Capitulo 12

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Capítulo 12 - La Enfermera
En realidad, no sé en qué momento mi corazón empezó a trabajar tan rápido. Esa noche que me quede en la casa del doctor Granchester, en realidad no pude pegar ni ojo; estaba cansada y mucho más, pero pareciera que mi cerebro y mi corazón ahora están trabajando juntos.
Siento un enorme cosquilleo pasar por mi estómago, al pensar en el doctor Granchester. Se que es malo estar enamorada, de una persona tan fría como él, pero no puedo dejar de pensar en él cada segundo.
Cuando mi reloj dio las siete en punto de la mañana, era hora de preparar el desayuno. Me pongo una linda bata, que esta en el closet de esta habitación, para luego bajar a la cocina.
Prepare huevos con judías negras, tocino, habas, pan tostado y salchichas. Era un perfecto desayuno británico. El departamento olía bastante bien, así que escuche los paso de alguien bajando las escaleras; al verlo le sonrió abundantemente.
-Buenos días.-Le dije, mientras pongo la comida en un plato blanco.
-Buenos días, señorita White.-Me dice sentándose en una silla de la barra.-Me puede preparar café, ¿por favor?-Es la primera vez que le escuchó ser cortés conmigo.
-Sí.-Le digo sonriente, mientras preparo café lentamente en la máquina.-¿Tiene apetito?-Le pregunto, ya que he hecho mucha comida.
-Realmente no.-Me dice leyendo el diario, que está encima de la mesa.-¿Has hecho esto solo por mí?-Me dice viendo el desayuno que lucía bastante rico.
-Usted me dijo que...-Dije mientras intento hablar sin ahogarme, suelo actuar siempre a la defensiva ante él.
-Se lo que dije, pero actúas como si fuera tu esposo.-Yo sólo niego con la cabeza, mientras mis mejillas están rojas.
-Quiero ser considerada, por todo lo que ha hecho por mi.-El solo se ríe, mientras ve mis nervios.
Si es lo que dices.-Le echa un vistazo al desayuno.-Se ve bien.-Me dice tomando los cubiertos y comiendo, y cuando lo hace, ninguna expresión sale de su cara, quizás no le gusto.
-¿Le agrado?-Pregunté temerosa.
-Está bien.-Me dice comiendo un poco más, para después darle su café.
-Gracias.-Me dice con mucha gentileza. Yo en realidad solo sonrió al verle comer, pero el me mira extrañado.
-¿No comerás nada?-Me mira con firmeza, mientras lo dice.
-No tengo apetito.-Le digo riéndome un poco. Él se enoja y azota los cubiertos contra la barra, haciendo que mi corazón, se espante.
-Te gusta hacerte daño a ti misma, ¿verdad?-Ahora alza sus cejas, mientras me mira.-Si no te cuidas tú, ¿quién cuidará de ti?-Enojado corta huevo y judías.Tome.-Me dice dándomelo con sus cubiertos, yo sólo niego con la cabeza.
-En serio no tengo hambre.-Él se levanta de su asiento, se pone tras de mi y me tapa la nariz; al hacerlo, abro mi boca para respirar, para que él me mete la comida en mi boca.-¡Oiga!-Le gritó quitándomelo de encima.
-Si no comes por ti misma, te tapare la nariz para que comas.-Yo solo frunzo el ceño.-Aunque me hagas caras, siéntate.-Me grita ayudándome a subir a una de las sillas altas de la barra. Y así que como niña pequeña, me da de comer en la boca, en realidad puedo probar buena comida, sabia deliciosa. Después al terminar de comer, lavó los platos.
-¿Qué haces?-Me preguntó, viéndome lavar los platos.
-¿Qué cree que hago? Lavando los platos.-Le digo sin más, ya que era obvio lo que yo estaba haciendo.
-Déjalos, viene una chica a hacer la limpieza.-Dice sin más, mientras intenta detenerme.
-Es una oferta de paz, gracias por ser bueno conmigo.-Él solo rueda los ojos, mientras yo hablo.
-Pequeña tonta.-Se mofa mientras me ve limpiar.-No te olvides jamás de tu corazón.-Dijo en un tono muy dulce.-Debes conservar siempre la bondad que hay en tu corazón, sólo de esa forma podrás pasársela a tus hijos.-Yo solo sonrió a su comentario, jamás me había dicho antes algo tan tierno, así que mi corazón empieza a latir con fuerza.
Después subo junto a él, hacía su habitación. De inmediato me doy cuenta que en realidad estoy un poco enamorada del doctor. No sé si es su manera tan fría de ser, o las pequeñas cosas que dice, que en él no es nada común.
Al verme recargada en su puerta, me dice.
-¿Te gusto o que?-De inmediato niego con mi cabeza, mientras sé que estoy muy enamorada de él.
-No.-Le digo olvidando todo lo que me he dicho en estos cinco segundos.-Solo que me recuerda un poco a mi padre.-Él suspira y me dice que entre, con sus dedos finos balanceándose.
