𝐇𝐀𝐁𝐈𝐓𝐀𝐂𝐈Ó𝐍 𝟏𝟎𝟑 - 𝐆𝐞𝐧𝐞𝐳𝐚.

𝟐

25/02/2022 - Granada, España.

ENZO

Primer día de rodaje.

Mentiría si dijera que no estoy nervioso. Tengo mi texto aprendido, también se cómo interpretarlo, pero me asusta llegar ahí y que se me olvide todo.

Salí de la cama una vez sonó mi alarma. Me mareé un poco al ponerme de pie, la cabeza me dolía, no mucho, pero era una pequeña molestia. Anoche supe controlarme bebiendo, es por ello que hoy no estoy tan mal, pero Matías... para ser sinceros me sorprendería si apareciera diciendo que está perfecto.

Agarré la ropa que había dejado el día anterior en la silla de la habitación y me cambié. Dirigí mis dedos a mi pelo y lo organicé un poco mejor, para que no pareciera que acabara de salir de la jungla. Después, me puse mis zapatos, cogí mi teléfono, y bajé al comedor del hotel a desayunar.

Algunos del equipo ya estaban ahí. Tenían bastantes mesas unidas, formando una grande para todos. Cogí un plato con dos trozos de pan, huevo, jamón y tomate. Por otro lado, una taza de café, por supuesto. Luego, me dirigí hacia la mesa para sentarme, justo en medio de Alfonsina y Juan.

Al parecer no era el único que estaba nervioso, Blas no paró de hablar de lo emocionado que estaba por el primer día. Lo veía normal, para muchos aquí, este era su primer proyecto que saldría a la gran pantalla.

Acabé de desayunar junto a algunos de mis compañeros, recogimos las cosas y nos fuimos a nuestras habitaciones para prepararnos e irnos. Entré a mi cuarto de nuevo. Me lavé los dientes, la cara, y en mi mochila metí unas pocas cosas que necesitaría para el día de hoy, como agua y algunos accesorios de invierno, ya sean guantes o una bufanda.

Acto seguido, me puse una sudadera. No sabía cuánto frío haría allí arriba, así que por si acaso, agarré mi gran chaqueta. Me puse la mochila y bajé de nuevo, pero esta vez a la recepción.

Nos dividimos en grupos para subir a algunos taxis que nos llevarían a un set de maquillaje y luego, a los teleféricos de Sierra Nevada.

El estudio de maquillaje no era muy grande, pero ya nos habían comunicado anteriormente que eran muy buenos en su trabajo, así que las apariencias no me importaban mucho. Algunos de nosotros entramos y nos sentamos en unas sillas frente a un espejo. En ese entonces, los trabajadores empezaron a maquillarnos.

Pasaron al rededor de dos horas o incluso tres. He de admitir que el maquillaje estaba muy bien hecho, parecía auténtico, podía llegar hasta sentirme sucio de verdad, como si no me hubiera duchado en años, supongo que esa es la magia de un buen maquillador.

Me levanté de la silla en la que me encontraba sentado, no sin antes darle las gracias al maquillador, y me dirigí a la salida, algunos de mis compañeros estaban también listos, así que volvimos a coger un taxi, esta vez para ir a la montaña.

—¿Emocionado? — me preguntó Paula Baldini, quien hace de Liliana Methol. Obligándome así a dejar de mirar el paisaje de la ventana para mirarla a ella.

—Un poco, demasiado. — contesté sonriente, intentando ser lo más amable posible. —¿Y tú?

—También, este es mi primer proyecto profesional.

—¿Es a esto a lo que quieres dedicarte?

—En parte sí, siempre voy a tener algún otro sueño que querré cumplir, pero este sin duda, es uno de ellos.

—Me alegro que al fin lo estés haciendo realidad.

La mujer me sonrió y giró la cabeza hacia la otra ventana. Yo hice lo mismo, concentrándome así en el paisaje de nuevo, deseando llegar. Comencé viendo montañas con hierba, flores de diferentes colores: amarillas, violetas, rojas... pequeñas cascadas y algún que otro animal de monte. Rápidamente, el paisaje cambió, convirtiéndose así en montañas nevadas. Cada vez nos acercábamos más al lugar de grabación, y yo cada vez estaba más feliz.