Capitulo 33

193 18 1
                                        

Adaptación Sin Fines de Lucro. La historia original pertenece exclusivamente a Lily Arzola. Los personajes son de Naoko Takeuchi.

#LaEnfermera

Capítulo 33 -
Varios años después.
Me despierto por el sonido del timbre, así que me levanto sin zapatos y corro hacia la puerta que está sonando más de una vez. Al abrir la puerta, me encuentro al cartero, quién trae mis cartas de todos los lunes.
Hola, Candy.-Me saluda el viejo cartero, mientras trata de mantener su bicicleta en el camino.-Te llegaron tres cartas.-Me avisa con una sonrisa dibujada en sus labios viejos.
-Gracias Tay.-Le contesté cerrando la puerta y abriendo mis cartas. Todas son sobre pagos, así que las dejo caer al suelo mientras miro el reloj, ya son las seis de la mañana, así que corro a mi habitación y me pongo ropa para el frío.
Después hago el desayuno, y cuando dan las siete de la mañana, regreso a mi cuarto y despierto a mi querido hijo.
-Hola, amor.-Le digo acostándome a un lado de su cabello n***o y sus pestañas largas.-Austin...Austin.-Trato de despertarlo, mientras paso mis dedos por sus mejillas rozadas.-Es hora de ir a la escuela.-Susurre en sus pequeños oídos, así que mi pequeño niño abre sus ojos grandes de color miel y soñoliento me sonríe, regalándome vida para aguantar otro día más.-Mamí.-Me dice abrazándome con sus pequeños brazos, mientras su perfume se queda impregnado en mí.
-¿Cómo amaneció mi pequeño?-Le preguntó sosteniéndolo de la cintura, para besarlo muchas veces.
-Soñé con algo que tal vez te va a molestar.-Me comenta pasando sus manos por su pijama azul de dinosaurios.
-Dime, no me molestara.-Le contesté con confianza, mientras sonrío abundantemente.
-Está bien.-Sonríe sin ninguna preocupación.-Soñé que me encontraba con mi padre.-Yo lo miro sin detener mi sonrisa, pero no quiero que él piense mal de mí.-Soñé que me lo encontraba en una ciudad grandota.-Miro su cara y él está bastante feliz de haber soñado con eso.-Él me abrazaba y me decía que me quería.-Yo beso su cabello n***o con olor a flores, mientras intento guardar mis sentimientos para mí misma.
-Tenemos que ir a la escuela.-Le respondo aún con una sonrisa dibujada en mis labios.
-Sabía que te molestaría.-Comenta mi hijo rodando los ojos, mientras se levanta de la cama y va a lavarse sus dientes, sobre su pequeño banco azul para alcanzar el lavamanos.
Yo no hablo más del tema, así que lo espero para desayunar en el comedor, y cuando él termina de cambiarse, va a la cocina vestido para ir al colegio con su traje n***o y camisa azul.
-Come cariño.-Le digo acercándole huevos y unas tostadas.

Gracias mamí.-Me dice sin más, comiendo su desayuno mientras yo solo miro mi celular mientras veo todas las tareas que tengo que hacer hoy.-¿Hoy trabajaras hasta tarde?-Me pregunta mi pequeño, captando mi atención.
-Creo que sí.-Le afirmo algo malhumorada, ya que tenía mucho que hacer hoy.
-Bien, entonces la abuela vendrá por mí, ¿verdad?-Me pregunta él muy inteligente.
-Sí.-Le respondió con una sonrisa.-Te la pasaras bien con tu abuela.-Le afirmo mientras intento verlo sonreír.
-Eso creo.-Me contestó levantándose y lavando su plato.
-Yo lo hago cariño.-Le comente mientras intento levantarme, pero él es demasiado inteligente y rápido, así que él lo hace por sí solo.
-No te preocupes mami, ya lo hice.-Me contesta sonriendo, mientras yo tomo el plato limpio y lo acomodo en la alacena.
Después de desayunar, Austin y yo salimos juntos de la casa. Pasamos por el muelle, que estaba lleno de personas que venían al mercado de pescado. Todos los hombres y mujeres que tienen puestos ahí, saludan a mi pequeño y a mí.
-¡Hola Austin!-Dicen las mujeres encantadas con mi querido hijo, mientras todas se dan codazos al vernos.
-Hola.-Contesta Austin cortésmente, mientras saluda a cada uno de los vendedores del muelle. No puedo negar que nos hemos hechos muchos amigos, en este pequeño pueblo pesquero. Después de pasar por todo el muelle, lo llevo al colegio, donde va al preescolar.
-Buenos días.-Saludó cortésmente a la maestra de Austin.
-Hola.-Me contesta la maestra, quién es rubia y de ojos azules.
-Adiós Austin.-Me despido de mi pequeño, quién se va alejando con una sonrisa en sus labios, mientras que puedo ver la cara de su padre en esos ojitos soñadores, y aunque su padre no sonreía, puedo ver mucho de él en Austin.
-¿Señora White, puedo hablar con usted?-Me pregunta la maestra
despertándome de mis pensamientos. Yo no tengo tiempo de quedarme, pero por Austin lo hago. Ella me lleva a un salón privado, donde me hace algunas observaciones.
-¿Qué pasa?-Le pregunté algo apurada y algo consternada, mientras puedo ver la hora en mi celular.
Mañana festejaremos el día del padres.-Me comenta mientras aclara su garganta.
-¡Oh, genial!-Le respondí con una sonrisa.-¿Así que tengo que venir?-Pregunté curiosa, mientras entrelazo mis dedos.
-Bueno, todos los compañeros de Austin tienen madre y padre, pero Austin es el único que no tiene un padre.-Esto no sonaba bien.-Se que el pequeño Austin se siente mal de ver a sus compañeros con sus padres.
-¿Qué quiere decir?-Le pregunté mientras frunzo el ceño.
-No estoy diciendo nada.-Me contesta sudando de nervios.-Es solo que a Austin le preocupa mucho que su padre no esté con él, sería mejor que mañana falte a clases.-Ella soltó una bomba nuclear, mientras mi cuerpo se empezó a llenar de rabia.
-¿Por qué mi hijo no va a venir?-Le pregunté con enojo.-Él no tendrá padre, pero tiene una madre.-Mi voz se hace cada vez más escandalosa.-¡Él no necesita a nadie más que a mí, así que vendrá mañana!-La maestra quién no se guarda sus comentarios, me replica:
-No le haga eso al niño.-Ya no abra más su boca, se le pido.-Veo como Austin llora porque los niños lo molestan por no tener padre.-Yo siento fuego pasando por mi pecho, supongo que desde que soy madre, me he vuelto muy sobre protectora y algo astuta.
-Mi hijo vendrá porque pagó por su servicio.-Me levanto de la silla y salgo del lugar, mientras sale humo por mis oídos.
Mi vida no ha sido fácil ni para mí, ni para Austin. Me mude a Staithes después de irme de Londres. Mi madre y yo coincidimos en que no podía seguir viviendo en la ciudad, así que me mude a Staithes que se encuentra en el municipio de Scarborough, en Yorkshire del Norte, mientras que mis hermanos se fueron con sus respectivos padres. Esta zona del país era un poco más humilde y retirada de todas las ciudades, pero aquí mi hijo viviría sin que nadie le presione, ni que le molesten.
Mi madre se mudó conmigo, así que vendimos nuestra casa y compramos una en este lindo pueblo pesquero, mientras que mis hermanos menores se mudaron con sus padres. El dinero no fue suficiente como para poder hacer un nuevo restaurante, pero pude poner un pequeño negocio de comida al lado del mercado pesquero, y me la pasaba todo el día dándole de comer a los pescadores, y las personas que vendían en el pequeño mercado.
Llevo cinco años aquí y soy feliz la mayor parte del día, miro a la gente quién me sonríen y me dice lo buena que es mi comida, para luego regresar a casa y ver a mi pequeño hijo, quien siempre me mira y me dice que está orgulloso de mí.
Duermo a su lado todas las noches, mientras sus brazos se acomodan por mi cuerpo, dándome la fuerza para seguir.
No les mentiré, vivir siendo madre soltera no es fácil, la gente te llena de estereotipos y también a tus hijos, pero la gente que vive cerca de mí, ama a Austin tanto como yo a él. Así que algo enojada por el comentario de la maestra, regreso al muelle, donde pongo mi puesto con rapidez y mi madre llega después con la comida en varias bolsas.
