Capítulo Cuarenta y Cuatro (Parte I): La cita de Sam (Parte Tres)

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Capítulo Cuarenta y Cuatro (Parte I): de La cita de Sam (Parte Tres)


Jueves

POV de Esmeralda:

Sam se rio.

-Oh, lo verás, bebé, más bien lo sentirás -dijo, susurrando la última parte.

¿Sentir? Lo miré con los ojos entrecerrados y una ceja levantada, preguntándole en silencio qué estaba pasando por su retorcida cabeza. Sabía que él era el más descarado de todos, así que debería esperar lo inesperado de él.

-¿Qué? No me mires así, preciosa. Da un poco de miedo -dijo Sam.

¡Me rei! Claro, da miedo. Si tú lo dices, Alfa.

-Si, claro-dije, alargando un poco la "o" más de lo necesario.

A lo que recibí una risa como respuesta, mientras el tomaba mi mano en la suya, entrelazando nuestros dedos y colocándola sobre su regazo. No pude evitar notar la diferencia entre nuestras manos, no solo en tamaño, sino en textura. Donde la mia era suave y pequeña, la suya era grande y tenía callos. Incapaz de controlarme, separé nuestros dedos y volví a su palma, delineando cada callo.

Me preguntaba cómo los había obtenido; también los había notado en los otros cuatrillizos.

Como si percibiera mi pregunta, él tomó mi palma y la besó.

-Los obtuve durante el entrenamiento Alfa. Todos los tenemos -dijo, volviendo a besar la parte posterior de mi mano.

Quede sorprendida, ¿qué les habían hecho para terminar con las manos tan duras?

-Eso es brutal. ¿Qué les hicieron? Hasta donde sé, el entrenamiento Alfa solo dura ocho meses y, juzgando por el tamaño de esos callos, habría que pasar al menos un par de años para que se vuelvan tan grandes y duros -dije.

-Ser un Alfa no es fácil. Si, suena fantástico y todo, pero requiere mucho trabajo duro. He visto a muchos fracasar y renunciar a sus títulos.

Me sorprendí.

¿Qué Alfa nacido haría eso? ¿No sería humillante? Al ver mi expresión confundida, Sam continuó.

-No tenían otra opción si los Reyes Licántropos y el Alfa Supremo no los consideraban lo suficientemente capaces. Los obligaban a renunciar. El entrenamiento era intenso; solíamos dormir solo cuatro horas al día y cada día teníamos una tarea nueva, algunos dias nos dejaban en el bosque con solo algunas cosas esenciales y teníamos que sobrevivir por nuestra cuenta durante unos días, luchar con Licántropos, empujar de cuatro a cinco rocas atadas con cuerdas, entrenamiento con cuchillos. No había concepto de lujo allí. Dormiamos en un colchón de espuma delgada, lavábamos nuestra ropa, cocinábamos y limpiábamos nuestras habitaciones. Realmente te hacen trabajar duro por ese título -dijo Sam, riendo y sacudiendo la cabeza al recordarlo.

No supe ni siquiera cuándo mi mandíbula cayó. ¿Quién estableció este protocolo? ¿Los trillizos? Y, de ser así, ¿estaban locos? ¿Quién hace eso a las personas? ¿Cómo podría alguien sobrevivir a eso? Mirando a Sam, nunca habria pensado que fueran personas que pudieran preparar su propia comida, mucho menos hacer su propia colada. ¡Era una locura!

Cuatrillizos Alfa Y Su Princesa De Hielo Perdida Donde viven las historias. Descúbrelo ahora