equivoqué, pero nunca te traicioné, tienes que creerme, no me atrevería a hacerlo, te amo demasiado. –Confesó Makarena entre sollozos, conmoviendo a Joaquín, quien la acurrucó aún más.
- Lo sé, no tienes que decirlo, te creo. –Aseguró Joaquín.
- No, mírame (se separó de él, mirándolo a los ojos). Joaquín, nunca me acosté con Tobías, nunca lo dejé tocarme, el único hombre al que me entregué mientras he estado aquí eres tú, y eres el único que quiero que me toque por el resto de mi vida. –Reveló Makarena, sorprendiendo a Joaquín.
- Makarena... –Dijo Joaquín, sorprendido.
- Te amo, Joaquín, y lamento lo que pasó estos meses, lamento las dudas, los problemas, las discusiones, todo. Ni siquiera sé qué me hizo dudar, pero hoy más que nunca quiero que sepas que eres el hombre que más amo en el mundo, y no quiero perderte, no por esto, ni por nada. Por favor, perdóname, perdóname y vuelve a mi lado, por favor. –Rogó Makarena, con lágrimas en los ojos, mientras Joaquín, aún asombrado, no pudo evitar sonreír.
- He venido a pedirte perdón -dijo Joaquín.
- ¿Qué? ¿Por qué? -preguntó Makarena, sorprendida.
ESTÁS LEYENDO
TU, EL DUEÑO DE MI AMOR
Ficção Adolescentecuando crees que un amor de la adolescencia lo es todo en la vida, y termina siendo el peor error de todos, decides escapar, huyendo del dolor, la traición y los arrepentimientos de las malas decisiones, dejas tu vida atrás, pero las consecuencias t...