Capítulo Sesenta y Nueve: Marcado (Parte Uno)

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Capítulo Sesenta y Nueve: Marcado (Parte Uno)

POV de Natala (Esmeralda):

Las puertas de caoba negra eran la única barrera entre la habitación y nosotros. Mis compañeros, sin esperar ni un segundo, patearon la puerta abriéndola. Me arrojaron en una cama suave justo cuando escuché la puerta cerrarse de golpe y el clic del cerrojo. Me levanté sobre mis codos antes de poder decir una palabra Sam atacó mi boca mientras agarraba mi cabello con fuerza, inclinando mi cuello hacia atrás mientras devoraba mi boca. Mordiendo mi labio inferior para pedir entrada, acepté. En el momento en que lo hice, sentí su lengua chupando la mia mientras sentia a dos de mis compañeros besando mi cuello y el último retorciendo mi pezón desde mi camisa.

La mano de Sam subía y bajaba por mi v****a cubierta, haciéndome gemir. A pesar de que quería que arrancaran mi ropa y me follaran sin sentido, tenía algo de venganza que quería después de hacer que me mojara delante de mamá. Y mucho. Para su desagrado y el mío, me alejé de ellos. Aunque la mano de Sam se mantuvo en mi v****a, todos parecían molestos por detenerme. Cuando todos intentaron saltar sobre mí nuevamente, chasqueé la lengua, balanceé el dedo y me alejé.

-Luna -dijo Ezekiel, tratando de ser intimidante, pero fingi inocencia y sali de la cama mientras sus ojos observaban cada uno de mis movimientos como un depredador acechando a su presa. Simplemente sonreí y encogí los hombros.

-¿Qué? Solo quiero ducharme. He estado con esta ropa desde la mañana y huelo mal-dije.

Sam intentó sostenerme nuevamente, pero retrocedi de inmediato antes de que pudiera tocarme, para su molestia.

-j***r, hueles perfecta, bebé. Detén esto ahora -dijo Sam.

-Ángel, tus alfas te quieren; no puedes hacerlos esperar -dijo Zeke.

Los cuatro me acorralaron contra la pared, rodeándome, sin posibilidad de escape. Además, ahora todos estaban sin camisa, mostrando sus hermosos abdominales. Mis manos temblaban por acariciar sus pechos y sentir cada músculo y relieve mientras me follaban y los marcaba, pero aparté esos pensamientos. Ellos no son los únicos que saben provocar por aquí. Cerré los ojos, inhalé profundamente y luego los abri, mirando directamente a mis compañeros mientras levantaba mi camisa sobre mi cabeza y me deslizaba fuera de mis pantalones, dejándome en mi ropa interior de encaje. Los cuatrillizos contuvieron el aliento, sus manos avanzaron para tocarme, pero los aparté de un bofetón, Gruñeron, pero les lancé una mirada sin diversión.

-Hasta que no me dejen ducharme y sin que me toquen ustedes. Olvidense de acercar esas cosas a mí o a mi v****a -adverti, señalando sus p***s monstruosos, duros y listos, que goteaban pre-eyaculación por mí, la mancha visible a través de sus pantalones.

Mi lengua estaba ansiosa por probar esa delicia salada. Todos refunfufñaron, pero cedieron, viendo lo sería que estaba. ¡Atrapados, Alfas! Ezekiel y Sam se apartaron mientras balanceaba mis caderas hacia lo que creía que era el baño. En cuanto estuve adentro, miré por encima de mi hombro, estableciendo contacto visual con mis compañeros y me incliné, deslizándome fuera de mi tanga, luego me volví, sin apartar la mirada de ellos mientras mi mano se movía hacia atrás y desabrochaba mi sujetador, liberando mis pechos pesados, con los pezones duros como piedras. Los cuatro maldijeron, sus ojos parpadeando de n***o a gris mientras me miraban. Todos habían dejado caer también sus calzoncillos y, como se esperaba, sus p***s estaban listos para follarme sin sentido, goteando e*****a mientras caía al suelo. Intentaron entrar en la ducha cuando yo estaba debajo, pero sacudí la cabeza.

-Piénsenlo antes de hacerlo, Alfas. De lo contrario, se encargaran de eso ustedes mismos -dije, frotando mis manos por mi cuerpo sensualmente.

Gruñeron, maldijeron, murmurando que esto era tortura, pero se quedaron dónde estaban y observaron a dónde iban mis manos. Hice un espectáculo, deslizando mi mano por mi cuerpo, en mis pechos, acariciándolos y tirando y pellizcando mis pezones; mis ojos cerrados mientras pensaba en mis Alfas haciendo todo esto conmigo. Dejando una mano en mi pecho, deslicé la otra lentamente desde el valle hasta mi vientre hacia mi v****a. Frotando circulos lentamente, asegurándome de gemir cada pocos movimientos.

Cuatrillizos Alfa Y Su Princesa De Hielo Perdida Donde viven las historias. Descúbrelo ahora