Capitulo 32

208 16 1
                                        

Adaptación Sin Fines de Lucro. La historia original pertenece exclusivamente a Lily Arzola. Los personajes son de Naoko Takeuchi.

#LaEnfermera

Capítulo 32 -
-¡Ya basta!-Chille cansada de sus juegos, mientras que ahora es agradable pero se que su amabilidad acabará cuando el sol salga.
Lentamente besa mis labios desprevenidos, mientras yo cierro mis ojos sin dudar.
-Solo dame esta oportunidad.-Me susurra con su aliento olor a champagne.-Dame una noche más.-Me pide mientras sus ojos cafés se llenan de lágrimas.
Caigo rendida ante su mirada nostálgica, mientras los dos nos desnüdamos por completo, para compartir una pequeña tina donde él masaje cada parte de mi cuerpo, mientras los escondites más rotundos de mi cuerpo son encontrados con gran facilidad por aquel hombre tan listo.
-¿Por qué hacemos esto?-Le preguntó mientras juntaba su frente con la mía, mientras nuestros alientos se vuelven uno.
-Porque quiero.-Me responde mientras sonríe y me besa, para que volviéramos a lo entretenido de nuestro juego.
Me entregue por completo, mientras sé que 324 está disfrutando del amor de su padre, pero cuando el sol sale, me doy cuenta que esto había acabado muy rápido. Pasar una noche entera con él, me hizo darme cuenta que quizás no estemos listos para estar juntos. La noche empezó en la tina y terminó en la cama, donde me levantó mientras tomo mis cosas y lo veo dormir como un bebe.
Mis manos recorren su cara, tratando de recordar cada centímetro de su hermosa cara.
Lo siento.
*
Terry Granchester
"Cásate conmigo, por favor"-Nunca en mi vida había escrito palabras tan estúpidas, tontas y absurdas en un pedazo de papel. Mi primera impresión de lo que escribí en este pequeño pedazo de papel, fue horror y ni una sola gota de orgullo. ¿Acaso Shakespeare también sintió el ardor en su cara cuando vio lo que escribió sobre el amor?
En realidad, no se la definición de la palabra "te amo", quizás es solo un término para decir "salud" o "gracias", nadie sabe el significado a ciencia cierta del amor, y creo que por eso es que le tengo tanto miedo, ya que se las verdaderas respuestas de la ciencia y física, pero no sé qué es el amor en sí.
Supongo que alguien normal se sentiría algo abrumado e incómodo al no saber sobre la ciencia y de la medicina, pero ahora yo soy él que esta confundido con una palabra tan compleja, que es el "amor". Tal vez tengo que quemar mis ojos y manos después de esto, mientras pongo esta pequeña y absurda confesión de amor en un sobre blanco, que tenía mi nombre de presentación como el doctor cirujano Terry Granchester.
Antes de salir de mi casa, llamo a mi hija, quién como siempre está en el hospital al igual que yo. Cuando contesta se emociona al escuchar mi voz, yo de igual manera le cuento los planes que tengo para ella, Candy y yo.
Ella en realidad quiere a Candy tanto como yo, aún siento extraño decir "querer", aun cuando no es "amar", pero mientras más lo digo, más me sabe mejor en la boca.
Al encontrarme con Liza, ella me dice lo feliz que está porque Candy y yo estemos juntos, así que le pido a Liza que me acompañe a la casa de Candy, donde le pediremos su mano. Ella no tiene palabras para describir lo feliz que está, así que solo asiente con la cabeza mientras las enfermeras la preparan para salir por algunas horas.
*
Preparo mi auto y espero a Liza en la entrada del hospital. Ella es tan hermosa y pequeña, se parece a él en diferentes formas, mientras que ya ha pasado mucho tiempo desde el ultimo día que la vi salir de este lugar.
-¡Papá!-Me dice subiendo al auto, mientras que nunca se le a visto tan viva como hoy.-¿Así que le pedirás a Candy que se case contigo?-Me confirma con una sonrisa alegre, a pesar de que aún está conectada a un aparato que le da medicina.
-Sí.-Le respondo mientras que aún hay dudas en mis palabras.-Eso creo.-Le digo dudando por primera vez en mi vida.
-Conozco más a Candy que tú.-Me dice mientras el auto está avanzando.-Ella cree que los cuentos de hadas son ciertos, es más sueña cosas que son irreales.Me comenta mientras se mofa de la cabeza dura de Candy quién es creyente de los unicornios y twilight.

¿La conoces tan bien?-Mofe mientras veía a mi hija fascinada por ella, nunca le había visto de esta manera. Incluso puedo decir que está más interesada en saber lo que es Candy, que ver los animales de discovery channel.
-Sí.-Me contestó muy sonriente.-Es bonito escuchar tantos sueños y esperanzas viniendo de una sola persona.-Mi sonrisa no tarda en salir al escuchar eso.-Hace que yo también quiera tener esperanzas y sueños.-Me comenta mirando por la ventana, mientras que le está dando el sol por primera vez en mucho tiempo.
-¿Y antes por qué no las tenías?-Le pregunto mientras un alto me impide avanzar.
-La verdad es que me hiciste saber desde pequeña que yo no tenía porqué planear una vida, ya que yo moriría en cualquier momento. Me acostumbre tanto a saber que moriría tan pronto, que no me detuve a pensar en lo que en realidad quería.Al escuchar eso, mi corazón se rompe cada vez más, ¿cuando termine siendo un tirano con mi propia hija? Yo me molesto más conmigo mismo, mientras me guardo mis pensamientos.
Al llegar al departamento que comparte Candy y Ross, salgo de mi auto, y después bajó a mi hija, quien aún que está feliz, está débil y viste un pequeño pants azul. Los dos nos tomamos de las manos, mientras caminamos hacía la puerta de su departamento. Mis manos sudan y en mi cabeza hay un remolino, jamás en mi vida había sentido nervios de hacer algo, a pesar de que hice mi primera cirugía a los diez y siete años de edad, por ser un genio nato.
-¡Espera papá!-Me dice Liza parándose enfrente de mí mientras me llena aún más de nervios.
-¿Qué pasa?-Le preguntó mientras la miro realmente estresado.
-Tienes que arrodillarte.-Me dice empujándome, mientras yo solo la miro.
-¿Qué?-Le preguntó sin creer lo que me está pidiendo hacer.
-Sí, arrodíllate.-Aclara su voz mientras me quiere ver en el suelo.-Te dije que a Candy le gusta todas esas cosas tiernas y tontas.-Tal vez mi hija y yo seamos iguales, pero ha aprendido mucho de Candy.
-No lo haré.-Me niego mientras frunzo el ceño.
-Sí, lo harás.-Mi hija me mira mal por primera vez en su vida, mientras yo solo ruedo los ojos, así que completamente avergonzado y con falta de mi aprobación, me arrodillo.-Te ves perfecto.-Me dice mirándome con sus ojos llenos de ternura.
Me he dado cuenta que la dulce mirada de Candy, ahora está en los ojos de mi hija, y yo me ruborizó un poco al saber que Liza se parece cada vez más a Candy. Mi corazón palpita con fuerza, pero intento ignorar el hecho de que estoy sintiendo sentimientos más fuertes por Candy.-¡El anillo!–Me regaña, despertándome de mi sueño interior. Yo sin más saco de mi bolsillo el anillo que mi padre le dio a mi madre, después de mucho tiempo de tenerme a mí.-¡Dios que hermoso!-Contesta la niña sonriendo con dulzura.-Yo tocaré.-Dice emocionada mientras yo intento detenerla, ya que no quiero que Candy me vea de esta manera, pero ella aun así toca el timbre. Yo miro el suelo avergonzado, no quiero verme estúpido.
Pasan algunos minutos, para que después la puerta fuera abierta. Escucho la voz de una mujer que no es Candy, y de inmediato me incorporo mientras intento no verme como un perdedor arrodillado en el suelo.
-Lo lamento.-Dije avergonzado.-Lamento haberla despertado tan temprano enfermera Ross.-Le digo ofreciéndole una disculpa, mientras Ross es quién nos abre la puerta.
-¡Doctos Granchester!-Me dice sorprendida, ya que se acaba de levantar, puesto que aún trae los cabellos enredados.
-Lamento molestarla.-Le digo una vez más, mientras que intento que ella no note mi nerviosismo.-Pero vengo a buscar a la señorita White.-Le digo tratando de no sonrojarme mientras que ella parece estar asustada, mientras pasa sus ojos por todo los lugares de la calle, está nerviosa y no sabe que decir.-¿Ella se encuentra?-Le preguntó intentando despertarla de su sueño interno.
-Doctor Granchester... Ella...-Balbuceó lentamente. -Ella se ha ido.-Me dice decepcionada, mientras mira hacia el suelo.
-¿A dónde fue? ¿A comprar víveres?-Le pregunté ingenuo, tal como un niño.
-No.-Me dice triste mientras niega con la cabeza.-Ella se ha ido de Londres.-El corazón me late fuerte mientras escucho las palabras de Ross. Yo no digo nada más, ahora la que se dedica a hablar es mi hija.
-¿Cómo que se ha ido?¿ A dónde?-Preguntó histérica.
-No lo sé pequeña.-Contesta Ross mientras está triste, al igual que nosotros.-Me pidió que no le digiera a nadie de su paradero, tanto que ni yo sé a dónde fue.-
Puedo notar que ella está diciendo la verdad.-Ella dejo Londres por la salud de su bebé y el bienestar de ella.-Me contesta mientras sé que ella no estaba de acuerdo con que ella dejara Londres.
-¿Por qué hizo eso?-Preguntó mi hija al borde de las lágrimas. Ross no dice más, solo me mira con lágrimas en sus ojos y mi hija me mira con rencor, para después empujarme con fuerza y enojo.
¿Por qué?-Me grita mientras Ross no sabe qué hacer, así que cierra la puerta dándonos nuestra privacidad.-¿Por qué demonios tenías que hacerle eso a Candy?-Mi hija nunca me ha dicho cosas así en la vida. Ella siempre me ha tenido en su mejor plano, pero ahora me mira con rencor, y sin creerle trato de detener su golpes, mientras ella furiosa me dice.-¿Por qué tenías que alejar a todo lo que yo quería?-Mi corazón se rompe al ver la tristeza de mi hija. No sé qué responderle a mi propia hija después de esto.
Después de gritarme con fuerza, ella se pone algo delicada, así que la llevó de emergencia al hospital, mientras otros doctores la atienden, yo solo me quedo sentado en la sala de espera, sin saber que pensar ni hacer. Mis ojos están congelados mirando el techo, porque la idea de que Candy se fuera de mi vida es difícil.
Nunca en mi vida me había planteado esto. La tuve y no supe aprovecharla, fui un completo idiota.
Mi hija ahora me odia y yo me odio a mí mismo. Las enfermeras risueñas de siempre, me dicen que mi hija esta estable después de unas horas, yo no puedo ni abrir mi boca, así que salgo del lugar deambulando como un fantasma sin semblante, mientras mis lágrimas salen sin pedirme permiso alguno. Yo solo las dejo fluir, asustado mientras el agua fuerte cae sobre toda la ciudad de Londres. Mis zapatos están llenos de agua y mi corazón está roto, aun cuando eso sea algo imposible en este mundo.
Al llegar a mi casa todo mojado y hecho un desastre, tomó el alcohol que nunca tomé, para llenar mi boca de desilusión y malas esperanzas. Toda esa noche me la pase bebiendo como un loco, azotando mi cabeza contra las paredes, mientras me preguntaba. -¿Por qué la tuviste que dejar ir?
La noche es más difícil de entender y de pasar, la cabeza me explota cuando la luna sale mientras mi corazón está palpitando a flor de piel. No puedo dejar de preguntarme, ¿por qué mi corazón late tanto? Sé que tal vez sean taquicardias, pero no tengo ningún problema del corazón, es imposible que yo tenga este problema ya que soy muy sano y joven.
Así que lentamente toco mi frío pecho y siento como mi corazón se va rompiendo. Así que me siento en mi escritorio y escribo una carta que no me costó escribir. Mi mano pasa ligeramente sobre el papel blanco, y cuando está listo, aún estoy en mis cinco sentidos. Tomo un sobre y pongo la dirección de su pueblo natal, donde la madre de Candy vive, mientras le ruego a dios que está llegue a sus manos.
"Creo que no sabía que eras tan cercana a mí, y tuvo que ser hasta que algo realmente preciosos desapareció de mi vida, para que lo supiera. Ahora lo entiendo y lo siento mucho; no pude ver tus lágrimas, lo siento iré ante ti ahora.
Una oportunidad, una vez más, ven a mi lado una vez más, ya que no importa porque te quiero solo a ti. Tuve que lamentarme después de mucho tiempo, para darme cuenta que ahora te amo más. El tonto de mí tuvo que decir que no existías en mi corazón. Mis palabras te debieron de doler demasiado, pero sé que, si no existieras, no conocería la felicidad, ahora lo sé, ya que lo que llaman amor, esa eres tú.
Gracias por enseñarme este precioso amor, gracias por darme este sentimiento que estuvo congelado por años. Este lamento tuvo que llegar tan tarde, para darme cuenta que te amo más ahora. Te amo y espero que aceptes a una persona como yo, una vez más. El amor que siempre me diste, ahora te corresponderá, pero solo tomas mis manos una vez más, para hacer una vida juntos.
