Capítulo 17 - ¿Puedo pasar?

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El tacto de Luke con mi piel me hizo perderme unos pocos segundos, dejándome en una nube, y me sorprendió cómo conseguía Luke con tan poco hacerme sentir tan bien. Me di cuenta de que estaba hablándome y volví a la Tierra para lograr escuchar las instrucciones que me daba sobre cómo se jugaba a aquel juego de guerra. Me enteré de la mayoría de los controles y Luke le dio a un botón para que comenzara la partida. En las manos de mi personaje llevaba una pistola enorme, podía sentir cuánto le pesaba al soldado cargar con ese arma. No sabía qué hacer, y me sentí estúpida. Recordé lo que me había explicado Luke y empecé a caminar por el mapa, aún con la enorme pistola sobre mis manos. Un soldado apareció ante mí, y vi que no era de nuestro equipo, reaccioné e intenté dispararle, pero él ya me había disparado en cuestión de milésimas de segundo, haciendo que el cuerpo de mi personaje se desplomara en el suelo.

Solté un grito de desesperación y Luke me miró divertido, riéndose de mi torpeza ya que a él se le daba muchísimo mejor que a mí, claramente.

- ¿Ya te han matado? - asentí y él volvió a reír.

- Hey, deja de reírte. - puse un puchero pero él siguió riendo sin parar. - ¿Esto es una venganza por lo de Muke?

Rápidamente dejó de reír y me miró con rostro serio, haciendo que yo estallase en carcajadas e incluso me tumbase sobre el sillón con una mano sobre mi abdomen intentando frenar mi risa. Abrí los ojos que segundos antes cerré a causa de la risa continua que ya había parado y vi a Luke, sonriéndome ampliamente, con su perfecta sonrisa. Se quedó varios segundos así, mirándome fijamente, a mí, sólo a mí. Quise agarrarle de ambos lados de su cara y atraerle hacia mi, pero el nombre de Clare apareció en mi cabeza como si ella no quisiera que realizara esa acción.

- Me encanta tu risa. - dijo, y rápidamente tapó su boca con la mano, como si ese comentario se le hubiese escapado de sus pensamientos.

Reí ligeramente, sonrojada y mirándole como se sonrojaba a la velocidad del rayo. De repente un fuerte ruido se oyó en la puerta de la entrada y ambos pegamos un salto en el sillón. Se abrió la puerta y de ella aparecieron dos adultos, ambos con el pelo rubio y bolsas en la mano, la mujer en cuanto me vio dibujó una gran sonrisa en su rostro.

- Hola. - dijo Luke, incómodo. Le miré con vergüenza y me temí que aquellos adultos eran sus padres.

La mujer, la madre de Luke, dejó las bolsas que cargaba en el suelo y se acercó a mi aún con la gran sonrisa sobre su cara y me dio dos besos en señal de saludo.

- Soy Liz, la madre de Luke, ¿cómo te llamas, bonita? - preguntó, y sonreí ante el cumplido.

- Me llamo Abbie, soy amiga de Luke. - respondí, con mi mejor sonrisa.

- Encantada, cielo. - dijo, y después de sonreír una vez más, cogió las bolsas que había dejado en el suelo y se metió en la cocina.

Su padre, un hombre corpulento e imponedor, también se acercó a mi, pero sin sonrisa en la cara, quizás una pequeña, pero no se notaba casi.

- Hola, soy Andy Hemmings, encantado. - lo dijo con tono seco, pero amplió un poco más la ilegible sonrisa y sonreí de vuelta.

Después de aquella extraña escena miré a Luke, que se rascaba la nuca con nerviosismo. Sonreí ante la escena y me acerqué a él.

- Creo que debería irme, Luke, no quiero molestar ya que han venido tus padres. - Luke asintió, aún incómodo por la aparición de sus padres y le sonreí para tranquilizarle.

Me levanté del sillón una vez más y Luke repitió mi acción, siguiéndome por detrás. Me asomé a la cocina en la que estaban ambos padres del rubio y me despedí de ellos, aún un poco tímida.

- Adiós, Señores Hemmings. - se dieron la vuelta y sonrieron, aunque Andy igual que antes, con su sonrisa casi ilegible.

- Hasta pronto, bonita. ¿Volverás algún día, no? Puedes venir siempre que quieras. - me dijo, y sentí que sería como mi segunda madre, era demasiado dulce.

- Claro, si vuestro hijo me deja algún día volveré. - reí y miré a Luke que mordía su piercing mientras miraba a sus pies que se movían inquietos. Liz rió junto a mi y salimos de la cocina.

Luke pasó delante mía y me abrió la puerta de su casa, como si fuese un caballero de la antigua Edad Media. Asentí dándole las gracias y pasé a la calle, después me di la vuelta para quedar frente a él.

- ¿Quieres que te acompañe a casa? Se está haciendo tarde y ya no hace tanto sol a estas horas como en verano. - me propuso, y quise decirle que sí, ya que pasar más tiempo con él es lo que más quería. Pero no iba a hacerle salir de su casa para luego volver, eso sería bastante egoísta.

- No importa, caballero. - sonreí y me devolvió la sonrisa enseñándome su perfecta dentadura acompañada por el piercing negro. - Hasta mañana, Luke.

Luke se despidió de mi con la mano mientras escondía la otra tras su espalda, como de costumbre, y me di la vuelta después de haber sonreído para finalmente dirigirme a mi casa. Caminé por las desiertas calles solo con la compañía de el sonido que producían mis pies al pisar el frío asfalto y con la imagen de Luke sonriendo que no paraba de reproducirse en mi cabeza. La forma en la que me sonreía... Tenía algo que me hacía querer ver como me miraba con sus profundos ojos azules todo el tiempo. Diferentes imágenes de el ojiazul se repetían en mi cabeza, como una película creada por mi misma, de momentos irreemplazables. Inolvidables momentos que sólo él podía crear y que sólo él podía hacer que yo los recordase por tanto tiempo.

Llegué a mi casa y abrí la puerta sin ganas, dejé las llaves en una mesa después de haberla cerrado y subí a mi habitación para cambiarme la ropa por un pijama. Me quité el poco maquillaje que me había puesto y me hice una coleta alta que toda chica se hace para estar por casa, si no es un moño. Volví a bajar las escaleras tras apagar la luz de mi habitación y me dirigí a la cocina para mirar qué había en la nevera para poder cenar. Nada. Se me había olvidado hacer la compra. Cogí un cuenco y me preparé unos cereales, eso me bastaba para cenar estando tan cansada como lo estaba ese día.

Me senté en el sillón y alcancé el mando de la televisión para poner alguna película que estuvieran echando en algún canal cualquiera. De repente el timbre sonó, asustándome y haciéndome pegar un salto en el sillón. Miré el reloj, eran las 23:50 de la noche. ¿Qué demonios hacía alguien llamando a mi casa a esas horas? Pensé en Austin, probablemente sería él, estaría borracho y sólo querría tocar un poco las narices. Dejé el cuenco de cereales en la mesa del salón y me acerqué temerosa hacia la puerta.

Abrí la puerta sólo lo suficiente para poder ver quién estaba fuera, y todo el miedo se desvaneció por completo, llegando a mi cuerpo una oleada de satisfacción y protección. Luke estaba frente a mí, con su camiseta blanca totalmente empapada, bajo la lluvia, y tiritando.

- ¿Puedo pasar?

Just Stay ✧ Luke Hemmings || TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora