Capitulo 15

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Adaptación Sin Fines de Lucro. La historia original pertenece exclusivamente a Lily Arzola. Los personajes son de Naoko Takeuchi.

#LaEnfermera

Capítulo 15 -
Los días y las semanas pasaron, y el doctor Granchester no volvió a buscarme de esa manera.
Aunque estaba contenta de que no lo hiciera; ya que sería humillante hacerlo otra vez, pero aun así hay algo en mí que me pide más de él. Tan si quiera una proposición de algo estúpido sería suficiente, pero él ha actuado tan frió y distante conmigo. Era como si no le importara los sentimientos que empezaron a crecer dentro de mi corazón.
Supongo que las mujeres somo siempre las que nos aferramos a ellos, mientras ellos jamás piensan en nosotros.
Por suerte Ross, los niños y yo pudimos cambiarnos a unos departamentos más seguros y cercas del hospital. Estaba realmente contenta de comprar víveres y poder comer a las horas que se deben. Para mí era un sueño tener este dinero, aunque la mitad obviamente se la tenía que mandar a mi madre.
*
Ya en el hospital, tenía algunos pacientes en urgencias que estaban enfermos de gripe, era obvio que todos estaban resfriados por la temporada de nieve así que para mí siempre es bueno ayudarles a todos, mientras el doctor Granchester está fuera.
Al terminar de ayudarles a algunos doctores de urgencias, me fui a la cafetería para comer algo. De inmediato voy a la máquina expendedora, y de ahí sacó un jugo y unas galletas, pero al hacerlo, escuchó el golpe de una mano contra el plástico duro de la máquina; yo misma me asusto mientras puedo ver que es el doctor Steward.
-Hola.-Me dice sonriente, mientras sus ojos verdes están bien alumbrados.
-Hola, Harry.-Le contestó con una sonrisa en mis labios.-Está muy duro lo de la gripe, ¿verdad?.-Le comentó mientras abro mi jugo.
-Lo sé, creo que me dará gripe a mí.-Me dice caminando hacia la salida de la cafetería conmigo.
-¿En serio? Debes atenderte.-Dije preocupada, ya que para mí él era un gran amigo.
-¿Quieres ser mi enfermera?-Me pregunta sonriente y coqueto, mientras miro su juventud refrescante.
-Encantada.-Le digo sonrojada, mientras puedo sentir algo extraño en mi estómago.
-¡Hey! Podemos salir hoy en la noche.-Me propone, mientras él intenta sonreír ante todo.
-Me encantaría, pero mi jefe me pone los horarios más espantosos del mundo.-Le comento, mientras frunzo el ceño al pensar en él.
-Granchester ha empezado a actuar diferente, no era tan territorial con sus demás enfermeras.-Dijo extrañada de la nueva forma de ser de Terry, mientras yo estoy sorprendida de que lo sea. ¿Siente algo por mí?
-Claro que no, todo el tiempo me ignora y parece que soy lo último en lo que piensa en el día.-Dije frustrada, mientras sé que me afecta que no piense en mi frágil corazón.
-Bueno es obvio, tú solo eres su ayudante.-Yo me quedo estática, en realidad tiene razón, no soy nada de él, soy solo su ayudante y no tiene porque importarme su opinión.
-Si lo soy.-Le afirmo mientras estoy comiendo galletas.-¿Y si vamos a ver una película?-Le propongo emocionada, aceptando a su propuesta de salir.
-Por supuesto, podemos ir a ver unas películas de terror.-Me dijo emocionado, mientras su sonrisa me hace sentir plena y feliz.
-Sí.-Le digo emocionada, ya que soy fanática de esas películas. Pero antes de festejar más, veo a el doctor Granchester en el hospital. Después me mira y se percata que estoy con Harry, de inmediato puedo ver cómo frunce el ceño.
-¡Señorita White!-Me llama mientras mis manos sudan.
-Adiós.-Le digo a Harry realmente asustada, para luego salir corriendo hacía él.
-Sí, dígame.-Él estaba molesto, no era de extrañarse, pero su cara lucía diferente. Definitivamente algo no andaba bien con él.
-Necesito que me ayude con algunas medicinas que me llegaron.-Me dice sin expresar nada más que enojo en su ceño. Yo asiento con la cabeza y caminó junto a él a la oficina.
Al llegar a esta, veo las cajas de medicina apiladas en una esquina; de inmediato las recojo y las arreglo en un estante. Mientras lo hago, el doctor Granchester empieza a hablar.
-Pareces divertirte con el doctor Steward.-Dijo luciendo celoso, mientras yo estoy sorprendida.
-Es muy bueno conmigo, es lindo.-Le comentó poniendo las medicinas por orden alfabético, mientras intento también guárdalas por fórmula.
-Sabes que lo único que quieres es cogerte, ¿verdad?-Trata de asustarme, mientras yo me enojo. ¿Él hace lo mismo? ¿Por qué le importa?
-¿Qué?-Volteo sorprendida.-¿De qué demonios habla? Él no es así.-Defiendo a el doctor Steward mientras sé que hay algo en esta plática que me huele a celos.
-¿Así que le conoces bien?-Me pregunta, mientras cruza los brazos y me mira como si fuera mi padre.
-Sí.-Le aseguró que lo conozco.-Él es bueno, no tiene esas intenciones conmigo.
-Lo dices ¿por qué lo único que quiero contigo es follarte?-Me pregunta con enojo, mientras compara la extraña relación que tengo con él, con la del doctor Steward.
-Usted lo dijo, ¿no?-Ahora alzo una ceja, mientras dejo de hacer mis deberes.-No tengo porque tener esta discusión con usted, solo fue un negocio, no se abrume.Ahora intento bajarme de una pequeña escalera de metal.
-¿Así que su tipo ideal es el doctor Steward?-Me pregunta luciendo aún celoso.
-No, lo único que quiero es un buen hombre que me ame como soy.-Dije hostil, mientras doblo la escalera y la guardó en una esquina del lugar.
-¡Baja tus exigencias y encontrarás un buen hombre.-Comentó con inteligencia, mientras trata de darme una de sus pláticas de cómo odiar las relaciones.
-Esto no tiene nada que ver con exigencias, sino con sentimientos.-Le regaño, mientras sé que él está pensando con la cabeza muy fría. No todos somo como él.
-¿Quieres seguir guiándote por los sentimientos? Quizás destrocen tu vida. ¡Todos los hombres son iguales! -Grita con enojo, quizás para darme miedo y para que no salga con el doctor Steward. Se que trata de hacerme ir hacía el lugar donde él quiere que caiga; en su cama con dinero en mi bolsillo, mientras él solo abusar sexüalmente de mí.
-Pero no puedo escoger a cualquiera. Me sentiría mal después de haber esperado tanto tiempo.-Le dije mientras tomo la caja vacía de medicinas, y se la aviento con fuerza y enojo.
-"Un día el cuerpo le preguntó al corazón: cuando yo estoy herido, el médico me cura, pero si te hieren a ti, ¿quién te curará? El corazón respondió: tengo que curarme a mí mismo".-Me dice recitando lo que he dicho hace algunos días. Yo de inmediato me quedo intacta al escuchar esto de su boca. -Por eso, cada persona tiene su manera de curarse cuando le hieren. Bebiendo, cantando, enfadándose, riendo, llorando, viajando con amigos y hablando con ellos, corriendo una maratón o lo peor, ignorando el dolor. Mi forma de curarme es hacer tartas y galletas por la mañana, como ahora, como cuando mi padre murió de repente, como cuando una apasionada relación llegó a su fin vengo a la cocina y preparo tartas, curándome con el olor del horno. ¿Puede haber un tratamiento más dulce que éste?-Mis palabras suenan con su voz gruesa y varonil, mientras yo estoy completamente asombrada. Jamás he visto a un hombre como él, que recuerde hasta la última palabra que has dicho.
-¿Usted memorizo todo eso?-Pregunté parpadeando varias veces.
-Recuerde que mi IQ, impide que olvide.-Yo tiemblo en mi lugar, mientras él habla.
-¡Maldito IQ!-Respondo enojada, mientras miro hacia el suelo.
-Cocina para mi hoy.-Me pide mientras su aliento a yerba buena recorre mi nariz delgada. ¿Por qué tiene que ser tan atractivo? ¿Por qué parece ser un buen hombre, detrás de toda esa apariencia de calculador? ¿Acaso hay un corazón dentro de tanto músculo, arterias y huesos?
-¡No lo haré!-Le contestó herida.
-Usted dijo que sería mi sirvienta, lo hará.-Me grita enojado, mientras me ordena.
-¿Y si digo que no? ¿qué me hará?-Le hago una pregunta sumamente peligrosa.
-¿Que te haré?-Me pregunta peligrosamente. Lentamente se va acercando a mi como si fuera un felino, listo para comerse a la presa más débil de todo el ganado. Con sus manos largas, me toma fuerte del brazo y me aprieta con fuerza.-No estoy jugando, tienes que hacerlo.-Su mirada penetra mi interior, mientras sus pestañas largas alumbran cada centímetros de ellos. Sus labios rojos permanecen semi abiertos, mientras suspira profundamente.
-Suélteme.-Le digo arrebatándole mi brazo, mientras él ha penetrado cada centímetro de mi interior con su mirada.-No lo haré.-Me niego mientras sé que estoy mintiendo, realmente quiero hacerlo.
-Te pague, quiero mi dinero si no lo haces.-Ahora me amenaza, mientras me doy vuelta y miró la pared blanca. Mi orgulloso corazón está lastimado, por todas las palabras frías que han salido de sus hermosos labios. Mi cabeza trata de mantenerse fría y distante, mientras mi corazón palpita con fuerza y mi interior está caliente.
-Me tendrá que pagar extra si se quiere acostar conmigo.-Abro mis labios y esto es lo único que sale de ellos. Se que no lo hago por el dinero, solo trato de verme interesada para que él no descubra mis sentimientos reales.
-No te preocupes, no me llamas la atención de esa manera.-Dijo cínico, después de pagarme demasiado por sëxø. Quisa su egoísta corazón está diciendo esto, para lastimarme y hacerme sentir de la misma manera, en la que lo hice sentir hacer algunos segundos.
-¿Ah sí?-Hazlo mis cejas, mientras me doy vuelta y lo miro.-¿Así que todas esas confesiones de mis piernas y mi cuerpo, no significan nada para usted?-Le preguntó recordando cada palabra que dijo cuando tuvimos sëxø. Incluso son las palabras más hermosas que he escuchado en este mundo. Realmente no se si alguien pueda superar esas palabras que, aunque fueron pocas, se aferraron a mi necesitado corazón.
-No te abrumes.-Ahora intenta darme una lección, usando las mismas palabras que yo use con él.-No pasara nada esta noche.-Me afirma con frialdad.
Por una parte, quería golpearlo con fuerza, por decirme que no habrá nada esta noche. Aunque no lo crean, he estado deseando esto por algunos días, mi estómago se revuelve de inmediato al oír tal afirmación.
-Está bien.-¡Qué demonios! ¿en serio has dicho, está bien?-Herida salgo de la oficina y voy hacia urgencias, buscando algo que hacer mientras intento mantenerme lejos de él.
*
La tarde se fue volando, mientras gente enferma entraban, y gente curada o muerta salían. Cuando las ocho de la noche marco en el gran reloj de la estancia, significaba que era hora de ir a casa. Mientras salgo de los cambiadores, el doctor Steward se acerca a mí con una sonrisa en sus labios regordetes.
-¿Estas lista?-Me pregunta extasiado de salir conmigo.
-Lo lamento, me matarás.-Le digo pasando mis manos por mi cabello.-Hoy tengo algo muy importante que hacer.-Su sonrisa se desvanece de sus labios, mientras sus manos caen.
-Está bien.-Me dice tratando de no hacerlo muy grande.-Ya tendremos otros días para salir.-Él intenta irse, pero yo le tomo de la bata, intentando que él no crea que lo estoy rechazando.
-Lo lamento, en serio quería salir contigo, ¿podemos salir mañana? Lo prometo. Su sonrisa vuelve a su blanca cara, mientras sé que lo hice sentir mejor.
Él me afirma que habrá una cita mañana, y mientras se va alejando con una sonrisa, yo me quedo ahí estática, pensando en que a lo mejor estaba cometiendo un error. Tal vez el hombre correcto, era el doctor Steward y el doctor Granchester solo jugaba conmigo como un juguete nuevo, que pronto será demasiado usado y aburrido, que quizás no vuelva a ser de su interés. Pero no podía hacer nada más, tomé mi bolso y le dije a Ross una mentira más.
-Ross no llegaré a casa esta noche.-Le aviso mientras veo el suelo, no puedo ni siquiera mirarla a los ojos.
