3: El dibujo.

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Era un nuevo día en preescolar, y los niños se encontraban haciendo un dibujo de su familia

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Era un nuevo día en preescolar, y los niños se encontraban haciendo un dibujo de su familia.

Ese día, la maestra Kouyo les pidió a los niños que hicieran un dibujo que representara a su familia. Todos se ponían a dibujar como podían, mientras que otros sólo con palitos.

—¿Cómo les está saliendo su dibujo? —preguntó Tachihara al ver que sus compañeros de mesa estaban muy concentrados.

—A mí me está saliendo genial —Teruko mostró su hoja de dibujo, donde se veía a ella, su mamá y a su papá.

—Yo más o menos —dijo Tetcho —. ¿Y tú, Jouno?

—No es gran cosa —mencionó, tapando su dibujo para que no lo vean.

—Vamos, Jouno, no creo que esté mal —intentó convencerlo la chica.

El albino dudó unos segundos, pero accedió. Giró su hoja para que los demás lo vieran, era un dibujo sencillo hecho en palitos. En el, se veía a Jouno y su mamá.

—¿Y tu papá? —se atrevió a preguntar Tachihara.

—Aún no lo dibujo —respondió, en un tono bajo.

—¿Quieres que te ayude a colorear? —se ofreció el pequeño azabache.

—No necesito de tu ayuda.

La conversación terminó hasta ahí, ninguno de los cuatro volvió a hablar en esa clase, hasta que llegó la hora de retirarse hacia sus hogares.

✶◇✮◇✶

Los padres llegaban a recoger a sus hijos de la escuela. Todos los niños salían de sus aulas contentos, corriendo hacia sus padres.

Y Jouno no era la excepción, quien se dirigía contento hasta donde se encontraba su madre, quien era la encargada de recogerlo.

—¡Mami! —el pequeño albino se lanzó a los brazos de su madre.

—Hola, cariño —acarició su cabeza —. Ya hay que irnos, sabes como se pone tu padre cuando no llegamos a tiempo —la mayor agarró la mochila de su hijo y se la pasó por el brazo.

Comenzaron a caminar rumbo a su hogar, hasta que al pequeño albino se le acordó el dibujo que había hecho en su salón.

—Te tengo que mostrar algo —dijo emocionado.

—¿Qué cosa? —la mayor detuvo su caminata para prestarle atención a su hijo.

—Hice un dibujo en la escuela —le mostró su trabajo —. No sé si me haya salido bien... —agachó su cabeza —. No podía ver lo que hacía así que...

—¡Es hermoso! —exclamó —. Te quedó muy bien, cariño —acomodó uno de los mechones de cabello detrás de la oreja del menor.

—¿En serio?

—Sí —volvió a caminar —. Ahora hay que apurarnos.

—¡Ya voy! —siguió a su madre —. ¡Ya quiero llegar a casa para mostrárselo a papi!

✶◇✮◇✶

Llegaron a su hogar, una casa de dos pisos que se veía un poco antigua, pero la decoración ayudaba a que no pareciera tan vieja. Por dentro, era acogedora, sólo que un poco desordenada.

Ambos entraron al lugar, donde se podía apreciar la sala llena de latas de cerveza y envases de sopas instantáneas, entre otras cosas tiradas.

—Agh. Tu padre volvió a dejar todo su tiradero —se quejó la mayor —. Sube a tu cuarto, cariño, debes estar cansado —mostró una sonrisa, aunque sabía que el pequeño no la podría ver.

—Voy...

Su tono decayó un poco, sabía que era mejor estar lejos cuando su padre dejaba un tiradero, ya que empezaban las peleas entre sus padres.

En ese momento creyó que era normal. Después de todo, era un niño, no sabía como actuar en situaciones así, sólo seguía las órdenes de su madre.

Mientras subía las escaleras rumbo a su habitación, escuchó la voz de su padre en el ático. ¿Qué será que hacía? La mente del pequeño no encontraba respuesta a su pregunta, pero recordó el dibujo que tanto anciaba mostrarle, así que no lo pensó dos veces y subió al ático.

—¿Papi? —lo llamó —. ¿Estás aquí?

—¿Ahora qué quieres, mocoso?

Jouno sintió el olor a tabaco proviniendo de su padre, pero no le tomó importancia, era un olor al que estaba acostumbrado.

Se acercó un poco hacia el mayor, con un poco de miedo.

—Quería mostrarte un dibujo que hice... —le entregó la hoja, la cual fue arrebatada.

El lugar quedó en silencio unos cuantos segundos, hasta que el señor soltó un sonido, frustrado.

—No tengo tiempo para ver estas estupideces —agarró la hoja y partiórte en dos —. Deberías de dejar de hacer esa mierda de dibujitos, ni siquiera parece que lo hayas hecho tú, sólo eres un ciego inútil que no puede hacer eso.

—P-pero... Mi dibujo... —los ojos del menor empezaron a llenarse de lágrimas al escuchar que su padre volvía a romper la hoja en mil partes más.

—¡Ya deja de llorar! —le dió una cachetada —. Sólo eso sabes hacer, llorar y llorar.

El albino no dijo nada, sólo se retiró del lugar para irse corriendo hacia su habitación para llorar. Había recogido los pedazos del dibujo, así que pensó en armarlo nuevamente. El único problema era que no podía saber que pieza iba en tal lugar.

Sólo tenía que esperar a que sus padres se calmaran, ya empezaban a discutir. Tenía que ser paciente para pedirle ayuda a su madre, ella le ayudaría, estaba seguro.

Decidió tomar una pequeña siesta, no quería seguir escuchando los gritos de sus padres. Él pensó que así se amaba, que era algo normal en los padres, era un niño, después de todo.

No tenía muy claro lo que pasaba a su alrededor, sólo se guiaba de lo que ocurría en su hogar, pensando que así debían hacerse las cosas...

No sabía que, en el futuro, descubriría la verdadera forma de amar a alguien.

◇✦♡「 𝙲𝙾𝙽𝚃𝙸𝙽𝚄𝙰𝚁𝙰́ 」♡✦◇

Hi. No tengo nada que decir, así que... Nos vemos en el siguiente capítulo.

Próximo capítulo: 22 de julio.

¿Me seguirías amando si...? [Suegiku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora