Capítulo Treinta y cinco: La cita de Ezekiel

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Capítulo Treinta y cinco: La cita de Ezekiel

Lunes

POV de Esmeralda

Sentada en el balcón de nuestra habitación, no pude evitar que mi mente divagaba hacia lo que habia sucedido antes. ¿Por qué los cuatrillizos le dieron esa mirada a los trillizos y los gemelos? ¿Qué estaban escondiendo? ¿Por qué diablos los gemelos y los trillizos decidieron quedarse atrás? Por mucho que me intrigan, mi cabeza ha alcanzado sus limites dando vueltas alrededor de esos pensamientos; la atracción, el sentido de seguridad y esa sensación de hogar. ¿Había algo que ellos sabian y que yo no? Si les preguntara a los cuatrillizos, ¿me lo dirían si lo supieran?

-¿En qué estás pensando, mi amor? -escuché una voz ronca detrás de mí que era de Azrael.

-Nada interesante -respondí

Por mucho que quisiera preguntar, tenia la sensación de que él no me lo diría. Además, no queria arruinar mi cita con Ezekiel hoy. Podia ver que no me creía, pero lo dejó pasar. Forcé una sonrisa y mire hacia adelante, hacia el frondoso bosque frente a mi. Siempre preguntaban que sentía y eran persistentes, ¿por qué dejarlo pasar ahora? ¿Qué está pasando?

-Amor, deberias arreglarte. Ezekiel estará aqui en breve -dijo Azrael, asentí sonriéndole y entré a cambiarme

Ezekiel mencionó usar algo elegante-casual. No estoy segura de qué es eso exactamente, ya que mi opción siempre fueron los tops, pantalones de chándal y jeans. Estaba en una misión para encontrar algo. Me puse a trabajar, decidí usar unos pantalones cortos de color rosa y una chaqueta de traje de Chanel, junto con un top blanco para no parecer una maldita bibliotecaria.

Sabía que a los cuatrillizos les gustaba consentirme, pero no estaba acostumbrada a tanto lujo ni a tanta ropa cara. Sentía que tal vez estaban tratando de comprarse mi afecto; poco sabían que esas cosas no encendían ninguna chispa en mis ojos. Para mi, un ramo de flores, cenas románticas improvisadas, un paseo por el bosque y lo más importante, la lealtad, eso es lo que valoro. Sin embargo, no quería decirles que no apreciaba el esfuerzo, incluso si lo estaban haciendo en la dirección opuesta a lo que me gusta. Estaban intentando, lo cual me hacía abrirme lentamente a ellos.

Después de ponerme la ropa que elegí, me peiné el cabello a la perfección, haciéndome un moño francés en la coronilla de mi cabeza. Me maquillé ligeramente: un poco de contorno, delineador de ojos, rubor, un iluminador brillante en tono oro rosa y brillo labial rosa pálido para terminar.

Dándome un repaso, satisfecha con mi aspecto, volví al vestidor para encontrar un par de zapatos. La colección de zapatos que los cuatrillizos habían armado era tan impresionante como la ropa. La pared trasera del armario estaba revestida de quince filas a cada lado, lo que hacia un total de treinta filas de todo tipo de calzado posible, desde pantuflas de interior hasta tacones que podrían romperme el cuello.

¡Dios, estos chicos estaban locos!

Tendré que hablar con ellos sobre su excesivo gasto en mi guardarropa.

Después de una guerra de diez minutos entre las Nike Air Forces y los tacones de
mariposa de Sophia Webster, los tacones ganaron. Los ajusté y me rocié un poco de perfume, y estuve lista para irme.

No pude evitar sentir mariposas en el estómago mientras me dirigía hacia la puerta. Sabía que Ezekiel me esperaba al otro lado junto a sus hermanos, ya que podía escuchar sus voces susurrantes. Los había escuchado mencionar algo sobre confirmar algo en mi cumpleaños con los gemelos, pero aunque debería haber aguzado mis oídos para escuchar y encontrar las respuestas a todas mis preguntass, en ese momento no me importaba. Lo único que quería era pasar tiempo con Ezekiel y los otros cuatrillizos. Los gemelos eventualmente se irían, así como los trillizos, pero mis Alfas estaban aquí para quedarse y ellos deberían ser mi primer pensamiento.

Cuatrillizos Alfa Y Su Princesa De Hielo Perdida Donde viven las historias. Descúbrelo ahora