Capitulo 22

142 9 3
                                    

Adaptación Sin Fines de Lucro. La historia original pertenece exclusivamente a Lily Arzola. Los personajes son de Naoko Takeuchi.

#LaEnfermera

Capítulo 22 -
Aunque quería estar en el momento exacto en el que Liza se despertara, no pude estar ahí. Me sentí tan mal por hacer el mal tercio en ese momento. Hoy era mi único día libre en el que podía relajarme, pero lo único que quería hacer era comprar un vestido como el que me prestó Abby, para tratar de agradecerle lo buena que fue por ayudarme.
Tenía que tomar el bus para ir a un centro comercial cercano, pero por suerte me encuentro a el doctor Steward, quien casi choca conmigo.
-¡Candy!-Me toma entre sus brazos, mientras yo estoy sorprendida.
-¿Doctor Steward?-Le contestó algo avergonzada.-Perdone, es que iba a tomar el bus.-Pero justo en ese momento el bus se va enfrente de mis narices.¡Demonios!-Maldije para luego resoplar con enojo.
-¿A dónde vas?-Me pregunta con una sonrisa realmente blanca.
-Iba a comprar un vestido, tuve un percance con el vestido que la doctora Miller me prestó, así que quiero recompensarla con otro.-El doctor Steward siempre ha sido muy lindo conmigo, así que no se me hace extraño que me propusiera lo siguiente.
-¿Quieres que yo te lleve? Será divertido comprar un vestido, aunque sea una vez.-Dijo sin más, mientras siempre se muestra alegre y animado conmigo. Así que me llevó en su Audi amarillo, hacia un centro comercial cerca de la zona y por suerte es buen DJ y nos la pasamos cantando las canciones de Maroon 5 desde She Will Be Loved, hasta Sugar.
Al llegar al centro comercial, el doctor Steward y yo nos propusimos encontrar un vestido bonito y fino. Realmente no confió mucho en los gustos de Harry, ya que cualquier vestido para él era perfecto, pero yo no estaba conforme, quería encontrarle un vestido que vaya a la par de su fabulosa personalidad.
Para no cansarlos, recorrí todo el centro comercial, desde planta baja, hasta el sexto piso y cuando las cosas venían para mejorar, una bomba más me llegó. Sí había encontrado el vestido perfecto, con pedrerías y un color hermoso, pero costaba demasiado y a penas me alcanzaría a pagarlo con mis ahorros, y eso significa que no podre comer, ni pagar el alquiler el mes que viene. Me derrito enfrente del aparador, mientras veo esa hermosura de vestido que está enfrente mío.
-No puede ser.-Dije suspirando con molestia, mientras Harry se entretenía en un puesto de crepas. Después voy con él, a ahogar mis penas con una buena crepa de chocolate.
-¿Cómo te fue con la búsqueda del vestido perfecto?-Me pregunta mientras limpia un poco de chocolate que se quedó en mi barbilla.
-Bueno, lo encontré.-Le contestó cansada y algo molesta.
-¿Y dónde está? ¿Ya lo compraste?-Busca una bolsa o una caja, pero no encuentra nada.
-Solo si lo robo lo obtendré.-Le digo abriendo mi boca para comer mi crepa, pero no pude ya que Harry llamó mi atención.
-¿Qué pasa? Luces enferma.-Siempre preocupado por mí.
-Tan solo de ver el precio de ese vestido, cualquiera se enferma.-Le respondí muy molesta, mientras sé que nací en la pobreza.
¿Qué pensé al nacer en esta situación? ¿Por qué no nací en una familia rica?
-¿Entonces que harás?-Me pregunta mirándome a los ojos, no sé qué hacer pero hago lo correcto.
Voy a esa tienda y pago el costo del vestido, sabiendo que me estaba gastando todos mis ahorros. Al terminar de comprarlo, Harry se quedó un rato en la tienda, mientras yo iba a comprar unos ricos churros. Después de comprar mis churros, regreso al lugar donde vi por última vez a Harry, al verlo desde lejos con una bolsa en sus manos, sonreí.
-¿Qué compraste?-Le pregunté emocionada de poder ver lo que acaba de comprar, pero él se rehúsa a mostrarme.
-No es para ti.-Aleja la bolsa de mis narices, mientras se ríe.
-¡Ay!-Le digo como una niña berrinchuda, pero él se rehusó a enseñarme la bolsa, así que solo me resigno.
Después de hacer las compras, teníamos que regresar al trabajo, y aunque hoy era mi día libre, sabía que tenía que entregarle el vestido a Abby, así que acompañe a el doctor Steward a la sala de emergencias, donde están todos los doctores. Me sentí un poco avergonzada puesto que ellos son mis mentores.
-Buenas tardes.-Dije apenada, mientras Abby y Terry estaban juntos como siempre; Terry leía un libro mientras tomaba una taza de café, y la doctora Abby se estaba sirviendo café en una taza fina de color morado.
-¡Doctora Miller!-Llamó su atención con una sonrisa en mis labios. Ella no parece de buen humor, puesto que me mira con cara de pocos amigos, nunca he visto esta parte de ella, quizás no sea el momento, pero aun así lo hice.
-Le traje esté presente, en forma de gratitud por todo lo que ha hecho por mí.- Yo le enseño la bolsa, ella la toma para después dejarla caer, sin olvidar tomar el vestido entre sus finas manos blancas. Ella miró el vestido por algunos segundos, en realidad estaba esperando un gran abrazo o un buen comentario, pero eso no fue lo que sucedió, ella se mofó con fuerza y todo el personal que estaban ahí, la miraron con detenimiento mientras se reía como una loca.
-¿Crees qué con este trapo viejo puedes pagarme, por el vestido Dolce que te di?Yo no sabía que era Dolce. Ella nunca había actuado así, ni menos me había hablado de esta manera tan brusca. -Esto es una porquería, lo odio.-Contesta con los ojos llenos de furia, en realidad no sabía quién era esta mujer, que se ocultaba bajo esa linda cara y una sonrisa hermosa.
-Lo lamento, es que quería recompensarle su vestido...-Pero no me deja terminar.
-No es necesario Candy.-Toma una vez más del vestido, de inmediato pensé que tal vez lo tomaría y aceptaría mis disculpas, pero ella empieza a rasgarlo con fuerza; cada rasgo es una libra fuera de mi bolsillo. Me sentía tan incapaz que algunas lágrimas empezaron a salir de mis ojos. Me ha costado mucho ese vestido, para que ella solamente lo rompa. Yo no puedo resistirlo más, así que la empujo con fuerza, haciéndola caer al suelo. Yo me caigo entre los trozos del vestido y lloro histéricamente por esto, ya que el dinero no es nada fácil de obtener.
Obviamente todos los doctores estaban de parte de Abby, ya que la ayudaron a levantarse y le preguntaron si quería llamar a los de seguridad, mientras que ella negó con la cabeza, saliendo del lugar con una sonrisa en su cara. Todos corren tras de ella como perros, mientras yo estoy en el suelo destrozada.
Escucho como un libro se cierra, y ahí en una mesa, está el doctor Granchester con su perfecto uniforme blanco, luciendo siempre tan guapo. Él no dice nada, se levanta y mientras sale se empieza a reír. Terry es un hombre malo y la doctora Miller también.
El único que estuvo conmigo fue Harry, quién me ayudo a levantarme y a recoger cada centímetro de tela del vestido.
-Lo coseré.-Le digo entre lágrimas, mientras intento ser positiva.-Se arreglara.Trato de ser optimista una vez más, mientras intento no jadear por mi llanto.
-No te preocupes, Candy.-Me comenta para tratar de tranquilizarme, pero escucho su nombre por el altavoz.
-Lo lamento, tengo que irme.-Me dijo el doctor, apurado ya que el llamado es de urgencias. Yo lo único que hago, es recorrer el hospital. Aún no puedo olvidar lo del vestido, mi problema monetario es horrible, no tengo ahora con que comer, puesto que ya gasté en un nuevo departamento, los muebles de Liza, la habitación de hotel de Ross y la operación de mi hermano. El dinero ahora para mi es escaso, ni con mi sueldo volveré a vivir tan bien.
