TU, EL DUEÑO DE MI AMOR

CAPITULO 1: REVIVIENDO EL PASADO (5)

Al presenciar ese acto, olvidé el buen humor que Tobías me había dejado; en ese momento, por primera vez en mi vida, tomé una decisión impulsiva. Sabía que esa noche, como cada fin de mes, se celebraría una fiesta en casa de Esteban y que Tobías y Shirley irían juntos. Esa tarde me arreglé lo mejor que pude con la ayuda de mi mamá y, aunque llegué sola, solo me tomó unos minutos para que Esteban viniera a hacerme compañía. Conversamos y bailamos toda la noche; estar a su lado era algo incómodo, ya que tendía a acercarse mucho a mí. Aunque Tobías no asistió a la fiesta, sabía que para el lunes todos hablarían de ello, y por eso dejé que sucediera. Cuando llegó la hora de partir, él se ofreció a acompañarme. Estaba sola, así que acepté. Al entrar, me agarró del brazo y me besó de manera salvaje; aunque al principio la sorpresa me hizo dudar, terminé correspondiendo el beso sin pensar en las consecuencias.

- Ahora eres mi enamorada - dijo Esteban con una sonrisa arrogante.

- ¿Tu enamorada? - pregunté sorprendida.

- Sí, nos veremos en clase, belleza - dijo Esteban, besando mi mano y dejándome de pie, en shock.

- Ahora soy la enamorada de Esteban - me dije a mí misma, quizás sea algo bueno. Me pasé todo el fin de semana pensando en lo que sucedería en clase.

Ese lunes, como era habitual, llegué temprano a clase y me senté en mi lugar, sintiéndome algo tensa, ya que no sabía cómo reaccionaría ante la llegada de Esteban, considerando que no habíamos hablado durante todo el fin de semana. Él, fiel a su costumbre, llegó corriendo un minuto antes de que sonara el timbre; apenas entró, arrojó su mochila en su asiento y caminó hacia mí, sin apartar la mirada, lo que incrementaba mi nerviosismo. Al estar frente a mí, sonrió y, de manera impulsiva, me besó, mordiendo ligeramente mi labio inferior. La sorpresa me impidió reaccionar, y en ese momento solo podía oír los murmullos de los demás; lo único que alcancé a ver antes de bajar la cabeza avergonzada fue la mirada fija de Tobías, mezcla de sorpresa y enfado.

Evité el contacto visual con todos durante las clases, tratando de concentrarme únicamente en las explicaciones de los maestros, pero los constantes murmullos solo aumentaban mi nerviosismo. Al llegar el receso, suspiré aliviada, ya que todos saldrían y podría tener un momento para respirar. Sin embargo, justo cuando empezaba a relajarme, Esteban se sentó en mi pupitre.

- Hola hermosa, parece que mi beso de buenos días te sorprendió - dijo Esteban con su sonrisa arrogante.

- Eh, un poco, pero era algo que ya esperaba - respondí, intentando ocultar mis nervios.

- Eso es lo que me gusta de ti, además, siendo mi enamorada, es normal que quiera besarte apasionadamente - comentó Esteban, acercándose mucho a mi rostro y mirando fijamente mis labios, lo que me ponía aún más nerviosa.

- Makarena, ¿puedo hablar contigo? - interrumpió Tobías, justo en el momento en que Esteban iba a besarme, lo que hizo que ambos lo miráramos fijamente, yo con vergüenza y él con enfado por la interrupción.

- ¡Oye!, ¿no te das cuenta de que estamos ocupados? – Dijo Esteban enfrentándose a Tobías.

- No vengas a molestarme. Antes que nada, ella es mi amiga y ahora quiero hablar con ella, y eso es algo que tú no puedes negarme. – Respondió Tobías, encarando a Esteban.

- Esteban, está bien, podemos hablar después. – Dije, colocando mis manos sobre el pecho de Esteban intentando calmarlo.

- Si eso es lo que quieres, está bien, preciosa, hablamos después. – Concedió Esteban, dándome un beso apasionado antes de irse con su grupo de amigos, dejándome completamente sorprendida, hasta que la voz de Tobías me devolvió a la realidad.