-Buenos días, mamá.-La saludó mientras acomodo la comida.
-Hola, querida.-Me dice dándome un beso mientras el aire sopla con fuerza.
-Hoy venderemos mucho.-Le comentó mirando el mar y su rebeldía, así que sé que varios navegantes se estacionaran en el muelle por el mal tiempo.
-Tienes razón.-Me contesta feliz, mientras la gente se apodera de nuestro negocio con rapidez. En realidad, mi madre y yo ganamos bastante bien vendiendo comida aquí, así que no tenemos mucho de qué preocuparnos.
Después la tarde llega y mi madre tiene que ir por mi hijo, pero yo me quedo en el negocio hasta las ocho de la noche. Aún con el frío y la lluvia, salvo mi negocio y voy a casa, mientras mi cuerpo entero está mojado.
Al llegar a casa, sé que hay comida caliente y mi hijo me estará esperando. Al entrar por la puerta de mi casa, siento el calor irradiando por toda la casa, después de un infernal y congelado día, me siento más cómoda estado aquí.
-Ya llegue a casa.-Avise con felicidad, esperando el abrazo de mi hijo, pero esta vez él no viene hacia mí. Yo recinto sus brazos, así que me adentro a la casa en busca de él.
-¿Austin?-Lo llame con fuerza, yendo de un cuarto a otro, y al llegar a la cocina, veo a mi hijo sentado en la mesa, comiendo algo de sopa caliente.
-Hola.-Lo saludo viendo a mi madre, quien está muy entretenida cocinando. Mi hijo no dice nada y sigue comiendo.-¿Mamá qué pasa?-Le pregunté extrañada del comportamiento de mi hijo.
-Está un poco triste.-Me comenta mientras sigue cocinando.
-¿Qué ocurrió?-Pregunté preocupada.
-Lo que ocurrió fue que...-Dice mi hijo de la nada, metiéndose en la conversación improvisadamente. -Es que los niños se burlaron hoy de mí, porque no tengo padre.-Sus ojos demuestra la tristeza que lleva dentro. Así que yo lo abrazo con fuerza mientras él suelta sus lágrimas en mí.-Ellos me dijeron que mi padre no
me quería, y que por eso no está al lado mío.-Yo no puedo dejar que mi niño fuera herido por esa mentira.
-Tu padre te ama.-Le digo en el oído, mientras paso mis manos por su espalda, guardando silencio enfrente de mi madre, ya que ella odia que hable de Terry.
-¿En serio?-Me pregunta en voz baja también, yo solo asiento con la cabeza y le guiño un ojo. Le tomó de la mano y lo llevo al cuarto que compartimos, cierro la puerta y lo pongo en la cama.-¿Cómo sabes que mi padre me ama?-Me pregunta curioso y algo ilusionado.
-Porqué lo sé.-Le respondí sin más, tratando de que creyera en mis palabras.-Tu padre y yo no estamos juntos, porque el amor no fue suficientemente grande, pero él te ama más de lo que él me quería a mí.-El entiende lo que digo, supongo que es el gen de Terry. Austin es tan inteligente como su padre, que es lo suficientemente maduro para saber que fue algo de amor. En este caso, no había suficiente amor.
-¿Por qué mi padre no quería a mamá? Mamá es increíble.-Me dice con una sonrisa, mientras en su cabecita yo soy la mejor, pero ante todos los demás era solo una mala enfermera.
-Tu padre también es increíble, es doctor.-Le habló de él, después de tanto tiempo de silencio.-Trabajé con él en Londres.-Suspire profundamente, mientras puedo recordar todos los momentos gratos y ingratos en el hospital. Llevo algunos años lejos de Londres, que ahora los recuerdos son graciosos, pero sabía que en ese momento no lo estaba pasando bien.
-Mamá era enfermera, ¿verdad?-Me pregunta emocionado, ya que no hablo mucho de Londres, Terry y enfermería.
-Sí.-Le contesté mofando.-Yo era enfermera y él era un doctor excelente, tanto que él se llama igual que tú.-Intento no llorar al hablar de su padre, pero sé que él me sigue afectando.
-¿Y por qué se dejaron?-Me pregunta como si él tuviera veinticuatro años, o más.
-Porque a veces las parejas solo cuentan con una persona enamorada, mientras el otro no puede amar.-Mi resentido corazón expresa tristeza.-No puedes obligar a nadie a que te ame, pero el amor que te tiene tu papa y el que te tengo yo, es algo que nunca te hará falta.-Le aseguré mientras paso mis dedos largos, por su sedoso cabello.
-Quiero conocerlo.-Me dice serio, mientras sus ojos miran determinadamente hacia un lugar indefinido.-Quiero conocer a mi padre.-Me reafirma con seguridad mientras siento un balde de agua fría cayendo por mi cuerpo. Realmente esa no era una buena idea, mi madre y yo hicimos una clase de pacto, donde Terry no sería bienvenido.
-Tu padre no vive en aquí.-Le digo tratando de explicarle que no es tan fácil.
-Solo una vez.-Me dice entre lágrimas.
Y yo por primera vez pienso en Terry después de cinco años, mi estómago se siente inquieto al pensar en su padre, ya que es algo que me prohibía sentir, pero ahora todo vuelve a hacer como antes.
-Está bien.-Le comentó por primera vez aceptando a su papá.-Iremos mañana.-Le aviso mientras él se pone feliz. Supongo que es su mayor sueño.-Pero no le diremos a la abuela, ¿ok?-Él me besa y asiente con la cabeza, nunca lo había visto tan feliz como esa noche.
Durante toda la noche, mi hijo durmió sin preocupación alguna, pero yo me siento como esa enfermera que se tambaleaba sin apoyo mientras mi corazón late y tengo muchos miedos, supongo que, para mí, ver a Terry es algo que siempre me causara temor y amor al mismo tiempo. No pegue ni un ojo esa noche, estaba tan emocionada y asustada, que podía ver luces dibujados en el techo.
*
A la mañana siguiente me despierto temprano como siempre, preparó las maletas y el auto para salir de viaje. Es la primera vez que salgo de Staithes, así que le digo a mi madre que llevaría a Austin a unas pequeñas vacaciones, para que olvide lo sucedido en la escuela. Ella coincide conmigo, mientras sabe que Austin es lo más importante para las dos.
Antes de irnos, mi hijo entra a la habitación de su abuela para despedirse, mientras yo lo espero en el auto, mientras prendo el GPS. Mi hijo regresa al auto con una carta en sus manos, pero yo no presto atención, él solo la guarda en su bolsillo.
El trayecto de Staithes a Londres en auto son cinco o seis horas. Mi hijo ni siquiera aguantó media hora de trayecto, y se quedó dormido como un bebe. Sus ojos y su piel me recordaban tanto a Terry y a Liza, y a pesar de que no he vivido nunca con Terry, siento que puedo oler su perfume al pasar mi nariz por su piel.
Cuando llegamos a Londres, el aire soplaba fuerte y la lluvia mojaba a todos los que estaba afuera. Mientras conduzco hacia el hospital, mi piel se empieza a erizar, no sé si es por el frío o solo porque estoy muy nerviosa.
Al estacionar el auto en el estacionamiento del hospital, despierto a mi hijo.
-Hola mamá.-Me dice mientras ve todo el panorama.-¿Estamos en Londres ?-Me pregunta con emoción, mientras yo solo asiento con mi cabeza.-Aquí trabaja papi.-Me pregunta viendo el hospital, mientras yo una vez más solo asiento con mi cabeza.-¿Qué esperamos?-Me dice abriendo la puerta y saliendo del auto, yo solo suspiro con profundamente, para seguirle el paso.
Al entrar por las puertas de cristal, me doy cuenta que el hospital siempre derrocha limpieza e importancia.
-Wo.-Dice mi hijo sorprendido de las instalaciones, casi nada había cambiado, aun tenían todo lo que tenían antes; prestigio y todos lo nuevo de aparatos para la salud. Mientras camino, me pongo unas gafas negras, sé que parece tonto, pero no quiero que Terry me vea tan rápido, solo quiero tratar de hacerlo poco a poco.
Mientras caminamos, me encuentro con un restaurante que hizo que mis sueños se esparcieran con fuerza, y aún tenía el nombre "324" plasmado en sus paredes. De inmediato puedo ver a Ross como gerente del lugar, quiero ir a ella y abrazarla, pero no puedo, ya que tampoco he sabido nada de ella en años.
Yo sé que ahora vive mejor, puesto que ocupa un lugar muy importante en el restaurante, pero siempre será como una madre para mí.
-Mmm.-Murmuró Austin mientras capta el aroma de la buena comida en sus fosas nasales.-El olor es riquísimo, deben de preparar buena comida.-Pero ahora me mira a mí.-Nadie como tu mamí.-Yo solo sonrió, mientras una lágrima pasa por mi mejilla, supongo que ese era mi sueño dorado. Me quedo pasmada enfrente del restaurante, mientras su belleza me hacía quedar muda, pero mi hijo también estaba emocionado, así que me llama la atención.
-Vamos, mamí.-Me dice apurado.
-Ya voy.-Le respondí mientras quería quedarme pegada en el vidrio, pero sabía que era el turno de soñar de Austin. Mientras caminamos por los pasillos, de inmediato mis ojos se llenan del porte de el doctor Granchester. Su silueta delgada y sus cabellos n***os me hace querer escapar, de inmediato me detengo y me quedo ahí parada como una estúpida. Trato de llamar el nombre de mi hijo, pero sé que tal vez el doctor Granchester pueda confundirlo, así que tapó mi boca y dejo que mi hijo avance, él sabe de inmediato a quién buscar, y va directamente hacia el guapo doctor, que hace que todos se queden maravillados.
Austin se abalanza hacia él, mientras el doctor voltea y me deja ver su cara que ahora está adornada por una barba negra. Su piel sigue siendo la misma, sus ojos expresan algo de tristeza, pero cuando ve a Austin sus ojos se hacen grande. Terry de la nada toma a mi pequeño en sus brazos y lo abraza con fuerza. Por mi parte mis lágrimas salen sin cesar. No sé si es porque Terry y Austin comparten el mismo IQ, o que sea algo de padre e hijo, pero ellos se conectaron al instante.
Yo camino con rapidez hacia mi hijo, no le puedo dejar solo, ya que aún sigo siendo su madre.
-Pequeño.-Dije lentamente deteniéndome enfrente de ellos, mientras mis manos me sudan. El doctor Granchester me mira con sorpresa, para luego adornar su mirada con una risa.
-¿Candy?-Me dice mientras yo intento no caer al suelo del miedo. Se que no tengo por qué temerle, ya que no se ve enojado, pero supongo que es la costumbre.-¿Eres tú?-Me pregunta dejando a mi pequeño en el suelo. Mis ojos y los de él se entrelazan, me siento soñolienta y al mismo tiempo feliz. -Dime, ¿eres Candy?-Me repite una vez más, ahora aclarando su voz. Yo solo asiento con mi cabeza, mientras tomo a mi hijo de los hombros.
-Él quería conocerte.-Murmuré mientras intento mirar al suelo.-Lamento si te molesta.-Le dije mientras esperaba lo peor. Terry es orgulloso, pensé que quizás guardaría rencores hacia mí, pero no lo hizo, abrazó con fuerza Austin mientras lo estruja entre sus grandes brazos.
-¿Por qué me molestaría?-Me dice dándole un beso con mucho amor, mientras puedo ver que Austin está muy feliz de por fin ver a su padre.-Yo te amo.-Esa palabras era bastante fuerte, pero sé que era verdad.-Yo te amo, eres mi hijo.Ahora lo mira a los ojos, afirmando que amaba a Austin.
-¿Qué?-Le pregunté sin creer lo que estaba viendo.-¿Dijiste qué?-Le pregunté una vez más, mientras Terry solo se mofa de, mientras empieza a negae con su cabeza.
-Lo amo tanto.-Dijo una vez más, mientras mi hijo lo abraza con fuerza, llorando de felicidad. Y por otra Terry, también derrama algunas lágrimas mientras abraza con fuerza a su hijo.
-Gracias.-Murmuré mientras miraba a Terry con alegría. Después me acerque a ellos, para poder hablar.
-Austin.-Interrumpí pasando mis manos por la espalda de mi hijo.-Él es tu padre, Terry.-Al escucgarme el mismo hombre sonríe.
-¿Así que te llamas Austin?-Preguntó Terry mirando los ojos de mi hijo.
-Sí, como tú.-Contestó Austin con una sonrisa en sus labios, mientras Terry pasa sus dedos por los hoyuelos de mi hijo.
-Te pareces tanto a tu madre.-Le dice suspirando mientras mi corazón tiembla. Yo no se que decir, ya que yo creo que Austin se parece más a su padre que a mí. 
Una vez más Terry estruja a mi hijo entre sus brazos, oliendo su cabellera con su nariz fina y respingada, mientras aún no puede creer que estan frente a frente.¿Quieres conocer a tu hermana?-Mi corazón está a mil por segundo, porque veré a Liza una vez más. Mi sonrisa sobresale de inmediato y sin que mi hijo contestara, le dije:
-Yo quiero verla.-Liza es importante para mí, así que no pude evitar sacar algunas lagrimas de mis ojos cansados.
-¡Vamos!-Dijo Terry llevándome a los pasillos del hospital. Tenía mucho miedo de ver a Liza, porque no la quería ver en una cama y menos la quería ver muerta. Mi corazón se siente culpable por dejarla sola, ¿acaso está bien? ¿acaso sigue respirando? ¿acaso alguien se tomo lo molestia de cortarse el cabello por ella?
Mis miedos se hicieron más grandes, cuando Terry nos llevo a terapia intensiva. Sabía que si estaba aquí, era porque estaba en peligro. Siento el olor a desinfectante en mi nariz, ¿acaso tengo miedo? 
Mi piel se eriza a cada paso que avanzamos. Terry se detiene en la zona infantil, donde los niños vienen a leer libros o a jugar; es un lugar completamente desinfectado, así que teníamos que entrar con batas y algunos tapabocas.
Al desinfectarnos todos, entramos a la sala donde están muchos niños sentados en el suelo, mientras una joven les lee un libro. De inmediato con la mirada busco a Liza entre todos esos niños que no tiene cabello y están usando ropa especial. Me siento triste al no ver a mi pequeña.
-¿Y Liza?-Le pregunté a punto de llorar, al no ver su carita.-¿Dónde está?-Le pregunté una vez más a Terry, pero él solo sonríe y con sus finos dedos me señala hacia la joven que está leyendo un libro. Su cabellera ahora es larga y negra, es tan gruesa como la de su padre.
De repente ella voltea viéndome con un semblante fuerte. Al juntar nuestras miradas, ella sonríe como nunca, puedo jurar que no ha sonreído nunca así, a pesar de que yo la vi durante un año.
Ella le pasa el libro a otra niña de su edad que no tiene cabello, para que tome su lugar, mientras que ella camina hacia mí, vestida con un vestido azul mientras luce unas piernas muy larga, ella ahora está más alta que yo.
-¿Así que regresaste?-Me dice cuando esta enfrente mío. Liza se ha convertido en una joven hermosa.-Me abandonaste.–Me dice con sus misma voz melodiosa de siempre.-¿Ahora regresas sin más?-Yo miro el suelo mientras me siento mal por ella.
-Lo siento.-Le digo mientras una lágrima sale de mi ojos, pero ella solo se mofa.
-Que bien que te sientas mal.-Dice sin más, mientras intenta darme una lección.Ahora puedo abrazarte fuertemente.-De inmediato se abalanza hacia mí y yo la hundo en mis brazos mientras su pelo huele a coco y mis manos abrazan de ella fuertemente.-Te quiero, Candy..-Dice Liza suspirando en mi oído.-No me dejes más, no podemos vivir sin ti.-Era lo mas hermoso que ella me había dicho. No quería soltarla, la amaba como si fuera mi hija, así que miró a su padre, quién nos mira junto a Austin.
-¿Por qué no vamos a platicar a otra parte?-Yo no puedo creer lo accesibles que están este par ahora, nunca en mi vida había sentido tanto alivio.
Terry nos lleva al restaurante que siempre soñé, en el lugar se encontraba Ross, ella al mirarme corre hacia mí, olvidando los modales que tanto se nos inculcó. Ella me abrazo con fuerza mientras la gente nos miran curiosos por el alboroto. Yo de inmediato empiezo a llorar, en sus brazos mientras pienso en cuánto la he extrañado.