El jardín del hospital era tan perfecto, siempre había sol y las aves cantaban, era tan perfecto para los enfermos que se quedaban aquí más de un mes, les hace regresar el ánimo y eso paso conmigo. Después de una hora, ya me sentía mejor, así que tomé mi bolsa llena de tela y decido ir a el hotel a descansar un poco con Ross.
Camine tranquilamente hacia el subterráneo, mientras me pongo mis audífonos para no escuchar nada más, al momento de caminar, siento como un carro me sigue. En realidad, no estaba preocupada, puesto que el tráfico es lento, pero justamente cuando llegue a la esquina y di vuelta, él también lo hizo. De inmediato miró a ese auto y caminó hacia él, para golpear su ventana, el hombre que baja el retrovisor, es un hombre de la tercera edad, no se veía peligroso.
-¿Acaso me sigue?-Le preguntó enojada, mientras él me sonríe al ver mis agallas.
-El joven me pidió que la siguiera.-Yo solo lo miro extrañada, mientras intento pensar.
-¿Qué joven?-Le preguntó mientras meto mi cabeza, y miro la parte trasera del auto, y como siempre con sus piernas cruzadas, sus pantalones blancos, bata blanca y personalidad arrogante; Terry Granchester se apareció.
-¿Me estás siguiendo?-Le pregunté molesta, ya que no pudo decir nada cuando Abby me humillo enfrente de todos.
-Sube.-Me ordena abriéndome la puerta del auto n***o.
-No iré.-Le contesto enojada.
-Sube.-Me dice una vez más, un poco menos sutil.
-¡Le dije que no!-Intentó huir pero esta vez Terry se baja del auto y me carga de vuelta a esté. Yo grito con fuerza, haciendo lucir esto como un secuestro, ya que esto es contra mi voluntad.-¡Suélteme!-Le gritó ya dentro del auto, pero él pone sus manos en mis hombros y me abraza fuertemente, mientras mi cara se acomoda en su pecho.-¿Qué demonios quiere de mí?-Le preguntó cansada de jugar a este juego tan cruel.
-¿Dónde vives?-Dijo ignorando mi pregunta.
-En unos nuevos departamentos cerca de Chelsea.-Dije cansada de tantas emociones.
-¿Así que el ratón feo ya consiguió una casa que vale la pena?-Preguntó en forma de una broma, pero no estaba para ese tipo de bromas.
-¡Eres un idiota!-Le grité enojada, mientras intento no abofetearlo con fuerza. -Gastaste bastante con el dinero que te di, pareciera que eres una compradora compulsiva.-Me regaña sobre mis finanzas.
-Sigue pensando en lo que quiera, eso no me interesa.-Le dije tratando de no mirarlo, mientras los dos nos mantenemos en silencio durante el viaje. Minutos después, ya estábamos cerca de mi departamento.
-Aquí hay que bajarnos.-Le indique a Terry, mientras el chofer para el auto, y Terry le da dinero para luego bajarnos del auto. Teníamos que caminar un poco, ya que en la zona no había donde meter el auto. Nuestro departamento era modesto, así que no me sorprende que haga algunas muecas al entrar a está.
-A propósito, ¿por qué quiso acompañarme a mi casa?-Le pregunté mientras la lluvia cae tenuemente sobre la entrada de mi departamento.
-No quiero acompañarte, es solo que quiero caminar.-Nunca en su vida va a aceptar algo.
Yo subo los dos escalones para llegar a mi puerta, mientras saco mis llaves.
-Adiós.-Le dije despidiéndome de él, mientras intento abrir la puerta.
-¿Por qué crees que te estoy acompañado? Te dije que no te estoy acompañándote a tu casa.-Me dijo metiendo sus manos en sus bolsillos, mientras suena como una persona muy complicada.
-¿Entonces de qué demonios habla?-Él de la nada me quita las llaves de mi casa, que están en mis manos. Abre de esta con facilidad y entra sin avisar, mientras yo solo lo sigo.
-¿Qué hace? ¿Acaso le invite a pasar?-Le preguntó mientras él mira cada centímetro del lugar.
-No es necesario que me invite, yo me invite solo a esta casa.-Mirá todos los detalles, no es tan bonita pero tampoco es un asco, como nuestro antiguo departamento.
-Me gusta la mesa.-Me comenta, después de haber terminado de observar todo.
-La compre en una pequeña tienda de segunda mano, es muy bonita.-Paso mis manos por la mesa que es de madera, mientras me recuerda a mi casa.
-¿Siempre fuiste pobre?-Preguntó de la nada, mientras ve mi mirada fijada en la mesa.
-¿Por qué siempre dice la palabra "pobre"? Era humilde, ¿acaso usted siempre fue rico?-Le pregunté realmente interesada en saber más sobre este hombre pretencioso.
-Sí.-Me contesta mirando la mesa con más detenimiento, mientras ve mis manos algo descuidadas sobre está.
-¡Wo! Usted es un idiota.-Le dije caminando a la cocina, para preparar café ya que hacía frío. Él de inmediato nota que estoy en está.
-¿Vas a preparar un postre? Porqué me encantaría comer uno.-Dijo mientras pongo granos de café en la máquina.
-Estoy muy cansada como para hacer postre.-Le contesté desganada.-Aparte no tengo harina ni huevos, así que no puedo hacer nada.-Por mala suerte no he podido pagar la luz del departamento, así que está se apaga de repente, mientras yo solo cierro los ojos y me empiezo a reír con fuerza.-¡Esto es lo que me faltaba!-Grité enojada mientras aún puedo ver al doctor Granchester, puesto que la luz de afuera alumbra su forma tan delicada de sentar.-¡Joder!-Maldije molesta, mientras escuchó como se levanta de la silla y camina hacia mí. Yo aún lo puedo ver, pero no entiendo que intenta hacer.
Se acerca a mí y me mire, mientras pasa sus dedos por mi cabello, que está sobre mi cara. Lentamente empieza a acariciarme tiernamente, lo que es realmente inusual en él.-¿Qué es lo que hace?-Le pregunté parpadeando varias veces, mientras él sonríe y me carga, yo me siento extraña, puesto que no sé qué está pasando. ¿Estoy soñando?
Su destino es llevarme a la mesa de madera que tanto observó, después me dejó lentamente en está, haciendo que abriera mis manos y piernas. Yo me quedo en shock, mientras él empieza a desabotonarme el pantalón.
-No lo haga.-Le dije intentando cerrar las piernas, pero él se sube en la mesa conmigo y lame mi oído, haciéndome entrar en un trance.
-Te gustara.-Es lo único que me dice haciéndome caer.
Una vez más, baja de la mesa para quitarme mi pantalón, y cuando lo hace, lo lanza lejos. Él pone su nariz en mi feminidad, para luego lamer sobre mis calzoncillos, yo rasguño la mesa muy excitada, pero al mismo tiempo me preguntó: ¿En realidad quieres que pase esto de nuevo? Así que mi orgullo se levanta, mientras me siento en la mesa y empujó al doctor Granchester. Él de inmediato se ríe al ver que me resisto, mientras me gusta ver que le parezco divertida.
-No lo haré, sabe que usted es un desgraciado, no dijo nada cuando la doctora Abby rompió ese vestido. Y costo todo lo que tengo.-Quiero llorar una vez más, pero él me besa tan salvajemente, metiendo su lengua en mi garganta, mientras me apoya contra la mesa, sus dedos me dan placer en mi feminidad. Él mueve los dedos con tanta facilidad, que yo me quedo callada y beso sus labios, para sentir un poco más de él, pero segundos después recobró la cordura.
-¡Lárgate de mi casa!-Le grité con fuerza, mientras lo empujo. Él ve que me pongo dura, así que inesperadamente se quita el cinturón, mientras yo lo miro consternada. Me toma con fuerza y ata mis manos con su cinturón, yo trato de luchar dándole patadas, puesto que no quiero hacer esto, pero él me ata tan fuerte que no puedo moverme.
-Los torniquetes son mi especialidad.-Me toma una vez más y me pone en la mesa, mientras yo pateo de él, pero él logra controlarme. Me quita las pantaletas descaradamente, para meter su cara en mí, lamiéndome y penetrándome tan fuerte, que no puedo dejar de jadear a pesar de que quiero estar molesta.
Lentamente empieza a succionar de mí, mientras en toda la casa se escucha su boca contra mi feminidad, y cuando termina, una pequeña capa de baba recorre sus labios. Él lame de estos como si comiera pudin.-De este postre estaba hablando.-Empieza a besar mis piernas hasta llegar a mi vientre, mete su lengua en mi ombligo sensualmente, yo no puedo hacerle nada, en realidad duele tener su cinturón tan apretado en mi piel.
Después sube sus labios a mi camiseta y empieza a masajear mis pechos encima de está, traigo su ropa de entrenamiento, ya que es la única ropa que pude conseguir en medio de la noche.
-¿Quieres hacer tus sueños realidad?-Mete su lengua en mi oreja, para luego morderla.-¿Dime qué es lo que más deseas en este mismo momento?-Yo no le puedo decir nada. ¿Qué es lo que le tengo que decir? Si no he tenido mucha experiencia sexüal.-Dímelo.-Lame una vez más de mí-Te daré opciones.-Yo suspiro y trago saliva nerviosa, mientras el empieza a darme ideas.-Primera opción: puedo ponerte en cuatro y puedo golpearte las nalgas como la nena de papi, meterte mi lengua hasta el fondo y lamer de ti. Segunda opción: puedo meterte mi pene erecto en tu boca y tu succionas, mientras con mis dedos te doy placer. Tercera opción: puedo penetrarte tan fuerte que no puedas caminar y después lamerás mi pene.-Todo eso suena tentador, pero en realidad no sabía que escoger, así que bruscamente colme la paciencia del doctor. Él me da vuelta con fuerza, dejando mi trasero expuesto, me levanta levemente, quedando en cuatro mientras sus palmas golpean fuertemente mi trasero, yo jadeo en vez de gritar. Él golpea de mí tan fuerte, que el dolor empieza a ser insoportable. Cuando termina, siento su lengua lamiendo de mi trasero. Ahora está tan mojado que puedo disfrutar ahora su masaje de lengua; me penetra duramente con su lengua, después me hace sentarme enfrente de él, para quitarse los pantalones con los calzoncillos incluidos, dejando su pene afuera. Le da un poco de movimiento con su mano, para luego abrir mi boca y meterlo. Yo en realidad no se qué hacer, así que solo lo lamo.
-Lame mis bolas.-Me pide mientras yo lo hago como una idiota. Él echa su cabeza para atrás.-Succiona de la parte de enfrente.-Así que así lo hago, él suspiró complacido de lo que le estoy haciendo.-Enrolla un poco tu mano y has como si dieras vueltas lentamente. No lo hagas brusco.-Así qué hago lo que él me pide, sin duda es divertido verlo jadear por lo que hago. Después me incorporo más a su pene metiéndolo en mi boca, lamiendo y succionándolo, hasta que me pide que me detenga.
-Lo haces bien, cada vez mejor.-Me dice orgulloso de mi forma de hacerlo. Después me hace acostarme en la mesa, para lentamente abrir mis piernas, para darle una lamida más, su pene me penetra con fuerza, me toma como en un abrazo, para que estemos juntos, mientras se empieza a mover con fuerza, haciendo que los dos empecemos a jadear. Los movimientos son tan deliciosos y preciosos, que no puedo dejar de tocar su espalda bien trabajada, mientras mis dedos cubren su piel dorada.
Él aún no me ha quitado su miembro de mí, mientras lame mis hombros, dejando una fina capa saliva. Después me suelta un poco, él se sienta en la orilla de la mesa, y me carga para sentarme encima de él. Empieza a hacerme brincar encima de él, mi boca está abierta y mi cabello está en mi cara por el movimiento tan placentero que me ofrece el pene de Terry. No puedo dejar de jadear, mientras el en mi oído me susurra.
-Hazlo más alto, me gusta demasiado.-Así que yo lo hago más fuerte. La casa se llena de jadeos de mi parte, mientras se escucha la risa de Terry, en realidad comprendía que lo disfrutara. Después me hace que me levante enfrente de él, mientras recorre mi cuerpo con sus manos grandes, tocándome en zonas que en realidad podría tener un orgasmo. Besó mis hombros para posar sus manos ahí, empezando a darme un masaje mientras yo cierro los ojos, ya que pone mis pechos en la mesa, dejándole mi trasero todo para él.
Escucho como lame sus dedos, para luego meterlo dentro de mí, los saca y mete su miembro en mí, ahora golpeándose contra mí mientras mis uñas rasguñan la tan preciada mesa. Él se mueve tan rápido que siento pasar el placer por mi cuerpo.
Después de algunos tirones, dejo caer mi cuerpo al suelo, ya que el orgasmo vino a mí con rapidez, mientras Terry grita al sentir su orgasmo también. Él ahora me carga como una princesa, mientras aún tengo su cinturón en mis manos, así que es obvio que esté un poco incómoda. Me lleva a mi habitación, que tiene una cama grande y suave que compre con el dinero que Terry me dio. Me recuesta en está con tranquilidad, yo me siento algo cansada, fue algo muy físico. Yo solo le sonrió a Terry mientras me muevo entre mis sabanas completamente desnuda, nunca en mi vida me había sentido tan segura con mi cuerpo, ahora lo estiro sensualmente mientras Terry me mira.
-Eres la persona más perfecta de este mundo.-Muerde su labio, se sube en la cama y se encima en mi mientras empieza a frotar mis pechos, que ahora están a su alcance.-Eres tan jodidamente bella.-Me comenta metiendo mis pezones en su boca, mientras lame de mi como si fuera una paleta que le gusta demasiado. Yo me aferro a mi almohada y miro la satisfacción del doctor Granchester al tenerme.
Ahora veo que le gusta hacerme el amor, así que ahora tengo ideas de cómo domarlo. Pero hoy dejaría que hiciera todo lo que quisiera conmigo.
-¿Quiero llevarte a la tina?-Me comenta feliz mientras me sonríe como un niño en una dulcería.
-¿A la tina? ¿Para qué?-Le preguntó mientras lo miró tan débil y manso ante mí.
-Lo verás.-Así que me carga una vez más, mientras yo me río felizmente, sintiéndome como una princesa.
Al llegar al baño, me sienta en la taza mientras abre las llaves de la tina. Después con lentitud me quita el cinturón que aprieta mis manos, al verlas estas están tan rojas, pero él solo las lame con su lengua roja. Aunque es doctor sé que esto no tiene nada que ver con medicina, esto solo se quita dejando que tu sangre fluya, pero me alegra que me lama con intenciones de mejorarme. Ya que la tina está llena, le pone un poco de jabón que está al lado de la tina, de inmediato burbujas se hacen en el agua. Él se mete primero, mientras comprueba que esta tibia para mí.
-Ven para acá, mi amor.- Pronuncia cayendo en mi pesado corazón.¿ Mi amor? En realidad, no saben lo feliz que estuve al escuchar esa palabra de su boca, nunca en mi vida pensé escucharla de él. Muero por dentro mientras intento no desmayarme, mis piernas largas se meten en la tina, mientras él pasa el agua por ellas, haciendo que me acoplara mejor al agua. Me siento enfrente de él, mientras me sonríe y me toma de las manos entrelazándolas, no sé qué juego está jugando Terry, pero en realidad hace que mi corazón lata tan fuerte, que Suiza lo puede escuchar.
-Bésame.-Me exige mientras yo le acerco mis labios y él lame de mí mientras muerde mis labios jugosos. Yo pongo mis manos en su cuello, disfrutando de su saliva sabor a yerbabuena. Todo es perfecto, abro mis piernas ya que él debajo del agua, me pide que lo haga. Yo lo hago y él empieza a meter sus dedos, hasta meter más de tres dedos en mí. Yo jadeo, pero no suelto sus labios que me llevan al paraíso.
Jugamos como dos niños debajo del agua y nos divertimos como nunca. En mi vida pensé que él y yo seriamos uno, me encanta hacerle el amor al doctor Granchester.
Quizás me vuelve adicta a su piel dorada.
*
Después del baño me lleva a la cama, donde él mismo me seca con una toalla, yo solo sonrió al verle tan interesado en mí. Besa mis labios más de una vez sin siquiera pedir permiso, me siento tan bien que puedo decir que lo amo.
Después de secarme, me lleva a el tope de la cama, donde me pone una almohada, mientras pasa su lengua por todo mi cuerpo que ahora sabe a jabón. A él no le degusta el sabor, por el contrario, lo disfruta, lame mis dedos de los pies haciéndome reír como una loca, así que se empeña en hacerme reír.
-Te ríes muy rápido.-Me comenta, mientras yo lo silencio con un beso y le digo que se acueste al lado mío. Él hace lo que le pido, es la primera vez que él hace estas cosas conmigo. Yo paso mi lengua por todo su cuerpo hasta llegar a su miembro, succiono una vez más de él y lo estimuló, mientras jadea con fuerza hasta que se viene.
-Tragalo.-Me pide y yo hago lo que él me dice.
No sabía cómo explicar el sabor, pero es algo tan excitante que es imposible no hacerlo. Rodeo mi lengua en su pene, dejando rastros de saliva en él. Él me levanta como una facilidad para llevarme a sus labios, mientras destruye mis pechos con sus manos tan grandes. Amo cuando me toca como si fuera un pedazo de carne, amo que me golpee y que juegue conmigo.
-Quiero cogerte toda la noche.-Me confiesa, así que hago lo que él me pide. Me acuesto en el tope de la cama, y él se mete en mí mientras yo siento tanto placer que estoy a punto de volverme loca. Toda la noche estuvimos despiertos, para mí fue la noche más hermosa del mundo.
Quizás no puedo resistirme a sus encantos, pero realmente quiero hacerlo sufrir. Lo quiero a mis pies, es algo que me propongo a mí misma. Espero no fallar. A la mañana siguiente, abro mis ojos cansados mientras intento buscar a el doctor. Y como siempre, él no está en la cama al lado mío. Así que resignada tomo una bata y salgo para tomar un poco de café antes de ir a trabajar.
Cuando llegó a la sala, veo que él está sentado en una de las sillas del comedor, luciendo sus calzoncillos de color rojo y una camiseta blanca sin mangas.
-¿Doctor Terry?-Susurré sorprendida al verlo en el lugar.
-¡Vaya, qué duerme demasiado!-Murmuró con su perfecto porte de hombre de revista.-Supongo que el sëxø es como un ejercicio para usted.-Dijo mientras pasa una aguja por la tela del vestido que Abby había roto.
-¿Qué hace?-Le pregunté realmente sorprendida.
-Me sentí un poco mal por usted.-Dijo mientras yo le presto toda mi atención.-Tu estupidez es tan grande, que quisiste regresarle el favor a una persona que no le hace falta nada, como Abby.-¿Él acaso está haciendo esto por mí?- Supongo que lo menos que puedo hacer, es tratar de recuperar este vestido.-Me siento realmente halagada, así que no dudo en sonrojarme.-Soy el mejor cirujano, y por supuesto que se coser.
-Es una lástima que lo rompiera.-Murmuré sentándome al lado de él, mientras veo que las costuras son buenas, y que está quedando muy bien, no perfecto como para regresarlo a la tienda y tener un reembolso, pero lo suficiente bien como para llenar mi corazón que estaba partido a la mitad.
-¿Aún se sigue preguntando a sí misma que es lo que paso por la mente de la doctor Miller?-Me pregunta sin siquiera echarme un ojo. Yo misma abrazo mis rodillas con mis brazos, mientras me siento algo acongojada por eso.
-Ilumíname.-Le pido ya que siempre sé que tiene algo que decir.
Él suspira profundamente mientras sigue cosiendo, para luego decir.-Supongo que la doctor Miller sospecha que me acuesto con usted, pero eso no tiene porque importarle a ella, ni tú tienes que darle una explicación.-Como si fuera tan fácil. Yo me siento mal, en realidad soy la peor, yo le prometí al doctor Miller que él sería suyo, pero ahora soy la mala del cuento y Abby tiene todas las de ganar.
-Ahora soy la zorra.-Murmure lamiendo mis labios, mientras hago un puchero.
-¿Quizás puedas decir amante? Puesto que no eres zorra.-Aclara su voz mientras sigue con lo suyo.-No estoy casado con Abby, ni con nadie más, así que solo eres mi amante.-Dijo sin un poco de tacto. Yo misma le iba a preguntar si tenía corazón, pero sabía cuál era la respuesta.
Después él termina de coser el vestido, rompiendo el hilo con sus dientes de conejo.-Listos.-Dijo enseñándome el vestido color perla.
-Se ve fantástico.-Le dije con la sonrisa más grande que pudo hacer mis labios. Es una bonita acción de su parte, así que estoy realmente agradecida.
-Ve a probártelo.-Me dice empujándome, mientras yo me voy a el baño extrañada. Mientras estoy en el baño, me pregunto en que estará pasando por la mente del doctor Granchester, ¿por qué actúa tan diferente? Pero al acabar de ponérmelo, me di cuenta que estaba muy bella.
Salgo del baño para modelarle a Terry, quién está sentado en la cocina, mirando cada rastro de suciedad del lugar, pero cuando me ve sus ojos se alumbran como nunca. ¿En realidad me está mirando? ¿No será otro hombre vestido de el cruel doctor Granchester? Pero me doy cuenta cuando él hace un comentario muy usual en él.

Tal vez no tengas el cuerpo perfecto que la doctora Miller tiene, pero en realidad luces hermosa en ese vestido.-No sé si sentirme halagada o atacada.-Aun cuando tienes piernas cortas y manos pequeñas.-¡Bam!
-Gracias.-Le dije sonrojada, mientras él me toma y me lleva hacia el espejo más cercano. Ahora es más natural para mi mirarme en un espejo, y más cuando la persona que está detrás de mí, es el doctor Granchester.
-Luces tan bella.-Me repite una vez más en mi oídos. Ahora lame de este un poco, mientras yo aferro mis manos a sus caderas, mientras me doy vuelta dejando mi reflejo atrás. Esta vez yo le beso, posando mis manos en su barbilla mientras él se deja tocar por mí. Así que mi lengua y la de él se unen en una. En realidad, no creo en los cuentos de hadas, pero me siento como una princesa y él es un príncipe que me ama, y me dice lo hermosa que soy. Siento que estamos en nuestro castillo y que nadie puede tocarnos. Él de nuevo me lleva a la cama, donde me quita el vestido, para hacerme el amor como los príncipes y princesas lo hacen; solo amor y sin una gota de morbo. Sus labios se pegaron a los míos todo el tiempo demostrándome que una parte de él me quería, como yo a él.
La tarde cae sobre nuestros hombros desnudos, mientras está lloviendo allá afuera. Las ventanas reflejan las ramas de los árboles moviéndose bruscamente. Éste es mi primer día en el que no trabajo, y tal vez en el hospital se estén preguntando el porqué falte, pero no me importa cuando estoy al lado de este hombre. Nada es lo suficientemente bueno para dejarlo solo.
Él acaricia mi espalda suavemente, mientras miro el suelo y veo las gotas caer por la pequeña gotera que está en mi habitación.
-Me correrán.-Le comentó sabiendo que recibiré una regañiza por la jefa de enfermeras.
-Si les dices que estuviste conmigo, no te dirán nada.-Dice sin más, mientras sigue pasando sus manos por mi espalda.
-Entonces, ¿le digo que usted es mi novio?-Él aparta sus manos de mi espalda, para darme vuelta bruscamente. Me mira y yo lo miro a él.
-No seas idiota. Les diremos que estuvimos en una cita con un paciente.-Así que el noviazgo no está en su vocabulario, ¿aún?

LA ENFERMERADonde viven las historias. Descúbrelo ahora