-El mejor regalo que puedes darle a una persona que ha muerto, es olvidarla.-Me dice mientras ve sus corbatas.
-¡Auch!-Le digo enojada-Que tontería.-Dije muy molesta de lo que me acaba de decir.-Lo mejor que le puedes dar a una persona muerta, es siempre recordarla por lo que fue.
-Esto no es una película señorita White.-Me dice mirándome con seriedad.
-Puede que sea una película, ¿en realidad no cree en lo que pasa en las películas románticas?-Le preguntó confiada, de que el mundo no es tan malo y quizás pueda ser tan hermosa como las películas.
-¿Hablas de "The Notebook" y" Titanic"?-Alza una ceja molesto.
-No, Superman.-Escupí con rapidez, mientras él me mira extrañado, pensando que he perdido la cabeza.
-Cuando era una niña, vi Superman con mis padres y pensé que era la película más romántica.-Le comenté volviendo a mi infancia y recordando el momento que vi la película.
-¿Superman no es una película de acción?-Me pregunta pensativo.
-Sí.-Respondo rápidamente.-En la segunda mitad, el villano dispara misiles y causa un terremoto. La mujer a la que Superman ama, es enterrada y muere. Superman pudo salvar el mundo, pero no a la mujer a la que amaba.-Le comentó con mi mirada de niña.
-Ya veo. ¿Y qué hizo?-Preguntó confundido y al mismo tiempo consternado, por lo que tenía que decir.
Cogió a la mujer en sus brazos y lloró, fue muy triste. Entonces voló por los aires, he hizo que la tierra girara al contrario, así el tiempo fue hacía atrás.-Le comentó emocionada de recordar lo que hizo Superman.
-Probablemente eso no fue porque la tierra girara al contrario, sino porque fue más rápido que la velocidad de la luz. La teoría de la Relatividad... -Él intenta darme clases, pero eso no es lo que yo quiero saber.
-No sé de física.-Le digo callándolo.-En cualquier caso, el tiempo fue hacia atrás, antes del terremoto. Superman volvió a cuando la mujer aún estaba viva y apareció para salvarla. Ni siquiera puedo explicar esa imagen, a veces ser demasiado científico puede ser un defecto. Es totalmente romántico.-Suspiré enamorada.-Él hacer que el tiempo regrese para salvar a la mujer que ama.-Le dije extasiada.
-Ya veo.-Comenta pensativo.
-Pero claro, supongo que eso sólo es posible si tienes superpoderes como Superman. Después de una ruptura parece que el mundo se acaba como si la tierra se parase, pero cuando te enamoras, la tierra vuelve a girar.-Dije cursimente.
-¿Ha sufrido de muchas rupturas, señorita White?-Él ahora me mira como si yo fuera una especie, a la que se le debe de estudiar.
-No tantas, solo hubo una persona que en realidad rompió mi corazón.-Le digo con total confianza.
-Dígame quién es.-Me dice interesado, mientras demuestra estar enojado por mi rompimiento.
-No le interesa.-Le dije mofando.
-Es verdad, no me interesa.-Me contestó parándose y sacando una camiseta de su closet.-En tal situación, solo tuvo que hacer diez pasos.-Dijo mirándose en el espejo.
-¿Diez pasos? ¿De qué habla?-Le preguntó confundida.
-Diez cosas de las que deshacerse tras una ruptura:-Ese hombre parecía una enciclopedia:
Los recuerdos de ese amor
Las expectativas de volver a estar juntos
La presunción de ser la única
La codicia de seguir siendo amigos
El egoísmo de ser recordada
La esperanza de que no encuentre a otra persona
La obsesión de tener una segunda oportunidad
8 ) El arrepentimiento por cosas que no hiciste
El destino de amarle
Tu corazón
-Usted es muy duro.-Le dije triste al ver cómo ve a la vida y las relaciones, como si fueran un estudio.
-Es la realidad, señorita White.-Me dice como si tratara de llevarse el "yo" infantil, que tanto atesore.
-Puede que tenga razón, pero usted habla mucho de esta manera, el amor no es una técnica ni un juego donde tienes que defenderte a capa y espada.-Comente tratando de contagiarle algo de humanidad.
-Vaya a cambiarse, tenemos que irnos al hospital.-Yo solo asiento con la cabeza y salgo del cuarto, mientras pienso en su poco tacto. Al llegar a la habitación me pongo mi uniforme y la chaqueta que traía ayer, dejando la ropa del señor Granchester en el baño, dentro del cesto de ropa sucia.
Al bajar al recibidor, me doy cuenta que ya está listo para irse.
-¿Puedo ir con usted?-Le pregunte con confianza, mientras él solo me mira un momento.
-¿Tomaste tus pastillas de hierro?-Pregunta como todo un doctor.
-No.-Así que corro a obediente a tomármelas. Ni si quiera con mi propia madre, he sido tan obediente. Después él me sigue cuestionando.
