Capitulo 13

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Adaptación Sin Fines de Lucro. La historia original pertenece exclusivamente a Lily Arzola. Los personajes son de Naoko Takeuchi.

#LaEnfermera

Capítulo 13 -
-¿¡Un hotel!?-Le gritó con fuerza.-¿Quién demonios cree que soy?-Le pregunté ofendida. Él solo sonríe con esa cara de diablo que tiene.-Soy tu jefe.-Me susurra al oído.-Y si quieres ganar más dinero, tendrás que tirar todo esté apestoso orgullo que crees tener.-Él me hace sentir emocionada y al mismo tiempo ofendida.
-No lo creo tener.-Le contesto alejándome un paso de él.-Lo tengo, y si me permite, me iré.-Le aviso saliendo del consultorio, mientras estaba completamente enojada. No podía ser tan desvergonzado, en realidad quería matarlo o castrarlo. Al salir del hospital rumbo al departamento de Ross, mi celular sonó con la intensidad de un demonio. Yo aún muy molesta por lo del doctor, contesto de mala gana.
-¿Hola?-Conteste mientras el aire caliente sale de mi boca.
-¿Hija?-Era mi madre.
-¿Ahora qué?-Le contestó molesta, mientras que ya me ha dado muchas molestias.
-Tu hermano.-Me dice llorando.-Kyle se rompió la pierna.
-¿Está bien?-Le preguntó preocupada, mientras me siento como una idiota, al contestarle mal.
-No.-Me responde llorando.-Se rompió la pierna y necesitan operarlo, pero no tengo suficientemente dinero para pagar la operación.-¿De dónde demonios quería que sacara dinero?
¿Cuánto es?-Pregunté mientras cierro mis ojos con desesperación.
-Dos mil setecientas libras.-Me lo suelta como bomba, era demasiado dinero.
-¡Madre, no puedo!-Le dije con miedo.-No tengo el dinero.
-¡Es tu maldito hermano!-Me grita enojada.-Debes de ayudarle, para eso te fuiste a Londres, ¿no?
-Sí, pero...-Es la primera vez que me sentía desarmada, no quería fallarle a nadie.
-¡Pero nada!-Me responde cruelmente.-Lo harás ¿o dejarás que tu pobre hermano muera?-Sabía que no era una situación de muerte, ¡vaya soy enfermera! pero sabía que si no se le operaba ahora, iba a tener problemas más adelante. De inmediato la propuesta del doctor Granchester, vino a mi mente. No quería perder mi orgullo, pero tampoco quería perder a mi hermano.
-Está bien, lo enviaré.-Cuelgo el teléfono y corro hacia la oficina del doctor, esperando que no se haya ido. Por suerte lo encuentro en el pasillo, caminando para irse al estacionamiento.
-¡Doctor!-Le gritó con fuerza, pero él solo me mira y sigue caminando como si nada.-¡Espere!-Lo detengo, poniendo una mano sobre su estómago.-Lo que me dijo, ¿aún sigue en pie?-Le preguntó súper avergonzada, mientras miro el suelo blanco.
-No, perdiste tu oportunidad. -Me dice intentando caminar a la salida, mientras pongo una vez más mi mano sobre su estómago trabajado.
-¡No, espere!-Lo detengo una vez más.-Se lo pido, ayúdeme.-Le dije con mi orgullo por los suelo. Él solo rueda los ojos, mientras me mira.
-¿Qué te hizo cambiar de opinión?-Me pregunta alzando una ceja.
-¿Debe de haber una razón?-Le preguntó mientras mis mejillas se enrojecen.
-¿O lo hace solo por placer?-Ahora se ve más interesado.- Si lo hace por placer, se me hace muy interesante de su parte señorita White, y si lo hace por dinero, no la juzgaré.-Lame sus labios.-Pero...-Tenía que haber un pero, siempre.-Su orgullo debe estar en lo suelo.-Me tomó de las esquinas de mi uniforme y me alza un poco.-Me encantaría hacerla mía esta noche.-Su boca olía a un fino tabaco de chocolate, su piel era tan hermosa de cerca, mientras sus labios rojos se remojaban con su lengua rosada.
-Pero necesito que me pague antes.-Le dije presionada, mientras me tambaleo más de una vez.
¿Las mujerzuelas no suelen hacer el trabajo primero y pagar después?-Eso me molesto mucho más, pero tenía que hacerlo.
-Puede que haya visitado muchas, pero definitivamente yo no soy una de ellas.Le dije entre dientes.
-Bien, para que veas que soy un buen comprador, te pagaré. ¿Cuánto quieres? ¿Dime cuánto cuesta tu culo? -Aún que odiaba que me tratara de esta manera, no podía dejar de pensar en el sexüalmente; quizás era sus labios o su barba larga, todo de él me encendía como un fuego artificial.
Yo solo trago saliva.-Dos mil setecientas libras.-Le digo nerviosa de ver su cara, quizás tal vez piense que estoy loca y se le quiten las ganas de cogerme.
-Pensé que pediría más.-Me dice haciendo un cheque, mientras yo lo miro sorprendida de que aceptar.
-Necesito el dinero en efectivo.-Le comentó mientras rasco mi cabeza.
-¿Crees que soy un hombre que carga billetes? ¿En qué siglo crees que estamos? Nadie usa billetes.-Me responde, mientras yo sí los uso.
-Lo lamento, pero lo necesito.-Le ruego, mientras él sólo se desespera conmigo.
Así que como un buen cliente mío y el primero, me lleva a sacar dinero, para luego enviarlo. Fue un largo camino de una hora. Supongo que tuvo mucha consideración, por esperar por mí.
Al entrar de nuevo a su auto, después de enviar el dinero, él me espera impacientemente.
-Esto es lo más absurdo que he visto en una prostituta.-¡Maldito imbécil!
-¡Ya le dije que no soy una prostituta, deje de llamarme así!-Le dije muy enojada.
-No lo creo.-Me dice manejando de regreso a la ciudad.-Una mujerzuela es una mujerzuela, no puedes negar lo que eres.-Quería agarrarlo a golpes como si fuera un luchador, pero ya me había pagado una gran suma de dinero, no podía decirle que no.
Como un típico rico, me llevó a un hotel demasiado caro. Al estar en la recepción esperando por una habitación, me sentí como toda una golfa. Todos nos miraban y también veían que no traíamos maletas, todos sabían a lo que veníamos, lo que era totalmente vergonzoso.
Al recibir nuestra llave, me sentí más nerviosa.

LA ENFERMERADonde viven las historias. Descúbrelo ahora