Capítulo Cincuenta y Tres: Marcada (Parte Dos)

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Capítulo Cincuenta y Tres: Marcada (Parte Dos)

Sábado

POV de Natala (Esmeralda):

Diosa mía.

Provoqué a las bestias, que no se irían hasta saciarse por completo. Cada roce, caricia y toqueteo se sentía mil veces más eufórico, hormigueos recorriendo todo mi cuerpo mientras mi v****a se apretaba en preparación para la intrusión de mis alfas.

Diosa mia. ¿Siempre se sentia tan bien o era ahora debido al vinculo de pareja? Sea cual sea el caso, era maravilloso y no queria que terminara.

-Mírate, pequeña Luna, preparándote para tus alfas -susurró Ezekiel en mi cuello mientras dejaba besos húmedos con su boca abierta desde la base de mi cuello hasta detrás de mi oreja, luego lamiendo todo el camino hasta la unión de mi hombro y cuello, mordisqueando. A lo que respondí con un gemido; la sensación de sus besos, mis pezones siendo acariciados y el cálido aliento sobre mis labios me volvían loca.

Oí a los cuatro reír.

-Dinos, pequeña luna, ¿qué quieres? -dijo Ezekiel.

¡Diosa mia! Ellos sabían lo que quería. Necesitaba correrme y solo ellos podían ayudarme. Sin importarme nada más, reuni valor y susurré.

-Alfas, por favor, hagan que me corra. Los necesito -gemí. Hacía mucho tiempo que dejé de ser timida. Necesitaba liberarme y necesitaba que mis compañeros lo hicieran.

-Tan buena chica, aprendiendo tan rápido. Estamos orgullosos de ti, bebé -dijo Sam desde abajo de mi, dándole a mi v****a una pequeña palmada que me hizo gemir en lugar de horrorizarme.

¿Qué tenía que ver que me azotaran y se sintiera tan bien?

Antes de que pudiera decir algo, Ezekiel atacó mi boca en un beso arrebatador mientras tomaba mi labio inferior entre sus dientes y lo jalaba, sacando un poco de sangre. Abrí la boca para que pudiera sentir su lengua contra la mía mientras nuestras lenguas se acariciaban mutuamente, nuestras bocas abiertas de par en par, sin separamos mientras nos devorábamos el uno al otro, mis manos se enroscaron alrededor de su cuello para agarrar sus mechones castaños que tanto había querido agarrar, pero tan pronto como puse mis brazos alrededor de su cuello, él los tomó y los mantuvo detrás de mi espalda sin soltar el beso por un segundo. Senti algo alrededor de mis muñecas, abriendo los ojos, vi a Zeke atándolas con una cinta y dándome una sonrisa.

-Estamos en control, ángel. Solo disfruta del viaje -susurró Zeke en mi oído y mordisqueo el lóbulo.

Gemí cuando Ezekiel soltó mi boca y volvió a bajar por mi cuello. Senti una sensación fría recorrer mis pezones, inclinando mi cabeza hacia un lado. Vi a Zeke y Azrael atados a cada uno de mis pezones. Ambos comenzaron a chupar lentamente, acariciando sus lenguas alrededor de mis pechos rosados, haciendo que arquee la cabeza hacia atrás. De repente, sentí que uno de mis pechos era agarrado. Miré hacia abajo y vi a Zeke todavía chupando, pero Azrael me miraba fijamente mientras sujetaba mi pecho y chupaba mis pezones bruscamente, alternando entre morderlos y estirarlos con sus dientes y luego lamerlos mientras apretaba con un agarre fuerte. El dolor y el placer me golpearon como un montón de ladrillos, haciendo que mis jugos vaginales goteen por mis muslos. Cuando pensé que nada podía sentir mejor que esto, senti una lengua caliente recorriendo mi muslo, limpiando el goteo de jugo vaginal. Sin dejarme decir nada, mi pierna fue colocada sobre el hombro de Sam y él lamió mis labios vaginales con un solo golpe largo.

Cuatrillizos Alfa Y Su Princesa De Hielo Perdida Donde viven las historias. Descúbrelo ahora