CAPITULO 1: REVIVIENDO EL PASADO (9)

10 2 1
                                    

"Ahora, ¿qué hago? ¿Cómo se lo entrego? No voy a poder ni mirarlo a la cara", pensaba mientras subía a mi habitación con la guitarra en mano. Pasé toda la tarde tocando las melodías que él me enseñó; en cada nota, revivía los eventos de esa tarde. Varias veces me encontré tocándome los labios, pero en ese momento recordé y me invadió el nerviosismo, ya que al día siguiente tendría clases con él.

La mañana siguiente llegó, y yo estaba más que nerviosa. Mi padre, como cada mañana, me llevó al colegio. Una vez que me bajé del auto y él se fue, me quedé de pie en la entrada, dudando si entrar o irme. No sé cuánto tiempo estuve allí hasta que Tobías me jaló y me hizo entrar. Como cada mañana, era hora de la formación y, sin querer, me encontré buscando entre los maestros a uno en particular, pero no estaba. Eso me resultó extraño; pensé que solo llegaría tarde. Sin embargo, cuando llegó la hora de su clase, no apareció, lo que me hizo sentir culpable por lo ocurrido el día anterior. Los días y la semana pasaron sin verlo, y un maestro nos informó que no asistía porque un familiar estaba enfermo. Eso alivió mi culpa, pero su ausencia hizo que poco a poco le restara importancia a lo sucedido, hasta casi olvidarlo. Cuando llegó la hora de su siguiente clase, pensé que nuevamente no se presentaría, así que me acerqué a Lucho y a ti, y me senté en su escritorio mientras charlábamos con normalidad, hasta que escuchar su voz me tensó por completo, reviviendo los recuerdos de aquel día y haciéndome sentir avergonzada de nuevo.

"Buenos días, alumnos, por favor tomen asiento", dijo Joaquín mirándome fijamente. Yo lo miré de soslayo y sin decir palabra me dirigí a mi lugar, fingiendo desinterés.

Fue la clase más larga que había experimentado, en parte porque no podía dejar de mirarlo. Mientras lo hacía, recordaba la sensación de sus labios sobre los míos. Cuando él dirigía su mirada hacia mí, yo pretendía mirar hacia otro lado, pero era tan mala actriz que, al volver a mirarlo, encontraba su mirada acompañada de una enorme sonrisa, lo que me descolocaba aún más; especialmente al recordar que debía encontrar el momento para entregarle el dinero que mi madre me había enviado.

Al finalizar la clase, él pidió a todos los alumnos que se retiraran y, por primera vez, todos obedecieron. Sabía que esa era la oportunidad que estaba esperando, así que saqué un sobre, coloqué el dinero dentro, me acerqué a su escritorio mientras él recogía sus cosas, dejé el sobre sobre unos papeles y me alejé sin decir nada. Sin embargo, me detuve al escuchar sus palabras.

- Makarena, ¿puedes explicarme qué es esto? - Pregunté algo enojado al ver el contenido del sobre.

- Mis padres me dijeron que te lo entregara, es el pago por las enseñanzas que me has dado - respondí muy nerviosa, sin voltear.

- ¿Es por eso que no me miras? - susurró Joaquín - Agradece a tus padres, pero diles que no era necesario.

- Se lo diré - contesté caminando hacia mi asiento. Sentía mi rostro arder de los nervios, mi respiración agitada era incontrolable. Me senté de nuevo y fingí leer algo en mi cuaderno. Cuando sentí que él salía del aula, levanté la vista y solo alcancé a ver su espalda alejarse del salón, y suspiré aliviada.

Al terminar las clases, recordé que había aceptado salir con un chico que vivía cerca de mi casa; él asistía a otro colegio, así que nos encontraríamos por la tarde. Llegué puntual al lugar acordado, él se veía bien, pero no se comparaba con Tobías. De todas formas, esta salida no significaba que seríamos novios.

- Hola (le di un beso en la mejilla), ¿has esperado mucho tiempo? –Pregunté con una sonrisa coqueta.

- No, también acabo de llegar, pensé que tardarías más. –Respondió el chico.

- Entonces, ¿qué haremos? –Pregunté, sintiéndome algo nerviosa.

- Pues, había pensado que podríamos ir a pasear por el Parque de las Aguas, ¿qué te parece? –Propuso con una sonrisa, lo que me causó un escalofrío.

TU, EL DUEÑO DE MI AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora