Capitulo 30

182 17 3
                                        

Adaptación Sin Fines de Lucro. La historia original pertenece exclusivamente a Lily Arzola. Los personajes son de Naoko Takeuchi.

#LaEnfermera

Capítulo 30 - 
Varias semanas después.
Saber que Liza me ha perdonado, a sido lo mejor que me ha pasado después de saber que esperaba a 324. Mi corazón ahora late fuertemente y estoy de mejor humor, a pesar de que aún no llevo una vida más saludable. La comida siempre es el problema, ahora 324 no acepta la comida que le doy, así que visitó el baño varias veces al día. Mi estómago ahora me duele mucho, y a veces siento que me desmayare, pero logro mantenerme en pie por 324.
El trabajo siempre ha sido duro, desde que empecé a trabajar aquí todo se ha vuelto muy tedioso, pero ahora que el doctor Granchester me ignora todo el tiempo, su indiferencia es difícil de ignorar, ya que ahora es más grosero que antes. Cuando le hablo, él me pide que guarde silencio y constantemente me dice que mi voz es molesta.
Yo no hago más que solo hacer lo que él dice. De una manera laboral, puedo decir que estoy más animada, ya que el dueño del hospital me ha pedido que trabaje medio tiempo en el nuevo restaurante que se hará, en donde estaba la cafetería. Nunca pensé que mis sueños de ser cocinera se harían realidad, y menos saber que el dueño del hospital me pidió ser la chef y encargada del lugar.
Mis lágrimas caen de felicidad al escuchar eso de la boca del director Samuel Black, dueño de varios hospitales bastante importantes.
El dueño es bastante lindo conmigo, él me mira fijamente, a pesar de que es viejo y me dice lo importante que es tenerme en su hospital. Claramente eso me hace sentir importante. Jamás pedí llegar hasta aquí con tan solo hacer algunas galletas caseras.
-La gente me ha comentado que usted es la mejor cocinera de todo Londres, es más hay gente que solo viene aquí a comer y no tanto por el hospital.-Yo no puedo creer esto, ¿acaso 324 estás haciendo esto por mí?-Cuando terminemos de construir su nuevo restaurante, usted puede elegir el nombre de este.-Al saber eso de inmediato pensé en el apodo de mi bebé.
-324.-Le comenté con seguridad, mientras veo mi vientre algo abultado.
-¿324?-Preguntó el viejo hombre, algo asombrado.-Con gusto.–Me sonríe cortésmente, al verme sonreír también.-324 se convertirá en el mejor restaurante de Londres.-No puedo controlar mi felicidad, todo el hospital saben mi nueva posición en este hospital. Todos los que me miraban feo, ahora me miran con respeto y me felicitan por haber logrado que el corazón del hombre más duro de Londres- aparte de Terry.- se rompiera con mi comida.
Ahora no tendría más que trabajar en el hospital como enfermera, ya que yo ganaría más de lo que gano siendo la chef y encargada.
Al enterarme de esa noticia, no pude evitar involucrar a Ross, así que le pido que me ayude en el restaurante, ella acepta y feliz me ayuda con el restaurante.
Las cosas se dieron como magia ante mis ojos, pero aún no puedo decirle adiós a mi pasado, ya que, aunque desprecie y no nos hablemos, me hace sentir triste.

Mientras me quito mi uniforme en el baño, toco poco a poco lo caliente que está 324. Sonrió al ver que mi estómago ahora está un poco más grande, así que escondo a 324 con ropa negra y holgada, pero no puedo evitar comprar ropa de buena marca. Ser la chef y encargada del restaurante 324 ahora me permitirá darle una vida mejor a mi hijo o hija.
Al terminar de abotonarme mi vestido n***o, la puerta del cambiador se abre azotando con fuerza, contra la pared blanca del lugar. De inmediato yo asustada, mientras me agacho entre los lockers, ya que es lo primero que se me ocurre hacer. Escucho una voz fuerte y rasposa, que dice mi nombre más de una vez.
-¡Candy!-Yo me levanto del suelo con las piernas temblando, aún su voz me hace tener miedo.-¡Candy!-Ahora me encuentra, mientras yo estoy asustada de verlo en el cambiador de las chicas.
-¿Qué pasa?-Le pregunté con un poco de respeto, ya que aún no he renunciado.
-¿Así qué te iras?-Me pregunta con su imponente voz, mientras su porte siempre es primero, su altura lo hace ver siempre hermoso y relevante.-Te contrataron por saber cocinar.-Se mofa mientras intenta mantener sus manos para el mismo.¡Vaya, entonces contrataran a cualquier vagabunda que sepa cocinar!-Alza sus cejas, mientras se le ve nervioso.-Deberían de hacer castings.-Comentó mientras intenta quedarse en un lugar, pero parece que la noticia de mi partida no le ha caído bien. Pensé que él estaría festejando ahora.
-Tal vez.-Le digo molesta.-Pero es algo que a usted no le importa doctor Granchester.Escupí engreída, mientras trato de ocultar mi nuevo cuerpo ante el doctor.
-Tienes razón, cualquier mujer quiere tu puesto.-Me comenta mientras mira sus manos largas, para luego mirarme a mí otra vez.-Lamentablemente no eres lista y no supiste cómo sacarle provecho al estar al lado mío, ¿no?-Yo ruedo los ojos, mientras sé que su ego es el que está herido ahora.
-Quizás usted solo quería que yo lo exprimiera con todo esa inteligencia que usted tiene, y el dinero que presume tener, supongo que prefiero ganármelo, como usted dice, siendo una cocinera vagabunda.-Él se mofa una vez más, pero puedo ver ahora dos partes de Terry.
Hay una parte de él que se despega, de su traje egoísta de siempre. La vulnerabilidad no le cae bien, incluso puedo escuchar como su corazón late con fuerza ante mí.
-Así que vagabunda y cocinera.-Comentó tronando los dedos y paseándose por el probador que era para mujeres.-Me gusta mucho ese título, quizás ahora le puedas llamar así a tu nuevo restaurante.
Quizás, es un nombre muy motivador como para las personas que no saben distinguir de lo que es bueno y lo que es malo.-Le digo cerrando mi locker.Ahora si me permite, esta vagabunda se hará cargo de su restaurante.-Yo solo espero por el jalón de brazo que él siempre hace, pero por primera vez él no me detiene. Así que ahora yo lo miro, mientras él se da cuenta de que yo resiento su jalón de brazo.
-Quizás ahora usted piensa que la detendré, pero como veras, yo solo pido algo más de dos veces, y a la tercera...eso no pasara. Ya no seguir tras de usted, le ofrecí lo mejor de mí y ahora ya he perdido el interés en una mujer tan vacía como usted.-¿Vacía? Ahora mis dolores se incrementan y sin saber, ya estaba en el suelo intentando respirar mientras el doctor Granchester, que, aunque estaba enojado conmigo, me da apoyo. -Respira. -Me gritó ayudándome a sentar en una banca de metal.-¿Duele mucho?-Me pregunta al ver que pongo mis manos en mi estómago.
-No.-Le digo tragando saliva, así que me levanto, pero esta vez no puedo estar de pie, caigo al suelo y me golpeó fuertemente.-¡Ah!-Respiro con fuerza y el dolor ahora es intenso, no lo puedo ignorar. Empiezo a gritar ahora con fuerza mientras siento como un líquido escurre de entre mis piernas, Terry solo me mira muy preocupado.
-¡Tengo que llevarte a urgencias!-Él me levanta y se da cuenta de que hay sangre entre mis piernas. Él aun así me levanta entre sus brazos, y me lleva a urgencias mientras yo me siento tan débil. El dolor aún es insoportable, así que, entre lágrimas, gritó el nombre de mi pequeño hijo.
-324-Chille con la cara llena de lágrimas. No tarde ni menos de diez minutos en desmayarme, después de sentir más contracciones.
El miedo de perder a mi hijo es grande, quise abortarlo y ahora que lo quiero en mi vida, no le doy la atención que merece. No quiero ser esa clase de madre.¡324!-Grito al abrir mis ojos.-¡324!-Miro a mis lados, como si él ya estuviera en este mundo, pero lo único con que me encuentro fue con una habitación a oscuras, de la nada escucho su voz decir.
-¿Ya despertaste?-Yo de inmediato me incorporo y me siento.-Pareces nerviosa.-
Dice acercándose hacia mí.-¿Acaso querías contarme que estabas embarazada?Yo miro las sábanas intentando no tener contacto visual con él, pero era imposible.-¿Por qué hiciste eso?-Pregunta algo molesto, pero al no ver mi respuesta se muestra aún más molesto.-¿Por qué no lo hiciste?-Me grita.-¿Por qué demonios no me dijiste que estabas esperando un hijo, un hijo mío?-Pero yo de la nada abro mi boca, y le digo:
-¡No es tu hijo!-Él ahora está un poco lastimado por mi respuesta, pero en realidad no sabía que hacer, solo trate de no verme como una oveja ante sus ojos, quería verme fuerte y cruel como él.
-¿Cómo dices? ¿Entonces de quién demonios es?-Escupe molesto, mientras se acerca lentamente hacia mí.
-No te incumbe.-Le contesté mirando el techo.-Es mi hijo.-Es lo único que salió de mí, pero era algo real, este bebé es mío y con eso es suficiente para mí.
-Sabes una cosa.-Me dice acariciando su barbilla.-Te daré una nueva oportunidad.-Mi cuerpo se eriza al escuchar eso.-Esta vez te ofrezco que me dejes criar contigo a ese niño.-Comentó con seriedad.-Pero nos tenemos que casar y tendrás que cambiar la manera en la que vives.-Ni siquiera había llevado cinco minutos de ser el padre de mi hijo, y ya quería cambiarlo todo.-Vivirás con mis padres, quienes te protegerán y te convertirán en una dama. Nuestro hijo tendrá que ser educado también por mis padres, y no podrás volver a pisar una cocina, si no es para cocinarle a mis padres. También tendrás que dejar de verte con Ross, no es una buena compañía. -Yo me enojo de inmediato, ¿qué clase de vida me está ofreciendo?
Tal vez mi posición social sería mejor, pero ¿qué de bueno tiene ser controlada?
-Dije que no.-Le respondí algo cansada.-No acepto tu propuesta.-Él se queda ahí, parado sin entender porque lo había rechazado. Se que toda mujer aceptaría eso, pero quiero criar a mi hijo como yo quiera, y tampoco quiero que mi hijo sea como Terry.-Ya te dije que este hijo no es tuyo.-Él en realidad está furioso, así que sale de habitación echando humo. Quizás no fue mi mejor elección, pero no quiero que 324 sufra y me vea sufrir a mí.
Por suerte Ross estuvo todo el tiempo cuidándome mientras estaba en el hospital, y con gusto el dueño de la empresa pagó todo lo que necesitaría. Casi tuve un aborto, 324 aún no se adhiere bien a mí.
-Tienes que comer algo.-Me comenta Ross, con una charola llena de comida típica de un hospital.
-No tengo apetito.-Le respondí viendo una manzana, gelatina y una papilla.-Por ahora no comeré nada.-La pelea que tuve con el doctor, hizo que yo misma me sintiera cansada, supongo que también por eso 324 se quería salir de mí.
-Sabes que a 324 le hace daño que no comas, no seas tan egoísta.-Ross tenía razón, no porque su madre éste deprimida, él debe de sufrir. Así que acerque la comida a mi boca y me comí toda la charola, para después descanse un poco y ver si 324 lo acepta.
Una hora después, y no salió nada de mi boca, estaba feliz de que 324 coma hoy. Y realmente estaba agradecida con su abuela. La madre de Terry era la doctora encargada de mí, así que ella se paseaba más de una vez por mi habitación, solo para verme.
Hola Candy.-Me saluda feliz mientras yo estoy un poco nerviosa, puesto que acabo de pelearme con su hijo. Se que Terry no es el típico niño que le cuenta todos sus problemas a su madre, pero aun así me preocupa.-¿Una vez más aquí?Ahora luce molesta, mientras pone una mano en su cintura.
-Lo lamento.-Me disculpé apenada.
-Sabes que este niño o niña, está luchando por quedarse en tus entrañas.-Ahora su tono no muestra felicidad-¿Candy, en serio quieres a este bebé? Dímelo, si no para ayudarte y conseguirle un hogar.-Me dolía el simple hecho de que pensara que no lo quiero.
-No, yo quiero a 324.-Le comenté molesta, mientras sostengo mi estómago. No quiero dejarlo ir.
-Entonces deja de hacer tonterías.-Me regaña acercándome una caja de pastillas.Empezaras a tomar ácido fólico y hierro. Descansar, aunque sea tres o cuatro horas, ya que el bebé necesita comodidad.
-Sí.-Asentí con mi cabeza, mientras trato de recordar todo eso, no quiero meter la pata una vez más.
-Tendrás que dejar de trabajar turnos tan largos, eso te está matando.
-¿Es de alto riesgo?-Le pregunté mientras mi mirada se nubla.
-Sí, pero por suerte este niño quiere nacer. 324 está luchando, ayúdale.-Yo de inmediato lloro ¿qué le estoy haciendo a mi bebé?
Ella tenía razón, no quiero que me vuelva a pasar esto. La doctora me dejo medicamentos, mientras intente descansar, ante todo. La noche era muy silenciosa, tal vez porque nunca he estado en el lugar de un paciente, es cómodo ver a las enfermeras registrando si estas bien, o si tiene hambre, o ganas de hacer de baño. Y me siento tan bien de que Ross se haya recuperado de ese mal trago que tuvo, y ahora está aquí dormida encima de mis pies. Supongo que tengo que dormir, así que lentamente cierro los ojos y descanso.
*
A la mañana siguiente, el sonido de mi aparato intravenoso empezó a sonar, me despierto espantada, pero Ross quita el ruido apretándole algunos botones, mientras el suero sigue fluyendo.
-Me asuste.-Le dije poniendo mi mano en mi estómago.
-Tonta.-Me dice riéndose un poco de mí.-La doctora Patricia me dijo que ya puedo darte de alta.-Yo feliz sonrió.-Así que te quitaré el suero y te daré ropa que traje de casa.-Ella era un ángel en mi vida. Ella me atiende como si fuera un paciente más, así que me metió a duchar para luego cambiarme como si fuera una niña. Estaba feliz de que alguien prestara atención en mí.-Es hora de que vayas a casa.-Me comenta mirándome a los ojos.-Tienes que descansar, la jefa me pidió que te lo digiera.-Ahora intenta peinar mi cabellera negra, mientras yo la miro fijamente.
-Parece que ya se enteró de que estoy embarazada.-No quería que ella me odiara más, pero parece que ahora no lo hace con tanto odio.
-Todo el hospital lo sabe. -Yo cierro los ojos maldiciendo interiormente, mientras intento apaciguar a mí yo interno.
-¡Demonios!-Ahora lo suelto, parece que no pude.-Parece un infierno.-Le comenté molesta.
-Tranquila, mantén tu cabeza en alto.-¿Cómo mantenerla en alto? Cuando ya fui difamada más de una vez. ¿Qué más podía hacer ahora? Solo mantenerme fuerte por mi bebé. Después salí de mi habitación y estando en el pasillo, fui mirada por mucha gente. Se les había olvidado que hace poco me nombraron la propietaria de un restaurante en el hospital, quizás ahora piensen que soy la fácil, o la pérdida del hospital.
Al salir por fin del hospital y de camino a mi casa, las lágrimas aún seguían corriendo por mi cara. El embarazo de por si no es fácil, y ahora con mis hormonas hechas trizas, no se de qué humor me pueda encontrar.
Al llegar a casa, de inmediato me quedé dormida como un bebé. Unas horas después despierto sintiéndome mucho mejor. Así que no pude evitar sentirme mal al estar aquí sola, así que me abrigue bien y fui de regreso al hospital.
Quizás me debí de quedar, pero el hospital ya lo era todo para mí. Pasaba más tiempo ahí, que en alguna otra parte. Era mi hogar.
*
Al entrar al hospital, las miradas se posaron sobre de mí, era difícil caminar y hasta respirar. Al llegar a la oficina del doctor Granchester, me sentí un poco más segura a pesar de que sabía que estaba en zona de guerra, de inmediato su garganta hace que me asuste.
-¿Qué hace?-Me pregunta, ya que está viendo que me estoy escondiendo de la gente de allá afuera.
-Nada, lo lamento.-Le dije respirando un poco extraño, mientras intento tranquilizarme de ese buen susto.
Le pregunté, ¿qué hace usted aquí?-Me pregunta luciendo su mirada sin expresión.
-Se que la jefa de enfermeras dijo que estaba bien que descansara por hoy, pero no puedo alejarme del hospital.-Trato de explicar, mientras su expresión no cambia.
-Aún no ha contestado mi pregunta.-Él no se da a explicar, mientras luce frustrado.-No quiero saber si viene o no al hospital.-Eso duele, ¡auch!-La pedí a la jefa de enfermeras que la despidiera, ya no la quiero más aquí.-Mi piel se eriza al escuchar que ya no me quería más. Siento como si una roca pesada me cayera directamente en el estómago, desgarrando y rompiendo cada uno de mis órganos.-Ahora retírese de mi consultorio.-Me pide decentemente, mientras pone toda su atención en la compütädora.
Yo salgo de ese consultorio sintiéndome la peor. Lo está haciéndolo de nuevo, tratarme como un tapete, quizás ahora me lo merezco por haberle negado a nuestro hijo. Al llegar a la estancia de enfermeras, escucho como todas hablan de mí, diciendo que soy una zorra y cosas parecidas, ya no me molestaba más. La jefa de enfermeras me ve a un lado de todas y me pide que vaya con ella a su oficina, mientras las chicas notan mi presencia y salen volando del lugar muy asustadas.
Al llegar a su oficina, ella cierra la puerta y me dice:
-Siéntese.-Yo solo trago saliva y me siento en una de sus sillas de piel. Ella nunca ha sido la mejor para dar las noticias, pero lo que me piensa decir es algo que quizás debí saber antes.-La verdad es que no sé qué haces aquí Candy. De hecho, fue demasiado tenerte en este hospital. Tu calidad como enfermera es terrible, estabas aquí solo porque el doctor Granchester no permitía que yo te corriera, y ahora que él ha dicho que no te quiere más, no tendré otra opción que regresarte a tu pueblo natal.-Yo empiezo a llorar mientras me recuerda que él ya no me quiero. ¡Malditas hormonas!
-Lo lamento.-Dije limpiando mis lagrimas.-Me duele mucho.-Le contesté siéndole sincera.
-No sé de qué te preocupas.-Me dice dándome un golpe en la frente, mientras hace cesar mi llanto.-Te acaban de ofrecer ser la chef y dueña de un restaurante en el hospital, tienes una vida por delante.-Ella tiene razón, así que no me siento tan mal de dejar mi uniforme. Quizás no nací para ser enfermera del todo, si tuviera una novela no la llamaría "La enfermera" si no, le pondría "La enfermera cocinera vagabunda".
Al quitarme el uniforme, se siente un vacío en mi cuerpo. Pero aun así, me voy con mi orgullo en alto, mientras visto un lindo vestido azul y unos tacones altos. Voy directamente al restaurante que aún lo siguen remodelando, y mientras más veo, se pone mejor. Me pongo más feliz de verlo casi terminado, pero no todos iban a estar de acuerdo. El director del hospital vino ese mismo día, mientras me llenó de halagos sobre mi comida y sobre el restaurante, pero esos halagos fueron opacados por la voz gruesa del doctor Granchester.
-¿Así que hará un restaurante aquí?-Comenta caminando con sus manos dentro de su bata, mientras el dueño de la empresa, está realmente feliz de verle.
-Buenos días, doctor Terry Granchester.-Dijo el hombre viejo, saludando al doctor con amabilidad.
-Hola.-Dijo informalmente.-Es gracioso, este hospital esta fundado desde 1997 y es el hospital más prestigioso de Londres.-Comenta mirando lo que queda de la cafetería.-Sería terrible que dejemos de ser famosos por nuestra asistencia médica, solo por hacer una fonda o un mercado aquí dentro.-Yo me siento muy enojada, mientras trato de mantener mis insultos dentro de mi cabeza. ¡Maldito idiota!
-¿A qué se refiere, señor Granchester?-Pregunta el viejo hombre, mientras sus cejas gruesas se fruncen.
-He estado aquí por más de seis años, ya que soy el mejor doctor en todo Londres. Y a pesar de eso, sé que hay lugares mejores que este hospital, a pesar de ser llamado el mejor de Londres. Atlanta me envió una carta, el cual me ofrecían trabajo en el mejor hospital de américa, así que si me quitan prestigio, tal vez no deba de estar aquí.- ¡Oh no! Eso no sonaba nada bien.
-¿Prestigio?-Dice el director confundido.-Eso no pasara.-Ahora niega con la cabeza, mientras que no le gusta lo que el doctor está diciendo.
-Claro que sí.-Ahora me mira a mí.-Esta mujer no tiene ni un título de gastronomía, ni menos tiene uno de enfermera, ¿a qué estamos jugando aquí?Ahora está hablando con fuerza, pero lo suficientemente bajo, para que la conversación aún sea privada.- Este hospital ahora es un circo desde que la señorita White llegó aquí. ¿Y hora los sueños de una torpe y estúpida niña se harán realidad porque sabe hacer galletas? Creo que esto no es un juego director.El director parece molesto, pero no es lo bastante capas, para decirle al doctor Granchester que cierre su boca.
