Capitulo 2

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Adaptación Sin Fines de Lucro. La historia original pertenece exclusivamente a Lily Arzola. Los personajes son de Naoko Takeuchi.

#LaEnfermera

Capítulo 2 - La Enfermera
El doctor Granchester me había besado. No puedo evitar estar realmente sorprendida por ello, ya que pensé que me odiaba. Sus labios se despegan lentamente de los míos, mientras sus manos salen de mi pantalón sin decir más.
Después arregla su bata y sale del cubículo sin decirme nada. Él me deja sola, mientras que mi cabeza intenta procesar lo que acaba de pasar.
-¿Por qué permitiste que te besara?-Me regaño a mí misma mientras golpeó mi cabeza con mi mano derecha. Antes de salir del cubículo, me arregle el uniforme para que nadie notará lo que acababa de pasar en el lugar.
Y al salir del cubículo, me encontré con Ross, quién lucía bastante preocupada por mí, después de pasar bastante tiempo en el cubículo.
-¿Que paso?-Me pregunta la rubia, mirando mi cara pálida.-Parece que viste a una fantasma.-Ella pasa sus manos delgadas por mi frente, tratando de ver si tengo calentura o algún otro síntoma que pueda ser relacionado con la medicina, pero yo solo estaba siendo presa de la excitación y la sorpresa.
-Él me...-Le iba a decir lo sucedido, pero mi cabeza me grito interiormente: ¡No lo digas!-Me dio algunas puntadas.-Termine diciendo mientras mi cabeza está dándome vueltas. En realidad, yo no era una buena mentirosa, no me gustaba hacerlo porque simplemente no era algo que solía hacer, así que sabía que estaba empezando con en el pie izquierdo en Londres.
-Debió dolerte, deberías de tomarte el día.-Me aconseja mientras se preocupa mucho por mí bienestar.
-Es mi primer día Ross, no quiero hacer eso.-Aún cuando mi mente está en la nubes y está pensando en ciento de cosas, tengo que seguir y dejar pasar todo lo que pasó en ese cubículo.
Esta bien, ve con tu jefe, tiene una paciente en pediatría, habitación 304.-Era la habitación de esa pequeña malhumorada de sangre pesada, pero sabía que tenía que seguir con mi trabajo a pesar de que ella me odiara tanto como pensé que él doctor Granchester me odiaba.
Y al llegar a la habitación, me encontré que el doctor Granchester ya estaba en el lugar, sentando sobre la cama de la pequeña de ojos cafés y piel pálida. Él parecía ser bueno con los niños, ya que la niña le sonreía abundantemente, lo que no hace con los demás. Era extraño verlos juntos, ya que parecía que allí había algo más que sólo una paciente y un doctor. Parecía que tenían una buena relación.
-Doctor Granchester.-Dije anunciando mi llegada.
-¿Otra vez ella?-Pregunta la pequeña, rodando los ojos al verme.
-Ella es mi ayudante Lizzy.-Hasta la llama Lizzy, como si fueran buenos amigos.
-Ella es una tonta.-Escupe la maleducada.-¿Por qué no mejor me dejas ser tu ayudante?-Terry mofa dulcemente al oírle hacer esa pregunta, para luego pasar su mano por su cabello n***o y delgado.
-Me encantaría que fueras mi ayudante, pero primero tenemos que curarnos.-Le deja un beso en sus mejillas y se pone enfrente mío.-Ponle una solución de Bifosfonatos.-Me indica.
-Sí.-Le respondí asintiendo con la cabeza, pero me doy cuenta que la pequeña niña no deja de mirar a Terry, ¿acaso está enamorada de él? Aunque no la culpo, es bastante guapo, pero eso no borra su mal carácter y que bese a sus enfermeras descuidadamente.
Pero como no encontré el medicamento en los estantes del cuarto de la niña, tuve que salir de la habitación, para poder buscar la medicina. Después de tomar el medicamento de nuestro cuarto de medicamentos, llegué a la habitación con la medicina en mano, para después pasar la solución por su intravenosa.
-Ya está linda.-Le avise al acabar, sonriendo y tratando de ser dulce con la pequeña.
-Gracias.-Me dice sin mirarme, mientras se le ve distante ante mi dulzura, por otra parte el doctor Granchester solo se burla de mí, apareciendo en la habitación sin avisar. Después me indica que salga de la habitación, así que hice lo que él me pidió.
-Adiós.-Le dije a Liza antes de salir por su puerta, pero por su parte, ella me ignora mientras qué se ve que está sintiendo como pasa la medicina por sus venas, ya que hace algunas caras.
Y al salir de la habitación, el doctor Granchester me estaba esperando para tener una conversación conmigo sobre la pequeña.
-Esa pequeña tiene cáncer de huesos y de sangre.-Yo de inmediato me siento mal por la niña, así que suspiré con tristeza. -Así que espero que entiendas su comportamiento.-Me dice con sus manos detrás de la espalda, mientras camina con un porte junto a mí.-Ella es algo dura con todo el mundo, pero tengo que decirle, que tiene algo de razón en que usted es una tonta.-Me dice mofando, después de disculpar el mal carácter de la pequeña. Yo por mi parte, no me puedo sentir más que ofendida. ¡Es un idiota! Pero después recapacito conmigo misma, ¿por qué estar enojada con una niña que está tan enferma? Así que me doy cuenta que tal vez pueda ser una idiota, tal y como dijo ella.
-¿Disculpe?-Llame su atención mientras me detengo en medio del pasillo.-Tal vez usted sea mi jefe y todo eso, pero no tiene que ser tan grosero conmigo. Y...Miro mis dedo con nervios, ya que aún pensaba en su labios tan húmedos sobre los míos.-Usted me beso.-Lo tenía que decir, me estaba molestando mucho el hecho de que fuera un idiota y que a pesar de ser un idiota, fuera tan increíble para besar, llenándome de sentimientos que quería sacar de mi tonto corazón.
-¿Y hay algún problema?-¡Vaya que este idiota, necesita que le den una buena paliza!-Yo puedo hacer lo que quiera con usted.-Termina de decir mientras que mi cuerpo deja de tener pena y se empieza a llenar de enojo
-¿Y lo hace con todas la enfermeras?-Le pregunté mientras el de inmediato gruñe, al oír mi pregunta mientras que su cara bellísima se torna diferente, era como si mi pregunta lo hubiera ofendido demasiado.
-¿Quién crees que soy? ¿Un maldito canalla?-Ahora dice agresivo, tratando de defenderse. Pero para mí lo era.
-Déjeme pensar... sí.-Le contesté enojada mientras cruzo mis brazos, molesta por el simple hecho de recibir una respuesta sin fundamentos.
-Debes de estar loca al pensar que soy de esa manera, y si no te has dado cuenta, tienes manchado tu pantalón desde hace a unos minutos.-Rueda los ojos y se va muy ofendido por el largo corredor, dejándome sola con mi mancha.
Yo me miro atrás sobre el cristal de un extinguidor, reconociendo que tengo una gran mancha de color azul en mi pantalón. ¿Cómo es que llego esa mancha de tinta a mi trasero? Así que confundida, camino a la sala de enfermeras, tratando que la mancha no se viera, pero al entrar a la habitación me encuentro con el doctor Steward, quién estaba hablando con sus enfermeras a cargo.
-¡Hola!-Me dice feliz de verme en cuanto termina de hablar con sus enfermeras, aunque no podía negar que el lucía unas ojeras tremendas, que eran tan visibles que se podrían ver desde otro continente, pero se veía tan atractivo.

LA ENFERMERADonde viven las historias. Descúbrelo ahora