26/02/2022 - Granada, España.
ENZO
Matías tenía toda la espalda manchada de marrón a causa del café que yo le había tirado por encima —obviamente a propósito—.
¿Por qué? No lo sé. Le vi caminar de espaldas y me pareció gracioso hacerle alguna jugarreta, después empezaría con el pacto que le había hecho minutos atrás. Mis risas internas acabaron cuando vi que el chico no reaccionaba, y como consecuencia, me empecé a preocupar.
De pronto, Matías comenzó a mover los hombros hacia arriba y hacia abajo lentamente, respirando, como si tratara de calmarse a sí mismo. Caminé para ponerme frente a él, tenía la cabeza gacha, con los puños fuertemente cerrados.
—¿Matías...? — pregunté con una mezcla de curiosidad y preocupación.
El chico no contestó, en su lugar, se tensó y luego, se fue. Aún con la cabeza mirando al suelo se dirigió al baño y se metió en él. Miré a Agustín, quien me observaba desde lejos con los ojos muy abiertos y la cara pálida. Hizo un ademán de levantarse, pero se volvió al sentar al ver como Matías se encerraba.
Yo, por mi parte, fui hasta el baño para ver si estaba bien, me comenzaba a sentir un poco culpable. ¿Le habría quemado?
Toqué la puerta con los nudillos dos veces, no tardé en darme cuenta de que el pestillo estaba abierto. No había cerrado con llave.
—Matías, voy a entrar, ¿vale?
No esperé a que contestara, abrí la puerta suavemente y entré al baño. Cerré a mis espaldas, esta vez, con pestillo. El menor estaba frente al lavabo, pero al escucharme entrar, dirigió su cuerpo hacia mí. Parecía cabreado...
Oh oh, se venía la furia de Matías.
—¡Eres imbécil! ¿Verdad? ¿¡Cómo se te ocurre echarme café ardiendo a la espalda!?
—¡No lo hice adrede! — sí, lo hice adrede. —¡Te chocaste conmigo!
—¿Ahora la culpa es mía?
—Tal vez si miraras por dónde vas en vez de caminar de espaldas, no te ocurrirían estas cosas.
—Enzo, vete a la mierda. ¡Lárgate de aquí!
Estaba enfadado, y tenía sus motivos, pero no me iba a ir, al menos no hasta que estuviera seguro de que no le había hecho mucho daño con la caliente bebida.
—No.
—Enzo, vete.
—No me pienso ir sin antes saber que estás bien.
—Oh, ¿yo? estoy genial, claro que sí. — dijo, con obvio sarcasmo.
—Matías, en serio.
—No idiota, no estoy bien, me duele la espalda. Todo por tu estúpida broma.
Vale, ahora sí me sentía culpable. Tal vez el café estaba demasiado caliente. Tal vez le había hecho una quemadura en la espalda. Tal vez ahora mismo Matías me odiaba. Tal vez, tal vez, tal vez...
—Déjame ver.
Y como si hubiera dicho algo totalmente disparatado, el menor se giró de golpe a mirarme. Tenía los ojos como platos y la boca ligeramente abierta. Inesperadamente, mis ojos notaron un color rojizo apareciendo en sus mejillas.
Fruncí un poco el ceño. ¿Qué había dicho de malo? Definitivamente, el chico era raro.
—¿¡Qué!? — se apresuró a contestar, alarmado.

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𝐇𝐀𝐁𝐈𝐓𝐀𝐂𝐈Ó𝐍 𝟏𝟎𝟑 - 𝐆𝐞𝐧𝐞𝐳𝐚.
Fanfiction¿Quién planea enamorarse de su compañero de rodaje? Nadie. Pero esto se convierte en una realidad para Matías cuando Enzo comienza a hacerle sentir cosas extrañas y nuevas para él. Le odia, pero algo dentro de él no quiere admitir que le quiere. Y E...