CAPITULO 3: TU SALVADOR, MI MAYOR ENEMIGO (10)

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Los días transcurrían, y Makarena junto a Joaquín habían finalizado la documentación necesaria para los cambios en la Editorial, enviándola al Gerente para su revisión. Ese día lo dedicarían a entrevistar a los empleados que habían sido despedidos, justificadamente o no, para examinar sus expedientes y determinar si serían recontratados o compensados por el despido. Por otro lado, Alice se sentía muy ansiosa; había decidido invitar a Tobías a almorzar para revelarle la verdad sobre el prometido de Makarena. Era imperativo hacerlo ese día, ya que la boda era en tres días y necesitaba todo el tiempo posible para asimilar la noticia. Perdida en sus pensamientos, fue interrumpida por el timbre de la puerta. Al abrir, encontró a Tobías y Lucho charlando alegremente.

- Hola amor, estás hermosa. - Comentó Lucho, besando a su esposa.

- Gracias por la invitación. - Respondió Tobías, saludando a su amiga con un beso en la mejilla.

- Gracias a ti por aceptar. - Contestó Alice, visiblemente nerviosa.

- Amor, ¿por qué tanto misterio? Nunca habías preparado algo así para otras personas, ¿acaso tienes algo que decirnos? – Preguntó Lucho, mirando fijamente a su esposa.

- Primero hay que comer – respondió Alice, dirigiéndose hacia la cocina. Todos se sentaron a la mesa y disfrutaron del almuerzo entre risas y brindis. Alice recogió los platos y, al ponerlos en el lavadero, agarró con fuerza los bordes para darse valor, respiró hondo y salió a la sala donde estaban los chicos, tomando whisky con hielo. Se acercó y se sentó junto a su esposo.

- Alice, ¿quieres uno? – ofreció Lucho, sirviéndole un vaso.

- Gracias – dijo Alice, bebiendo casi la mitad del contenido de un sorbo.

- Vaya amor, calma, veo que tienes sed – comentó Lucho con una sonrisa.

- Sí, Alice, nunca te había visto beber así, cualquiera pensaría que estás nerviosa – expresó Tobías, sorprendido.

- Disculpen, necesito armarme de valor – se excusó Alice.

- ¿Valor para qué? – preguntó Lucho, extrañado.

- Sí, Alice, ¿hay algo que debes decirnos? – inquirió Tobías, movido por la curiosidad.

- Sí – afirmó Alice, tomando el vaso de su esposo y vaciándolo de un trago.

- ¿Y qué es? - Preguntó Lucho, algo preocupado.

- Está relacionado con Makarena. - Respondió Tobías, también preocupado.

- Sí. - Confirmó Alice, tomando un sorbo más.

- Dime qué pasó con ella. - Exigió Tobías.

- Oye, no le grites a mi esposa. - Intervino Lucho.

- Pero que hable, ¿qué pasó con ella? ¿Está bien? - Preguntó Tobías, siendo retenido por Lucho.

- Ella está bien, se trata de otra cosa. - Aclaró Alice, dejando sorprendidos a ambos.

- Si ella está bien, entonces, ¿qué pasó? ¿Qué tienes que decir sobre ella? - Insistió Lucho.

- Ya sabes quién es, ¿verdad? - Preguntó Tobías, sorprendiendo a su amigo.

- Sí. - Murmuró Alice, bajando la mirada.

- Creo saber lo que vas a decir, pero quiero oírlo de ti. - Dijo Tobías, mirando tristemente a Alice.

- ¿Quién es él? ¿Acaso están hablando del prometido de Makarena? - Indagó Lucho, intrigado.

- El... prometido de Makarena es... es... Joaquín. - Reveló Alice, temblorosa.

TU, EL DUEÑO DE MI AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora