Capitulo 25

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Adaptación Sin Fines de Lucro. La historia original pertenece exclusivamente a Lily Arzola. Los personajes son de Naoko Takeuchi.

#LaEnfermera

Capítulo 25 -
El trabajo siempre será trabajo y aunque odie a ese idiota, aún es mi jefe. Así que hago lo que él me pide durante todo el día. Nuestras conversaciones no se volvieron a hacer personales, así que me comporto como una enfermera frente al doctor Granchester. Al llegar el descanso me voy a la cafetería, y al llegar veo a las cocineras felices de verme.
-¡Enfermera, Candy!-Me gritó una joven desde la cocina, así que yo corro hacia la cocina al ver sus felicidad.
-¿Qué paso?-Pregunté con una sonrisa en mis labios, mientras las miro muy felices.
-Sus galletas se vendieron tan bien, que la gente está preguntando si hay más.
¿No quiere hacer algunas más?-Yo solo asiento con mi cabeza feliz de ayudar.
Así que voy detrás, para echarles una mano a las cocineras, ya que soy rápida, y mis galletas salen bien hechas y calientes. Los doctores y enfermeras del hospital compraron muchas galletas, hasta la gente que estaba en sala de espera, no pudieron resistirse al olor de las galletas recién hechas.
Y cuando todo el mundo termino de comer, la cafetería se fue vaciando, nada más quedaban dos mesas llenas, pero al ver a la doctora Abby y a el doctor Granchester contoneándose en la cafetería, me provocó algo de malestar. No sé si en realidad son celos, pero esto en realidad me molesta mucho.
Al verlos caminar hacia nosotros, las cocineras empiezan a chillar mientras ven al doctor cerca. Yo solo los miro enojada, ya que ellos nunca comen dentro del hospital. Sus dietas son estrictas, así que no es algo bueno que vengan.
-Buenas tardes.-Dice la cocinera principal, al ver a Abby y a Terry enfrente de nosotros.
-Escuche que venden galletas espectaculares.-Dijo Abby luciendo una sonrisa en sus labios.
-Sí, la enfermera Candy los preparo.-La mirada de Abby se junta con la mía, ella sigue sonriendo a pesar de que hace poco tuvimos un altercado.-Quiero unas 12.-Dice muy animada. Las cocineras les dan probadas de galletas a Abby, y por supuesto que ella come de estas y expresa lo deliciosas que son, pero al darle una galleta al doctor Granchester, él hizo algo que me molesto.
-No.-Murmuró con asco.-No como porquerías tan temprano.-Él se aparta de nuestras vistas, rechazando no sólo mis galletas, sino también la admiración de las cocineras.
-No lo culpo, cuando una porquería hace galletas, no es tanto la culpa de las galletas, si no de él que las hace.-Las cocineras se quedan con la boca abierta, mientras la doctora toma las galletas en sus manos. Jamás habíamos escuchado tales palabras de la boca de la doctora. Así que yo muy enojada, tomó las galletas que ahora están en mis manos.
-¡Entonces no debería de comer estas galletas, puesto que supongo que son porquerías!-Grite enojada.
-No querida.-Me dice pasando sus manos por mis mejillas.-Como dije, las galletas no tienen la culpa de que tus manos sean resbalosas.
-¡Mis manos nunca fueron resbaladizas, ni una vez!-Le grité apretando los dientes.
-¿Ah no? ¿Entonces dime que paso?-Era la primera vez que la doctora Miller se quitaba la máscara enfrente de algunos espectadores.
-Hay cosas que ni siquiera puedo explicar, pero él me buscó porque usted no le puede dar lo que yo le doy.-Ella se queda trabada al escuchar lo que le acabo de decir, sé que no fue algo de lo cual debería sentirme orgullosa, pero es lo único que salió de mi boca.
Después le arrebató las galletas de sus manos paralizadas, y caminó hacía donde está el doctor Granchester. Al verme solo rueda los ojos, mientras yo tomo las galletas en mis manos y paso estas por la boca del doctor Granchester.-No creo que este tipo de porquerías le hagan daño, si no explíquele a la doctora Miller porque esta con ella, y no con mis galletas.-Él también se quedó paralizado, mientras yo salgo de la cafetería, no soportaría una vez más esto, ya estaba cansada. Yo no era la otra, ni tampoco la zorra en este caso, el doctor Granchester se ve tan bien acostándose con dos mujeres, pero solo las mujeres terminamos manchadas con apodos de pütäs. Mientras camino hacia la sala de enfermeras, me encuentro con una mujer poderosa parada de nuevo.
-¡Ross!-Grité con fuerza, al ver a la mujer rubia que yo conocía.-¿Qué haces aquí?-Le preguntó viendo que ahora está actuando como si nada hubiera pasado.
-Era hora de que regresara a mi trabajo, gracias por hacer que me sintiera tan cómoda, pero ahora es mi turno de pagarte.-Ella aún luce pequeños hematomas, pero su cara siempre será fina y alegre para mí.
-¿Pagarme?-Le dije negando con la cabeza.-Estar conmigo es tu paga, te quiero mucho.-La abrazo fuertemente, no quiero que algo malo le vuelva a pasar, así que le aseguro que la cuidare.-Nunca volverá a pasar eso de nuevo, porque yo estaré a lado tuyo.
-¿Qué dices?-Me pregunta golpeándome en el brazo.-Tú debes casarte y tener hijos, formar una familia. No soy tu madre.-Pero en mi mente, pienso que ella lo es. Ella no es como mi madre, es mejor.
-No para mí.-Le contesté entre risas.-Me quedaré soltera y viviré contigo para siempre, para cuidarte.-Ahora la abrazo, mientras beso sus mejillas rojizas.
-Suenas como si fuera una anciana, a la que debes de cuidar.-Las dos nos empezamos a reír, porque era cierto. La estaba tratando como una anciana.
-Tómalo como quieras.-Le dije mientras intento seguir feliz de verla bien, pero mi cabeza me empieza a doler un poco, mientras mis manos me empiezan a sudar, pero aún puedo mantenerme de pie.
-¿Te sientes mal?-Me pregunta Ross mirándome a los ojos, mientras yo me recargo en mis rodillas.
-No.-Le respondí mintiéndole.-Solo necesito ir a descansar un poco.-Ella tiene que seguir con su trabajo, y con su vida, así que yo voy a la sala de enfermeras para descansar un poco.
Y cuando llegó a esta, de inmediato me siento en un sillón, mientras el sueño me empieza a ganar, dejándome dormida mientras estaba sentada. Eso fue hasta que empecé a sentir unas manos pasando por mi cuerpo, de inmediato cobró el sentido. Es el doctor Steward.
-Dormilona.-Me dice ayudándome a sentarme en el sillón, ya que terminé acostada.
-¿Me quede dormida mucho tiempo?-Le pregunto tratando de que no me viera la jefa de enfermeras, ella me odia y me odiara más si me ve durmiendo en horas de trabajo.
-Supongo que unas horas.-No puede ser, yo misma intento arreglarme, pero el doctor me detiene.-La jefa de enfermeras me pidió que te despertara.-Yo solo maldigo entre mí, mientras me siento como una irresponsable.
-No me tomara en serio.-Murmuré enojada, mientras que yo misma sabía que tenía que limpiar mi imagen ante ella.
-No interesa, me comentó que llegaste por primera vez temprano.-Me comenta mientras me muestra su dentadura blanca.
-Sí.-Le contesté arrugando mi nariz.
-Bueno, ahora te quitaras esa fama de mala enfermera.-Él me hace reír, mientras él lo hace también.
-Calla.-Me mofo mientras lo golpeó en el brazo.
-La verdad es que quería hablar contigo, de lo que dije ayer.-Yo solo esperó que se arrepienta, pero por su mirada, siento que no quiere hacerlo.-Tú y yo somos perfectos juntos, ¿no lo crees?-Yo solo tiemblo en mi asiento, mientras él me hace esa pregunta tan inesperada.
-No crees que estás siendo un poco extraño, tú y yo somos amigos, o ¿no?-Él solo se ríe juguetón, mientras yo me siento más que nerviosa y ajena hacia sus sentimientos.
-Me dejaras en la friendzone , ¿acaso?-Me pregunta molesto, mientras por primera vez le veo fruncir el ceño.
-¿Qué estás diciendo? Tú y yo solo somos amigos, o ¿no?-Por su mirada, pude notar que ser amigos ya no es suficiente para él. Me siento inquieta y lo único que quiero hacer, es huir lejos de él.
-Creo que deberías de empezar a mirarme más de otra manera, supongo que con Terry es fácil, puesto que te trata como una pütä, pero aún me gustas con el hecho de que sé que eres de otro.-Yo me quedo sorprendida de lo que ha dicho, mientras aferro mis uñas al sillón.
-¿Qué dices?-Pregunté enojada, mientras que me siento también asustada.
-Lo que escuchaste.-Alza una ceja, mientras intenta alzar la voz, pero él es esa clase de persona, que hace un escándalo como Abby.-Se todo sobre el jueguito sucio que tú y el doctor Granchester tienen, pero como verás a él no le interesas, y a mi si.-Yo ahora miro el suelo, mientras siento que me humilla.-Yo te quiero aun sabiendo que fuiste de él primero que yo.
-¡¿Quién te lo dijo?!-Pregunté molesta, mientras me empiezo a llenar de ira.
-Abby se enteró de todo en la fiesta, y por consiguiente me lo dijo a mí.-Me responde con claridad, mientras no titubea ni una vez.-Por eso es que ella está actuando de esa manera contigo, y no la culpo puesto que no solo Terry jugó con sus sentimientos, tan bien tú jugaste con ella.-Él pone una mano en mi pierna y lentamente va subiendo cada vez más, tratando de llegar a mi feminidad. Yo misma lo golpeó con fuerza, ahora haciéndolo de verdad.
-¿Qué demonios crees que estás haciendo?-Le pregunté realmente enfadada, estaba echando humo por los oídos, mientras es la primera vez que lo veo actuando como un idiota.
-Supuse que te gusta que te traten así. -Me respondió con rudeza, mientras que yo lo golpeó fuertemente, mientras mi mano choca contra su mejilla izquierda.
-¡No seas un maldito infeliz! Si eso paso entre nosotros, es algo que a usted no le interesa.-Me levanté ofendida del sillón, para intentar salir de la habitación, pero antes de salir, le dije unas últimas palabras.-No estuve con el doctor Granchester porque me haya como una pütä, sino que él me trató como lo que soy, una mujer.-Eso era claramente mentira, trataba de limpiar un poco mi repütäción, pero ya estaba demasiado manchada, sabía que aun que intentara limpiar mi nombre, la mancha jamás desaparecería. El doctor Granchester me trato mal, y sé que debí de haberme resistido a todo lo que me ofreció, pero no lo hice, y ahora estoy en el punto más afligido de mi vida.
Estaba más que furiosa, pero mi martirio no termino aquí. Una pequeña niña se paró enfrente de mí, y a su lado estaba su medicamento en suero. Ella ya no tenía cabello, sus ojeras recorrían su cara hasta llegar al extremo de sus ojos, mientras luce muy delgada.
-¡Liza!-Le dije realmente sorprendida de verla ahora sin cabello. Ella me empuja con fuerza haciéndome caer al suelo, y a pesar de que está muy delgada, aún tiene mucho enojo y fuerzas.
-¿Cómo pudiste?-Me pregunta entre lágrimas.-¿Cómo pudiste estar con mi padre? Cuando yo te necesitaba. -Yo intenté levantarme y explicarme, pero ella me empuja una vez más impidiéndome poder hablar o actuar.-¡Yo esperaba que estuvieras conmigo hasta el final, pero lo único que te interesaba de mí era mi padre!-Limpia sus lágrimas, mientras atrás de ella esta Abby, quién me mira con gracia.
-Tenía que saberlo.-Murmuró Abby con sus piernas largas y su bata, que no la tapa del todo.-¿Crees que dejaría pasar esto? Solo porque está enferma. -Ella lo dijo con mucha frialdad, como si no tuviera corazón. Había lastimado a Liza, había lastimado a alguien que lo último que necesita es saber algo malo, ya que su vida siempre ha estado llena de malas noticias.
-¡Eres una perra!-Le grité enojada, mientras siento rabia.-Ella no tenía que estar en medio de esto, ¿por qué demonios eres tan mala?-Le pregunté al ver que Liza luce aún más débil que antes.
-Aquí la única perra eres tú.-Me contesta con su elegante ascenso británico, mientras se va acercando a mí.-No soy yo, yo nunca me metí con el hombre de alguien más.-Ella estaba tan cerca, que me vi en la necesidad de empujarla con furia.
-¿De qué demonios hablas? Él nunca fue tuyo. -Ahora capto la atención de más de una persona. -Nunca fuiste nada de él, ¿por qué demonios te crees tú propietaria? No sueñes más.-Se que había sido algo dura, pero ella metió a Liza, esto era más que una guerra. Así que ella me empuja también furiosa, mientras las dos luchamos con furia.
-Tal vez no es mío...-Ella intenta hablar, pero yo la detengo.
-Nunca fue tuyo, ni lo será.-Ahora me alejo de ella, mientras las dos estamos cansadas.-Date cuenta niña rica y estúpida, a él no le interesas, y aunque yo tampoco le intereso de la manera en la que yo quiero, nunca le haría esto a Liza.Miro a la niña, quién aún sigue llorando mientras ve nuestro espectáculo.-Nunca quise herirte, y tampoco me acerque a ti para tener a tu padre.-Miro a Liza, mientras trato de darle una explicación.- Sé que está mujer te lleno de palabras que no son ciertas.-Ahora trato de hidratar mis labios.-Yo te amo mucho Liza, no quería a tu padre antes, pero fue un error. Él y yo tuvimos una historia que quisiera que supieras, pero no quiero que el nombre de tu padre salga manchado. Yo sé cuánto lo admiras, tu fuiste mi mejor elección, y nunca me acerque por tu padre, al principio ni siquiera sabía que era tu padre.-Le comentó intentando acercarme a ella, pero Abby me lo impide.
-¡Ya basta!-Gritó Abby tratando de ser la heroína.
-¿Qué pasa aquí?-La jefa de enfermeras viene al sitio junto con Ross, quién me mira preocupada. Realmente ella tampoco sabe nada.
-¡Dígale a su enfermera de cuarta, que tiene que respetar a sus superiores!-Gritó Abby molesta, mientras cruza los brazos ofendida.
-No es lo que usted cree...-Le dije tratando de que no tuviera esa mala imagen, que tiene de mí, pero no pude hacer nada. Ella ganó.
-¡Basta! Estoy harta de ti Candy.-Me responde la mujer muy molesta, mientras
Ross luce algo avergonzada de no poder hacer o decir algo.-¿Quieres regresar a tu pueblo natal? ¿Eso es lo que quieres? ¡Te mandare de regreso!-Gritó con fuerza la mujer robusta, mientras yo me siento morir, no quiero dejar Londres sin explicarle a Liza lo que ha pasado en verdad.
-¡Espere!-Gritó Ross tratando de defenderme, mientras por primera vez, no está haciendo su trabajo.
-¿Te quieres ir con ella también?-Le replica la mujer muy molesta, mientras Ross luce asustada, pero sé que ella también es brava.
-Usted en realidad se equivoca, no empezó la pelea.-Gracias amiga, siempre me defiende.
-Una palabra más y saldrás con ella.-Yo ahora pongo mis manos en la boca de Ross, tratando de que se callara, pero mi malestar ahora se extiende, ahora estoy sudando y mi estomago me duele. Después empiezo a sentir como si hormigas pasaran por mi cuerpo entero. Mi cuerpo se me empieza a adormecer y lentamente caigo al suelo, para perder el sentido. ¿Qué me estaba pasando ahora?

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LA ENFERMERADonde viven las historias. Descúbrelo ahora