-Pasó un largo tiempo.-Me dice en un susurró.-Pero ahora no te soltare.-Yo miro a Ross. ¿Acaso está dando por hecho de que me quedaré aquí?
Así que sin decir nada más, ella nos pasa a una mesa VIP, donde había botellas de vino caros y menús especiales.
-Para ustedes lo mejor.-Sin pedir nada, nos traen mi famoso risotto de frijol y mis galletas favoritoas.-La especialidad de la casa.-Dice Ross mientras nos sirven en una charola de plata.
-¿Cómo consiguieron saber mi receta?-Le pregunté probando la comida y viendo que es como si yo lo hubiera preparado.
-Cuando te fuiste, yo me hice cargo del restaurante.-Ahora habla Terry con una sonrisa en sus labios.-Cuando pruebo algo, logró saber los ingredientes específicos de lo que pruebo. Puedo recordar hasta la comida que mi madre me daba de pequeño.-Yo sorprendida lo miró y lo escucho con atención.-Nunca pude olvidar tu sazón.-Me dice mientras comer risotto, mientras me siento conmovida por todo lo que ha recordado de mí. 
Después solo veo a mi pequeño, él está en el paraíso mientras come con su padre y su hermana, tengo que ser firme ante Terry, ya que antes no lo hice y me tiró al suelo, escupiéndome con fuerza mientras me humillaba.
Aún no puedo olvidar todo lo que había vivido con él, ya tenía una vida fuera de Londres.
Y al terminar la comida, nos dimos cuenta que ya era de noche. El agua caía con rapidez, mientras Austin se había quedado dormido, supongo que tpor todas las cosas que le pasaron hoy, lo cansaron por completo.
Terry lo carga entre sus brazos mientras yo camino al lado de Liza. Al llegar a la salida, le pido a Terry que me de a mi hijo, pero él no quiere soltar a Austin, pero intuitiva logró quitárselo de los brazos.
-Me encanto haber venido aquí.-Les comenté sonriendo amablemente.-Austin al fin conoció a su padre, supongo que esto será algo benéfico para él.-Comenté mientras intento hacer una despedida.
-Sí, para todos.-Contestó Terry, verificando que Austin siga dormido.-¿Dónde irán después?-Me pregunta sonriente, mientras puedo notar su amabilidad.
-A casa.-Le dije poniendo una manta sobre mi hijo.
-¿A casa?–Pregunta Liza sonriente.-¿Te quedarás con nosotros?-Yo la miró intentando no romper sus sentimientos.
-Iré de regreso a mi pueblo, ya es tarde y mañana tiene que ir a la escuela. Yo tengo que trabajar y ayudar a mi madre.-Al escucharme Terry rompe su sonrisa, mientras que pasa lo mismo con Liza.
-¿Qué estás diciendo?-Me dice Terry ahora mirandome con enojo.-¿Te iras?-Él mismo no puedo creerlo, pero como dije antes, no puedo borrar nuestra historia.
-Sí.-Le contesté con frialdad.-Fue lindo que Austin conociera a su padre y hermana, pero nosotros tenemos una vida en nuestro pueblo natal.-Sabía que Terry nunca me amaría, ¿por qué demonios debo quedarme?
Tengo suficiente con que ame a Austin, pero si no puede amarme, no puedo quedarme aquí.
-Pero Candy...-Intenta decime Liza, pero su padre la detiene.
-Tienen razón.-Dice ahora con su mirada intensa y voz arrogante.-Debe de regresar a casa.-Yo me siento mal por lo que acaba de decir, pero ¿que se supone que espere ahora?-Pero no te iras tan fácil.-Dice sin una gota de gracia.-Ahora que conocí a mi hijo, no me es suficiente para mi verlo una vez.-Yo suspiró intranquila.-¡Quiero a mi hijo aquí en Londres!-Me exige.-Se que tú no me lo darás, así que meteré papeleo para que mi hijo este conmigo.-Yo siento un relámpago en mi estómago mientras lo dice.
-No...-Dije de inmediato como un animal, mientras Liza nos mira sin creer lo que estaba pasando.

LA ENFERMERADonde viven las historias. Descúbrelo ahora