2: Nuevos amigos.

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El receso había empezado, y los niños ya se encontraban corriendo por la cancha o, simplemente, desayunando

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El receso había empezado, y los niños ya se encontraban corriendo por la cancha o, simplemente, desayunando.

Algunos pequeños pedían prestada alguna pelota para poder jugar, como en el caso de Tetcho.

Mientras que Jouno se encontraba comiendo en una zona alejada de los demás. Él prefería estar solo, pues el ruido de la gente le torturaba sus oídos.

Cuando iba a dirigir un pedazo de comida a su boca, escuchó el sonido de una pelota llendo, directamente, hacia él. Se hizo a un lado para evitar el golpe, provocando que la pelota rebote en la pared en donde se encontraba apoyado el albino hace unos segundos.

Después de eso, escuchó a alguien corriendo hacia el lugar. Al parecer, el dueño de la pelota.

—¡Perdón! ¿Estás bien? —el castaño inspeccionó al contrario para verificar que no haya recibido el golpe.

—¡Estoy bien! Déjame —lo apartó —. ¿Acaso no sabes como jugar una pelota? No tienes que darle a la gente.

—Lo sé... Perdón... —se volvió a disculpar —. ¿Quieres jugar conmigo?

—¿Cómo por qué quisiera eso? —se cruzó de brazos.

—No lo sé. Tal vez, para no estar aquí solo... —dió un vistazo al sitio donde se encontraba el albino —. ¿Por qué estás solo? ¿No te interesa hacer amigos?

—Me gusta estar solo, es todo. Ahora, vete.

—¿Quieres compañia? —ignoró la orden que le dió el contrario.

—¿Qué parte de "me gusta estar solo" no entiendes?

—Ninguna —soltó una risa —. Te voy a acompañar quieras o no —se sentó enfrente del contrario.

—¿No te vas a ir si te digo que no, verdad?

El contrario negó con la cabeza. El albino soltó un suspiro, para después agarrar su comida y empezar a comer.

—¿Por qué parecías distraído en clase? —interrogó.

—¿Eh? No sé de que estás hablando
—mintió.

—Eres pésimo mintiendo.

—¿Y a tí qué te importa lo que me pase?

—Sólo quiero saber y, si se puede, ayudarte.

—Pues vete olvidando de eso.

El silencio se hizo presente en el lugar, aunque no era uno incómodo. El de ojos ámbar pensó en algún tema de conversación, mientras que el albino disfrutaba del silencio presente.

La mente de Tetcho estaba llena de opciones de conversaciones, aunque quería encontrar uno que haga hablar más al contrario.

En eso logró visualizar a sus compañeros de mesa, quienes se encontraban jugando en el patio de juegos. La idea de ir con ellos pasó por su mente, pero no sabía si el contrario quisiera ir.

—Nuestros compañeros de mesa están en los columpios, ¿quieres ir?

—No creo que la chica quiera verme después de lo del color —dijo —. Además, yo estoy bien aquí.

El castaño se quedó pensando unos momentos. Sabía que no podía obligar a aquel niño a convivir, pero tampoco aceptaría verlo ahí solito. Lo tomó del brazo y lo arrastró hacia el patio de juegos, el contrario intentó zafarse, pero no lo logró.

El albino fue llevado en contra de su voluntad hacia sus otros compañeros, quienes veían la situación sin entender nada.

—¡Oigan! ¿Podemos jugar con ustedes? —preguntó el de ojos ámbar, soltando al contrario.

—Yo no voy a jugar con ellos —el de mechas rojas apuntó hacia los otros dos —. Tú fuiste quien me trajo a la fuerza —apuntó a Tetcho.

—Aún no entiendo tu comportamiento, pero pueden jugar, si quieren —habló la chica.

—Vamos. No va a pasar nada sólo por jugar una vez —Tetcho colocó sus manos en los hombros del contrario.

—Está bien.

Y dicho y hecho, empezaron a jugar entre los cuatro. No había muchas cosas que hacer, pues la mayoría de juegos estaban ocupados, así que se fueron por la opción de jugar a la pesca pesca.

Los cuatro chicos hacian todo lo posible tanto para atrapar a los demás como para escapar de alguno de ellos. Se subían a los juegos para perder al atrapador, se escondían detrás de los árboles o, incluso, daban a otros de sacrificio para poder escapar.

El recreo terminó. Ya todos estaban cansados, pues habían estado corriendo demasiado, y eso que eran niños.

—¡Niños! Al salón —los llamó la maestra.

Todos los pequeños se dirigieron al aula para continuar con las clases. Jouno, Tetcho, Teruko y Tachihara estuvieron hablando con más confianza en el resto del día. En la mente de los pelirrojos y el castaño, ellos cuatro ya eran amigos, mientras el albino no los consideraba más que compañeros.

Aunque tenía que admitir que disfrutó de la compañía de esos niños.

◇✦♡「 𝙲𝙾𝙽𝚃𝙸𝙽𝚄𝙰𝚁𝙰́ 」♡✦◇

Aquí un nuevo capítulo, no tengo nada que decir, así que... Nos vemos en el siguiente.

Próximo capítulo: 20 de julio.

¿Me seguirías amando si...? [Suegiku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora