𝐇𝐀𝐁𝐈𝐓𝐀𝐂𝐈Ó𝐍 𝟏𝟎𝟑 - 𝐆𝐞𝐧𝐞𝐳𝐚.

𝟗

03/03/2022 - Granada, España.

MATÍAS

El tiempo pasa volando.

Cuando menos te lo esperas, te llaman para cenar, aún teniendo la sensación de que acabas de levantarte. Los años pasan, y aunque no se sienta de esa manera, al llegar a una cierta edad, miras hacia atrás y dices: Joder, el tiempo pasa volando.

Ayer, aún estaba en Argentina, jugando con mis pistas de carreras, con mis coches de juguetes y con mis pelotas de fútbol. Cumpliendo nueve años y disfrutando mi infancia con mis amigos y familiares.

Hoy, ya tenía veinte años, no estaba en mi país de origen, estaba en España, grabando una película y despertándome como un adulto después de acostarme con... ¡Enzo!

Mis ojos se abrieron de golpe y me incorporé en la cama con un brinco, alarmado. Miré mi propio cuerpo, mi torso estaba desnudo y no me atrevía a mirar bajo las sábanas.

Inhalé aire tres veces, me armé de valor para levantar mis mantas y mirar rápidamente. Vale... llevaba mi ropa interior, el día no había empezado tan mal.

Lo que no recordaba era habérmela puesto.

Observé mi habitación, percatándome de que estaba solo. Forcé a mis neuronas para que trabajaran, enviándome los recuerdos de lo que había pasado esa misma noche.

Enzo se levantó de la cama y se fue a mi baño, encerrándose ahí mientras yo me recuperaba. Luego, me acurruqué entre las sábanas pensando que el mayor volvería y dormiría conmigo... no fue así.

El adulto salió del baño, mágicamente vestido, ¿en qué momento agarró su ropa? Lo último que logro recordar es que se acercó a mi, quitándome las sábanas de encima y colocándome la ropa interior...

Vale, entonces, si que fue él.

—Descansa, Matías. — dijo, antes de salir de mi cuarto... la habitación que a él le parecía curiosa, donde había pasado lo inolvidable, la habitación con el número 103.

Recordaría ese número para toda mi vida.

03/03/2022 - Granada, España.

ENZO

La hostia puta.

Me he follado a Matías.... ¡a Matías!

¿En qué mierdas estaba pensando? ¿Cómo he sido tan idiota?

Enzo, sabes que solo querías algo de una noche, Matías puede estar ilusionándose ahora y tú... tú no le quieres.

Joder... acabo de echarlo todo a perder.

Junté todas las camisetas que estaba doblando para posteriormente meterlas en la maleta, y enterré el rostro en ellas, maldiciendo en mi mente lo que había hecho por haber estado caliente.

En parte debía estar contento. Todo lo que quería era un simple rollo. De Matías no me interesaba nada más que su cuerpo. Ya lo había tenido, ya estaba hecho, y ahora... ahora podía vivir en paz.

Metí las camisetas en la maleta y me dirigí al baño para juntar todas mis cosas de aseo y ponerlas en mi neceser, metiendo mi cepillo de dientes, mi desodorante, el cepillo del pelo... etc.

Hoy volvíamos a Latinoamérica, aterrizaríamos en Argentina, y esta vez, grabaríamos en el lugar exacto del incidente. En los Andes.

Mi cuerpo mandaba espasmos que me recorrían entero cada vez que pensaba en ello. Era algo tan delicado, que sentía la responsabilidad de tratarlo con el mayor respeto posible.