-Te amo.- Terry Granchester."
*
El doctor Granchester ha sido tan cruel conmigo más de una vez que ni puedo contar las veces que me ha humillada, pero cuando él trata de quererme, él lo hace por completo a su manera extraña y retorcida. 
Siempre digo que no caeré en sus manos, pero él me tiene atada a sus dedos, así que no tengo ningún escape. Él se metió a duchar conmigo, al principio fue algo extraño, ya que había pasado tanto tiempo al no estar juntos por más de siete meses, mi yo interior está demasiado feliz, tanto que quiere brincar a pesar de que estoy embarazada.
Sus manos pasaron por todo mi cuerpo, haciéndome masajes que me hacían entrar en una dimensión diferente. Mi cabeza se apagó por completo, sus manos y el jabón se resbalaban por todo mi cuerpo, incluyendo las partes que sabía que me harían suspirar con fuerza.
-Nadie te ha dado un masaje así.-Me dice mientras pasa sus manos por mi espalda, mientras lentamente se introduce lentamente en mí.
-No.-Le digo con los ojos cerrados, mientras aferro mis manos en la tina de porcelana.
-Como doctor, se los puntos débiles de las embarazadas, no por estar embarazada no vas a sentir. Necesitas que te estimulen un que sea un día a la semana.-Yo misma no puedo parar de sonreír, mientras que sé que con esto, puedo tener para todo un año.
-Pues con esto yo me doy por bien servida para toda mi vida.-Él solo se ríe en mi oído, mientras mi otro oídos esta casi sumergido en el agua.
Necesitas que el niño sienta placer y cuando tú lo sientes, el niño es feliz.-Me dice mientras me recoge del agua para ponerme, encima de su cuerpo mientras que relajada acerco mi oído a su pecho, y su corazón esta latiendo con fuerza mientras yo me recargo en él.-¿Quieres que el niño sea feliz?-Me pregunta mientras acaricia mi cabello rubio y mojado.
-Por supuesto.-Le digo mirándolo a los ojos, mientras gotas de agua recorren nuestros cuerpos mojados.
-Debemos de dejar de pelear entonces.-Me dice besando mi frente, mientras su calor se apodera de mi cuerpo.-Lo lastimamos cada vez que decimos una palabra errónea.-Él tenía tanta razón.
-Estoy de acuerdo.-Nunca le afirme ni le negué que era su hijo, así que él me lleva a la cama ya vestida con su pijama, que olía tanto a su perfume. Él me acuesta por primera vez en su cama, que es tan cómoda y limpia, mientras él se acuesta a un lado mío y me siento feliz de que 324 esté sintiendo el amor de su padre.-Te ves muy hermosa.-Me dice cuando no tengo maquillaje.
-Estás loco.-Le digo sonriendo y sintiéndome como la princesa más bella del mundo.
-Tienes una sonrisa encantadora.-Me dice mientras pasa sus dedos por mi cara, quitando mi cabello que estorba.-Eres tan hermosa.-Me dice una vez más, mientras ahora me siento más segura de que lo soy.
-Tú lo eres más.-Le digo pasando mis manos por su torso desnudo, mientras me siento en un cuento de hadas, soy demasiado egoísta para querer dejar esto tan rápido.
-Debes decirme que es lo que quieres de mí.-Me dice mientras acaricia mi cara con sus manos delgadas.
-Quiero algo seguro.-Le afirmo mientras intento mirarlo con coraje, pero mis temores no me permiten hacerlo.
-Como te lo dije antes Candy, te daré algo seguro.-Ahora aclara su voz ronca.No vivirás con mis padres y vivirías solo conmigo.-Me dice apretándome fuertemente, tal vez reconociendo que lo que me ofreció antes, no era lo correcto.
-¿Y me amaras?-Le pregunté nerviosa, mientras él parpadea algunas veces.
-Yo no sé amar Candy.-Me dice mientras pasa sus manos por mi cadera.-No se amar a nadie, ni siquiera a mi propia hija.-Escupe molesto, mientras sé que está haciendo un esfuerzo, para poder ser honesto conmigo.

¿Qué es lo que te impide amarme Terry?-Le pregunté sentándome, ya que él no me hacía sentir tan segura ahora.
-Nada. -Me dice en un suspiro. -Simplemente no puedo.
-¿Dime qué es lo que te hizo no amar a nadie?-Él siente la presión, pero aun así, él me contesta.
-Desde pequeño, mi madre y mi papá me amaron con fuerza, pero a veces dolía ser amado.
-¿Por qué?-Le pregunté mirando sus ojos, que demuestran lo asustado que esta.
-Mi madre nunca estaba al lado mío y mi papá tampoco, siempre se la pasaban trabajando y a mí me dejaban con una mujer, ella me golpeaba siempre. Todos los días temía que me hiciera algo peor. Mis padres creyeron en ella fielmente, y le dejaron a su hijo a una extraña, ella no solo me golpeaba con todo los utensilios de la casa...-Yo paso mis manos por su cara que está apunto de soltar una lágrima. -Si no que me tocaba cada vez que tenía oportunidad. -Me dice aguantando las lágrimas.-Era una vieja horrible.
-¡Terry!-Le digo asustada.-¿Qué fue lo que te hicieron?-Ahora yo lloro por él.
-Ella me obligó a guardar todo, por eso soy de esta manera, orgulloso hasta la muerte.-Me dice juntando su frente con la mía.-¿Me prometes que tú no me harás eso?-Me pregunta cómo un niño con miedo. Era la primera vez que él me mostraba como era de verdad, ahora podía ver la sensibilidad de las cosas.
-Nunca.-Le digo temblando.-¿Por qué no le dijiste a tu madre?-Pregunté aún preocupada por lo que me acaba de confesar.
-Ella no entendería el dolor que me hizo pasar, solo la meterían a la cárcel mientras ella seguiría viviendo y yo sería marcado como un niño viølado.-Ahora sus ojos demuestran inseguridad.-No amo ni a mi propia hija por eso, y cada mujer me recuerda a esa vieja loca.
-¿Hasta yo?-Le pregunté soltando lágrimas.
-Si.-Me dice con sinceridad.-Me recuerdas a ella.-Yo lo abrazo con fuerza.Nunca podre amarte Candy.-Mi corazón está dolido por esas palabras. Él se queda dormido como un pequeño niño en mi pecho, mientras yo pienso en mi corazón dolido. Sin más me levanto de la cama y sin despertar al doctor, me pongo mi ropa y tomo mi bolso, pero antes de irme, beso su cabello mojado.
-Te amo, Terry.-Le dije mientras una lágrima cae sobre su mejilla.-Te amo más que a nadie.-Lentamente pasos mis dedos por su piel tan tersa.
Al salir de su casa, la lluvia empezó a caer enfrente mío y en realidad ya sabía que tenía que hacer, aun cuando me doliera mucho. Llegue a mi casa y empaque mis maletas, todo lo de 324 lo metí en cajas de cartón, para después llenar el auto con mis cosas.
-Candy, ¿segura de lo que estás haciendo?-Me pregunta Ross mirándome desde la puerta del departamento.-No te vayas.-Me pide mientras sus niños están viendo como dejo el hogar.
-No puedo quedarme aquí.-Le respondí limpiando sus lágrimas.-No puedo quedarme.-Le repito una vez más, mientras intento lucir madura ante esta decisión, pero es difícil.
-Cuida de ti y de 324 entonces.-Me abraza con fuerza, mientras llora en mi hombro.-Te amo pequeña.
-Siempre serás mi hermana.-Le aseguro.-También serás siempre la tía de 324.-Yo misma quiero llorar. pero no quiero poner triste a más personas. Ella sonríe tratando de demostrar que es feliz por mi decisión, pero sé que ella está sufriendo mucho, ya que sus lágrimas caen como cascada.
-¿Cuáles son tus planes?-Me pregunta tragando sus lágrimas.
-Me iré de regreso a Bibury y me mudare de la casa de mi madre, a un pueblo pesquero.-Le comente sonriendo.-Estaré bien, con el dinero que he ahorrado, podre hacer un pequeño restaurante y podre tener una vida feliz al lado de 324.
-¿Y el doctor Granchester?-Me pregunta algo herida, pasando sus manos por su cuello.¿Qué hare si me preguntan por ti?-Yo solo sonrió, tratando de demostrarle que estoy bien.
-Dile que estaré bien, y que no me busque más.
-¿Crees que él dejara esto así?-Me pregunta, mientras ella no lo cree.
-Supongo que sí.-Le contesté derramando solo una lagrima.
-Adiós.-Me dice abrazándome fuertemente, para después subirme a un auto rentado, dejando mi vieja vida, para empezar una nueva.

LA ENFERMERADonde viven las historias. Descúbrelo ahora