Capítulo Treinta y Nueve: La cita de Zeke (Parte Dos)

8.5K 530 31
                                    

Capítulo Treinta y Nueve: La cita de Zeke (Parte Dos)

Miércoles

POV de Esmeralda

Verlos a los dos me dejó paralizada, porque solo llevaban puesto una par de pantalones cortos de baloncesto, mostrando sus músculos tensos y sus deliciosos abdominales marcados. La sensación de cosquilleo en mi vientre volvió y se extendió hasta mi núcleo, volviéndolo húmedo de anticipación.

En ese momento, olvidé ser tímida, sabiendo que podían oler mi excitación. Sus ojos se volvieron completamente negros cuando mi núcleo se contrajo, y me miraron como si fuera un jugoso filete. Pero no me importo, todo lo que quería hacer era recorrer con mis manos esos músculos tensos, convertirme en una pequeña gota de sudor que resbalara suavemente por esos increíbles abdominales y desapareciera en esa deliciosa línea en V.

Y, oh, esos muslos musculosos, cómo se sentiría hacer lo mismo que hice ayer con Azrael. Sería un sándwich entre ellos, con Zeke al frente y Sam detrás, aplastada entre cientos y cientos de libras de pura musculatura alfa exótica.

¡Diosa! Nunca volveré a ser ingrata, soy bendecida con hombres impresionantes como compañeros.

-Ángel, si no te detienes, es posible que nunca volvamos a querer llevar ropa -dijo Zeke, sacándome de mi ensueño, mis mejillas se sonrojaron. ¡Ugh! Si antes no me importaba ser timida, ahora lo era totalmente. Básicamente los devoré con los ojos. ¡Malditas hormonas femeninas!

-Oh, hum, lo siento, no quería decir, quiero decir...ugh -murmuré.

Los oí reir.

-Está bien, amor, siempre nos quedamos asombrados cuando estás cerca. Incluso con pijamas, nos dejas sin palabras -dijo Sam guiñando un ojo.

Rodé los ojos, pero no detuve mi sonrisa. Como dije, Sam era el más travieso.

Riendo, Zeke se acercó a mí y me besó en la cabeza.

-Te ves genial, ángel. Perfecta para lo que tengo planeado... -Al menos acerté con el atuendo- Voy a ducharme y después saldremos rápidamente.

Asentí, él me besó en la cabeza una vez más y entró al baño. De repente, fui envuelta en un par de brazos musculosos. No pude evitar el chillido que salió de mi boca.

-No sabía que podías sonar como un ratón, cariño. Aunque es lindo -dijo Sam, mientras me sentaba a horcajadas sobre sus piernas en el sofá y acariciaba mi cuello.

¿Qué? ¿Ratón?

No me di cuenta de nuestra posición comprometedora hasta que me agarré a sus hombros y me levanté. Al sentarme a horcajadas sobre él, podía sentir su m*****o creciendo justo debajo de mi núcleo, y nuestros rostros estaban a solo centímetros de distancia. Se notaba que había regresado de hacer ejercicio, con todo el sudor y el aroma masculino a su alrededor, pero ¿me importaba en ese momento? Ni un poquito.

¡Era hermoso! Mis manos inconscientemente recorrieron su cuerpo, deslizándose desde su pecho hasta sus deliciosos abdominales. A medida que iba bajando, él agarró mi mano, sacándome de mi ensueño.

-Ten cuidado ahí, cariño, no comiences algo que no puedas terminar. Además, no puedo dejarte tan agotada como ayer. Zeke me mataría si te dejara dormir -susurró Sam en mi oido.

Me atraganté con mi saliva.

¡El sabia!

Sabía lo que pasó ayer. Con la forma en que sus ojos negros de lujuria se clavaban en los mios, no tenía ninguna duda de que tenía razón, además lo admitió abiertamente. Me sonrojé y miré hacia abajo, retorciéndome en su regazo, pero inmediatamente me di cuenta de lo que estaba haciendo. Un gemido salió de su boca y él agarró mis caderas con fuerza.

Cuatrillizos Alfa Y Su Princesa De Hielo Perdida Donde viven las historias. Descúbrelo ahora