-¿Llevas todas tus cosas?-Dice preocupado de que no deje nada en su departamento.
-Sí.-Le respondo mientras él abre la puerta y se sale junto conmigo; al cerrar la puerta por afuera, me mira y me dice:
-En este momento tú y yo somos desconocidos.-Me comenta con frialdad, mientras mi cuerpo se estremece al escucharle ser tan frío.
¿Qué está haciendo?-Le preguntó confundida, puesto que pensé que ya estábamos en otra clase de nivel.
-¡Pretende que soy tu jefe y ya!-Me ordena.-Le dije que cuando un enfermo está curado, puedo actuar como yo quiera.-Me dice rompiendo mi corazón en mi mil, mientras puedo ver el monstruo que lleva dentro.
Él me hizo sentir avergonzada, mientras lo veo irse en su Audi. Mi cuerpo se queda congelado, mientras el frío arrasa por toda la ciudad. Pensé que él en realidad era bueno, pero como siempre me equivoco.
Así que veo el vaso medio lleno; pensando en que quizás sea mejor tenerle lejos. Así que me voy a piel, a el trabajo.
*
Al llegar al hospital, veo a Ross mirarme con preocupación.
-¡Candy!-Me gritó al verme, mientras se le ve preocupada.
-Hola.-Le contestó olvidando que ayer no fui a casa.
-¿Qué ha pasado?-Ahora me toma de las manos.-Me dijeron qué te detuvieron y te fuiste de la nada.-Me dice preocupada, como si fuera mi madre.
-¡Oh, sí!-Dije acordándome de lo que había hecho.-Lo lamento, es que me sentía un poco mal, pero estoy mejor.-Le digo mostrándole una sonrisa.
-¿Dónde te quedaste?-Me pregunta consternada.
-Se supone que no debo contarte.-Le digo rascando mi cabeza.
-¿Que paso?-Ella no luce tranquila, así que lo único que puedo hacer, para hacerla sentir mejor, es contarle la verdad. Así que le cuento a Ross sobre lo que paso; pero no le dije sobre las insinuaciones del doctor Granchester, no quiero que piense mal de mí.
-¡Aw, que tierno!-Dije más tranquila, mientras se le nota realmente conmovida.
-No cantes Candy, me dijo que, saliendo de su casa, no nos conocíamos. -Dije tristemente.
-Oh, lo lamento. -Me dice triste.-Pero es lo más dulce que escuchado del doctor Granchester.-Ella misma se da cuenta que es algo que él no suele hacer.
-¿Crees?-Le preguntó, temiendo del corazón del doctor.
-Sí.-Dijo suspirando enamoradiza, para luego darse cuenta de la hora.-¡Tenemos que trabajar!-Así que yo tengo que ver a el doctor Granchester de nuevo. Al llegar a su oficina, me doy cuenta que él ya está listo para trabajar.
-Buenos días, doctor.-Le dije como si no nos hubiéramos visto esta mañana.
-Buenos días señorita White, necesito que me traiga un café.-Me dice sin siquiera mirarme, mientras está metido en sus papeles.
-¿Café?-Le preguntó enojada. Puede ir usted mismo idiota, a parte le hice un café en la mañana.-Me digo a mí misma, muy enojada, pero era algo que no podía decir.
-Lo lamento, ¿necesita que se lo repita?-Me pregunta enojado.-¡Un café!-Yo solo apretó mis nudillos y salgo a la cafetería, mientras echo humo por todas partes.
-¡Maldito idiota, mentiroso, prepotente, imbécil, creído, estúpido, narcisista de mierda, como lo odio!-Grité mientras sirvo el café en un vaso de plástico.
-¿Así que debe de odiarle bastante?-Me dice Harry sorprendiéndome de la nada.
-¡Doctor Steward, no le vi venir!-Le dije asustada y algo apenada, no quería que pensara que tenía una boca de escusado.
-De quién hablas, ¿de mí? ¿tan mal te caigo?-Me pregunta, tomándome el pelo.
-No, no, no.-Le digo negando con mi cabeza.-Usted es realmente genial, no hablaría de usted así.-Le dije de inmediato, mientras él suspira profundamente.
-Eso en realidad me da mucho alivio, ¿entonces me dirás?-No le podía decir qué hablaba mal del doctor Granchester.
-Del basurero, no quiso llevarse mi basura en la mañana.-Dije tratando de que eso se escuchara verídico.
-Él se lo pierde Candy, muchos quisieran recoger tu basura.-Dijo en doble sentido, mientras mis mejillas se enrojecen. Yo de inmediato me mofo nerviosa.
-¿Hoy quieres salir?-Me pregunta sonriendo abundantemente.
-¿Salir? En realidad no se cuando me deje salir el doctor Granchester.-Dije rascando mi cabeza, puesto que él nunca me da un respiro.
-Bueno, hoy saldré con él a una junta; supongo que puedo hablar con él. Así él puede dejarte ir temprano.-Dijo tratando de convencerme, mientras que me preocupa un poco ese plan.

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