-¿Por qué? Temo preguntarte a dónde vas a estas horas.-Me dice preocupada, mientras que sé que está sospechando algo.
-No es nada malo, tiene que ver con mi familia, prometo estar bien. ¿Te llamo cuando termine?-Sonrío abundante, mientras intento transmitirle tranquilidad.
-¿Pero terminar qué?-Ella se ve molesta.
¿Tenía que decirle la verdad? ¿Pero por qué estoy mintiendo?
-Tengo un trabajo de segundo tiempo, es algo corto, lo dejare.-Le miento, mientras que me he vuelto una mentirosa patológica desde que lo conozco.
-Está bien.-Me da un beso en la mejilla, mientras intenta aferrar sus dedo a mí.Cuidate y abrigate bien que hace mucho frío.-Yo solo asiento con mi cabeza, para después ir a la oficina del doctor Granchester. Al llegar vi que estaba cerrado, intentó abrirla puerta, pero no se puede. Por suerte el jefe de intendencia estaba limpiando.
-Disculpe, ¿sabe dónde está el doctor Granchester?-Le preguntó mientras él se quita sus audífonos.-Sí.-Me dice el viejo hombre.-Acaba de baja a el estacionamiento por su auto.
-Ok, gracias.-Le digo saliendo corriendo al estacionamiento. Realmente estaba confundida, ¿por qué me citó y luego se fue?
Así que cuando estaba en el estacionamiento buscando su auto, para mí fue un infierno, ya que no lo encontraba en ningún lado. Así que, decidida a salir del lugar, me voy por la empinada salida mientras un auto me echa las luces y queda a algunos centímetros de mis piernas. Como era de esperarse, era el doctor Granchester con una sonrisa en sus labios. Yo sólo niego con mi cabeza, y abro la puerta del auto, mientras el ambiente aquí es más caliente.
-¿Por qué se fue?-Le preguntó cerrando la puerta.
-¿Crees que dejaré que me vean salir con una empleada? No lo creo.-Él acelera con rapidez, para llevarme por la ciudad. Yo realmente estoy enojada con él, así que no digo nada.
*
Al llegar a su departamento, todo estaba completamente limpio; todo brillaba y más el enorme piano grande que se acomodaba en su sala de estar.
-Parece que no necesitas mucho una sirvienta.-Le digo viendo todo reluciente.
-Hazme de comer.-Me dice sin una expresión en cara. Él se sienta en el sillón y cruza su pierna.-Tengo hambre.-Dice sin más tomando un libro y tomando sus lentes, en realidad nunca creí ver a un hombre tan guapo con todo lo que se ponga, y aún que quisiera ponerse un collar de diamantes o una dona, se vería realmente hermoso.-¿Me seguirás viendo o te pondrás a cocinar?-Me dice alzando una ceja, mientras yo torpemente asiento con mi cabeza y corro a la cocina.
Sin dudas su casa era como un sueño culinario, toda su alacena y refrigerador estaba llena. Así que decido preparar carne de res con vino tinto. Todo es genial aquí adentro y más cuando tienes todos los artículos para hacerlo.
Acompañé la carne con una fina capa de patatas con mantequilla, después con la misma botella de vino tinto serví una copa para él. Después lleve todo esto a la mesa, adornandolo con una hermosa rosa de color rojo.
-Ya está.-Le aviso emocionada, él se levanta del sillón sin expresión alguna, lanza su libro al sillón y éste cae en el suelo, así que voy por él y lo tomo entre mis manos. Sinceramente estaba esperando encontrarme con un libro de ciencias o medicina, pero lo que me encontré fue un lindo libro de cuento de hadas. Yo solo sonrió al ver diferentes cuentos clásicos en este libro, como la bella durmiente, caperucita roja, la bella durmiente y cenicienta, pero el doctor me llamo así que lo tuve que poner en el sillón.
-Señorita White, presénteme su platillo.-Me dice muy serio, mientras se cree todo un chef.
-Sí.-Le contestó poniendo mis manos en mi espalda.-Es carne de res marinada en vino tinto con unas fina capa de patatas con mantequilla.-Yo me siento en la silla de al lado y veo sus pies largos por la mesa de vidrio. Él trae unas pantuflas de color n***o con unos calcetines rojos, yo me río un poco, pero prefiero no decir nada.
El doctor Granchester prueba delicadamente mi comida, la mastica unos diez segundos para después tragarla. Después limpia sus labios con una fina servilleta color n***o, mientras me mira y me pregunta.
-¿Dónde demonios está su plato?-Yo me quedó algo extrañada, mientras miro a los lados.
-¿Mi plato? ¿Quiere que coma con usted?-Preguntó sin creerlo, mientras me siento extraña.
-¿Pensabas que este era solo para mí?-Se recarga en su silla enojado.-¿Por qué siempre eres tan mala contigo misma?
-No lo soy, ¿de qué habla?-Pregunté molesta, mientras me recargo en la mesa.
-No te alimentas, solo comes lo que encuentras. Y ahora que tienes la oportunidad de comer bien, te hace de la boca pequeña.-Alzó una ceja, mientras sus labios me llaman.
-No tengo hambre.-Le confieso con honestidad, no tenía nada de apetito, pero en realidad me estoy muriendo de frío, así que me cubro con mi suéter demasiado ligero. Éste no me tapa del todo, mientras el doctor Granchester come y yo cuento los bocados que da. La forma tan refinada en la que come, es todo un poema. Cuando acaba, yo me levanto y tomo su plato, él sólo limpia su boca para pararse y caminar al sillón, toma su libro y lo lee de nuevo.
Yo voy a la cocina y limpio los trastos, mientras me aseguro de guardarle comida en algunos tazones, por si tiene hambre después. Dejo una linda nota encima de ellos "Disfrute su tentempié".
Después salgo de la cocina y limpio mis manos con agua y jabón.
Tomo mi bolso y me abrigo bien.
-¡Ya me voy!-Le grito desde la entrada. Él se levanta y vuelve a lanzar su libro que cae al suelo. Camina hacia mí, mientras yo trago saliva al imponente porte que tiene.
-¿Tan rápido se va?-Me pregunta poniendo sus manos en sus bolsillos, mientras sus zapatos finos chocan contra el piso bien lustrado.
-Sí, esto será suficiente como para recompensarle lo que pagó por mí.-Le dije con una sonrisa bastante triste.
-De hecho.-Me dice lamiendo su labios.-Es suficiente.-Me abre la puerta de su departamento, para ver la lluvia cayendo con fuerza a fuera.
Yo no podía salir así, y de la nada, el azota la puerta cerrándola enfrente de mis ojos. Quizás era la oportunidad de huir lejos. Él me toma entre sus brazos y se aferra a mí, golpeando mi espalda contra la pared, mientras sus labios se pasan por mi cuello. Yo paso mis piernas por su cintura, aferrando su miembro con mi feminidad, haciéndome gemir.-Se que te prometí otra cosa, pero me aferrare a ti.Me susurra sexymente en mi oído.-Te pagaré.-Me dice lamiendo mi oreja.-Te la pasaras bien.-Yo no hago nada más que lamer sus labios.
Él me lleva directo a la cama, donde me deja caer suavemente. Él se quita su lindo suéter de lana café y me deja ver su cuerpo bien formado, yo paso mis manos por todo su cuerpo. Él me quita los pantalones blancos y los lanza al suelo, dejándome en pantaletas. Se aferra a mí con fuerza, mientras yo gimo y él mete su lengua en mi boca durante mi gemido. Así que su mandíbula choca conmigo, mientras yo solo me divierto.
Después me quita la bata de enfermera con cuidado para no romperla, cuando quede en sostén, pasa sus manos por todo mi estómago, sus dedos se aferran a la poca carne que tengo en mi estómago, mientras yo me siento en el cielo.
Él me toma con fuerza y hace que me siente encima de él con los pies pasando por su cintura, mientras acaricio su espalda con mis manos. Él por su parte mete sus manos en mis bragas, apretando con fuerza mi trasero, sus uñas se aferran a mí y lo único que puedo hacer es sacar un suspiro.
Él me toma una vez más y me saca las pantaletas, mientras las avienta al suelo, pasa sus dedos traviesos por mis labios vaginales, haciéndome estremecer. En realidad, quería esto y más.
Me quita el sostén para tomar mis pechos en sus manos; así que dulcemente pasa su lengua rosada por estos, yo me siento demasiado atraída por él. Tomó la iniciativa de quitarle su pantalón, mientras él se acuesta en la cama y me deja todo su cuerpo a la vista. Tenía la oportunidad de hacerlo mío, así que bajo su pantalón con todo y calzoncillo. Lentamente beso su entrepierna con mis labios, él no se estremece, pero solo sonríe. Yo nerviosa tomo su miembro con mis manos, no sabía qué hacer en realidad, nunca he hecho esto. Él solo pasa sus manos por mi cabello, como si fuera un pequeño perro desamparado que necesita ayuda.
-Suele ser incomodo, ¿ah?-Me dice alzando una ceja. Yo asiento con la cabeza apenada, así que solo me dejo caer al suelo. Era obvio que este estaba extremadamente frio, así que me lanzo a gritar con fuerza, mientras él solo se ríe de mí.
-El suelo está congelado. -Le digo temblando. Él me toma con fuerza y me lleva a la cama de nuevo, donde me besa con pasión; sus labios son tan carnosos que al sentir estos sobre mí, me siento en el cielo. Sus manos pasan por todo mi cuerpo, recordando que él me puede querer, aunque sea por algunas horas. No estaba nada decepcionada de lo que estaba pasando, es más me siento completamente bien al hacer esto.
Me tomó de la cabeza y yo me aferro a su estómago, mientras lo lamo, tratando de besarle lo suficiente para poder guardar este hermoso momento en mi mente y labios. Ya más segura, tomó una vez más su miembro en mis manos, lo meto en mi boca, probando de este; realmente cuando lo haces con alguien que en realidad quieres, lo haces con gusto, y yo lo estaba haciendo, ¿en realidad lo quiero?
Succiono con delicadeza, mientras él solo pone su cabeza tensa y cierra los ojos. Una capa fina de sudor pasa por su hermosa frente, mientras sus labios se rozan entre sí. Estoy tan inspirada que podría cantar en este mismo momento, esas canciones estúpidas de amor irreal.
Un líquido espeso llega a mi boca, en realidad sé que es, puesto que soy enfermera y sé que es lo que sucede, no sé si tragarlo o echarlo de mi boca como veneno. Tomó la opción de tragar, mientras él me sostiene entre sus brazos y me lleva a la cama abriéndome de piernas, yo solo sonrió.
-Lo hiciste bien.-Me dice con una sonrisa en sus diabólicos labios.-Ahora me toca a mí.-Me dice lamiendo ligeramente mi feminidad. Yo intento cerrar las piernas, pero él me las abre con fuerza. Sentí un ligero dolor ya que en realidad estaba demasiado abiertas.
Él pasa sus dedos por todas las zonas sensibles, yo en realidad estoy disfrutando como si fuera un masaje de diez mil libras. Después mete ligeramente un dedo en mí, de inmediato sentí dolor, pero al meter más dedos, yo sentía un festín pasando por debajo de mí. La saca con fuerza, para luego meter su lengua en mí. Me penetra con dureza, haciéndome pasar mis manos por su cabellera negra.
En realidad, estaba loca por él, más que loca, estaba encaprichada con él y no le dejaría ir, eso me lo prometo a mí misma. Mientras más me hace esto, más me enamoro más de él. Sus manos sujetas con fuerza mis caderas, hasta que me vengo en él.
El alza su cabeza y de él sale un fluido, que lame como si fuera chocolate.
-La mejor sensación en mi paladar.-Me dice en mi oído.-Más que la carne de res con vino tinto.-Yo solo me río. Él me toma entre sus brazos y me aprieta con fuerzas, ese apretón se sintió tan bien y más cuando me estrujó con fuerza. Lentamente me pone en el tope de la cama y me pone un cojín en la cabeza, yo me siento como una princesa, tocada por un príncipe azul.
Pasa sus labios por mi boca, lamiendo de mi con fuerza mientras sus manos abren de nuevo mis piernas y lentamente se introduce en mí. Yo ciegamente me retuerzo y él trata de mantenerme calmada en mi lugar, mientras él me embiste con fuerza, haciendo que la cama se mueva y rechine, a pesar que es dura y algo fina.
El placer recorre por mis caderas, hasta llegar al punto de gritar con fuerza y arañar su espalda. Él me besó una última vez, para luego alejarse un poco de mí, mientras me sostiene entre sus brazos y besa mi cabello.
-Calmada, duerme un poco.-Yo cierro mis ojos y duermo tranquilamente entre sus brazos, siento el pasar de sus pies con los míos y ya no tengo que preocuparme por el frío.

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