-Doctor Granchester, lo que nosotros queremos es que usted esté muy cómodo, es nuestro mejor doctor en todas las áreas, a pesar de que no se especializa en todas.-Aclara la garganta.-La señorita White, tal vez no tenga un título, pero tiene talento en lo que hace y eso no lo puede negar.-El viejo hombre siempre defendiendo, es lindo de su parte hacerlo.
-¿Así que hablaremos de talentos?-Pregunta el doctor Granchester enojado.-Soy el mejor y el más talentoso, ¿quiere que me vaya?
No, no.-Dijo el director nervioso.-No queremos que usted se vaya doctor Granchester, solo dele una oportunidad a la señorita White-¿De quién demonios es entonces el hospital?¿Del doctor Granchester, o del gran Samuel Black?
-Solo deje que la señorita White esté aquí por algunos meses, necesitamos que usted lo apruebe.-Terry mira el lugar con curiosidad. Después sonríe cínicamente, viéndonos a los dos.
-Esta bien.-Dice fácilmente.-Pero no quiero que todo el reconocimiento sea de la señorita White.-Mi corazón late, ¿entonces que demonios quiere hacer?-Yo ayudare con este restaurante para que no sea un lugar donde la gente solo venga a embriagarse y hacer discusiones, yo seré el jefe.-¿Jefe? ¿De qué demonios está hablando? Me acaba de despedir, pero aún quiere ser mi jefe.
-¿Jefe?-Ahora me meto en la conversación.-No, usted tampoco tiene ningún conocimiento gastronómico.-Le comente enojada.-Usted porque no solo se queda en lo que sabe hacer, ser doctor es lo único que hace bien.-Él solo se ríe de mí, mientras yo lo resiento. ¿Por qué no deja de meterse en mi vida?
-Tengo más conocimiento en gastronomía en mi dedo pulgar que usted.-¿Ahora me está retando? Estaba a punto de golpearlo con fuerza, pero el director se puso en medio de nosotros como intermediario.
-Por favor, doctor Granchester.-Trata de hacernos callar.-Señorita White.-Ahora nos mira a los dos.- Les pido que no peleen por eso, sé que Terry Granchester es un gran cocinero, es más el famoso chef Gordon Ramsey es amigo personal del doctor, y me ha comentado que es un cocinero fenomenal.-Yo solo ruedo los ojos, y niego con mi cabeza.-Le pido señorita White que deje al doctor Granchester ser su jefe aquí.-Yo lo miro con intensidad, para luego decir:
-Está bien.-El director sale corriendo del lugar mientras un "llamado" lo hace correr a la salida con pavor. De inmediato mi mano intenta golpear al doctor Granchester, pero él detiene mi mano en el aire. Mi enojo es grande, así que las lágrimas salen.-¿Qué demonios está jugando?-El solo sonríe cínicamente.
-Cuando la corrí de mi despacho, quería hacerle mucho daño.-Comenta sinceramente, soltando mi brazo.-Quería que usted sufriera, pero ahora sé que recibirá mucho dinero aquí. Le hare la vida imposible. -Él mismo sabía que esto era personal.- Ahora aquí usted puede ver que su talento es subestimado al lado mío. Se que no soy el mejor chef de Londres, pero no dejare que te salgas con la tuya.
-¡Tan mal se siente de no ser el padre de mi hijo!-Le grité echando humo por los idos.
-Siempre pensé que eras como un cachorro, o como las princesas pobretonas de los libros de cuentos de hadas. Era mejor tenerla en mi mente como uno de esos ejemplos, ahora sé que es una cualquiera, ya no me interesa ni siquiera lo más mínimo de usted.-Realmente no se notaba eso. Pudo haberme matado con su arrogancia e indiferencia, así que sé que tal vez está mintiendo.
-¿Ahora dices que no soy era una cualquiera, cuando me acostaba con usted?-Le pregunté confundida, mientras que el egoísmo de lo que dice, es impresionantemente venenoso.
-No, porque solo era mía.-Suspira profundamente, mientras que yo no puedo opinar lo mismo.-Yo no comparto con nadie, ni siquiera un pañuelo.-Esta apunto de retirarse, pero yo no lo dejo.
-¡Usted no era nadie especial para mí!-Le grité con fuerza antes de que se marchara. Él se queda parado en la puerta, mientras oprime sus puños con fuerza, se que quiere golpear algo pero se resiste.
-Bien por usted.-Sale del lugar, mientras que su espalda hacha desaparece por las paredes del hospital.

***

Mejor no opino🤦🏻‍♀️

LA ENFERMERADonde viven las historias. Descúbrelo ahora