Capítulo Treinta y Tres: Suficiente es Suficiente (Parte II)

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Capítulo Treinta y Tres: Suficiente es Suficiente (Parte II)


Domingo por la noche

POV de Esmeralda:

Vi a una hermosa loba alta que irradiaba un aura poderosa cuando me di vuelta. Era hija de un Alfa.

Aunque era preciosa, el ceño fruncido en su rostro mostraba que su opinión sobre mi no era tan buena.

Perfecto, como si no hubiera tenido ya un día movido.

¿Era otra conquista de los cuatrillizos? Me retracto de lo que dije en la habitación, ya no valía la pena todo este lío. Los constantes ataques de estas lobas me estaban volviendo loca. ¡La Diosa nos emparejo, no yo o los cuatrillizos, ¡supérenlo!

Exhalando, puse una sonrisa en la cara y me puse de pie.

-Perdona, creo que no nos hemos conocido. Soy Esmeralda Hutton. ¿Y tú? -dije

-Maya, hija del Alfa de la Manada del Creciente Rojo, y sé quién eres, la supuesta compañera de los cuatrillizos. ¿En serio? ¿qué ven en ti? ¿En qué rango estás, omega? No puedo creer que Ezekiel rechazara mi oferta de hacerme Luna y terminara contigo. Qué pena -dijo la loba que ahora sabia que se llamaba Maya.

¡Ah, así que era la conquista de Ezekiel!

¡Fantástico! El único hermano que quedaba cuya ex no se había vuelto loca conmigo hoy.

Ya había tenido suficiente de esta porquería; era como si algo cambiara dentro de mi Mize fijamente a los ojos de Maya, a pesar de que ella era al menos seis pulgadas mas alta que yo.

"Bueno, vaya por ti. Debería agradecerle a la Diosa que no estuviera emparejado con una loba egocéntrica como tú. ¿Genérica, en serio? Tú eres la definición de genérica, mismo cabello rubio hasta los hombros, ojos marrones, y el uniforme lascivo, con esos senos colgando, y yo soy genérica. ¡Por favor! De todas formas, escucha bien, loba, porque lo diré una vez, porque estoy harta de todas ustedes hoy. Estamos destinados a ser compañeros, no elegidos, por lo que tú y cualquiera no tienen derecho a venir y cuestionarlos a ellos ni a mí. Si tienes un problema, acude a la Diosa y mantente fuera de mi camino -le grité, prácticamente.

Decir que estaba sorprendida sería quedarse corto, ¿por qué todos piensan que no puedo defenderme? Soy muy capaz, pero solo porque no soy una persona violenta y tiendo a escuchar, todos me han tratado como basura. Basta ya. En este punto, todos nos estaban mirando, observando lo que sucedía. Bueno, ahí va el protagonismo destinado a los cuatrillizos.

¿Podría algo salir bien hoy?

La expresión de sorpresa de Maya rápidamente se convirtió en furia. Levantó la mano para darme una bofetada, pero antes de que su mano pudiera conectarse con mi mejilla, alguien se puso frente a mí y sujetó su muñeca.

Ezekiel.

-¡Te atreves a venir a mi territorio y atacar a mi Luna! ¿Quién demonios te crees, perra? -gritó Ezekiel, mostrando los colmillos y con los ojos negros.

Todos los demás cuatrillizos me rodearon, protegiéndome de Maya.

-¡Respóndeme! -gritó Ezekiel.

-Ezekiel, yo...yo... -balbuceo Maya

¡Oh, dónde está todo ese bravucón ahora, Maya, eh?

-¡Basta ya! ¡Podría hacerte matar por esto! -dijo Ezekiel

-¡NO! Soy hija de un Alfa, eso significaria guerra entre nuestras manadas -sollozó Maya, tratando de liberarse del agarre de Ezekiel.

Por mucho que me encantaría que Ezekiel la pusiera en su lugar, una guerra entre manadas era algo que no podía permitir que sucediera porque alguna loba estaba fascinada con uno de mis compañeros.

Cuatrillizos Alfa Y Su Princesa De Hielo Perdida Donde viven las historias. Descúbrelo ahora