Capitulo 29

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Adaptación Sin Fines de Lucro. La historia original pertenece exclusivamente a Lily Arzola. Los personajes son de Naoko Takeuchi.

#LaEnfermera

Capítulo 29 -
Nunca pude cuidarme de mí misma sola, así que encargarme ahora de 324 es algo más difícil. Comer a mis horas y tener reposo, no era mi mejor opción, ya que el trabajo es demandante y supongo que por ahora tengo que recaudar suficiente dinero, para que cuando 324 nazca, él tenga una buena vida.
Mis horarios no son los mejores del mundo, ya que la jefa de enfermeras se ha encargado de castigarme por todos los problemas que he tenido, así que por supuesto que me mandó al turno nocturno.
El turno nocturno no solo es en la noche, sino que también tengo que estar en la mañana con el doctor Granchester, ya que soy su asistente. Mi trabajo con él termina a las cinco de la tarde, y a las ocho de la noche empieza el turno nocturno, y termina a las cinco de la mañana.
No he podido dormir bien, a pesar de que mi descanso es en la cafetería. El dueño del hospital ha ofrecido pagarme por trabajar ahí en mis descansos, creo que he ganado más dinero siendo cocinera que como enfermera.
En uno de mis miles turnos en la noche, me encontré con un paciente que no podía dormir. De inmediato el doctor Granchester como doctor encargado esa noche, me dijo que le diera algunos tranquilizantes, nada muy fuerte.
La mujer de los nervios destrozados, era Emily Nightman, quién era una señora de 63 años, que sufría psicosis. Ella juraba saber el destino de la gente, y por supuesto que nadie le creía porque su enfermedad ya estaba muy avanzada. Cuando intente darle sus calmantes, ella aventó las pastillas y estas volaron por todo el lugar, cayendo directamente al suelo.
-Señora Nightman, ¿puede tranquilizarse?-Le dije con los nervios de punta, mientras que me colma la paciencia.
-Yo pedí café, no pastillas.-Asegura la mujer.-¡Quiero un café! -Gritó molesta, mientras cruza sus brazos.
-No puede tomar café, sabe que le hace daño.-Le comenté tratando de ser linda y cortes.
-¡Tú me haces daño!-Grita la viejita.-¡Quiero café y un dulce de mantequilla!Grita haciendo que otros pacientes se levantarán, y gritarán a los cuatro vientos que la mujer estaba completamente loca.
-¡Deje de gritar!-Le pido en susurro, tratando de que los demás pacientes sigan durmiendo.-Le traeré un dulce de mantequilla.-Caí en su trampa.-Pero no un café.
-Está bien.-Yo molesta intento salir de la habitación, pero parado en la puerta, estaba el doctor Granchester mirando mi batalla con la mujer.
-¿Qué dije de los dulces?-Me mira enojado.-A esta mujer no se le puede dar nada más que su dieta diaria.-Dijo mientras yo estaba echando humo por los idos.
-Lo lamento, no quiere callarse.-La mujer nos mira con una sonrisa en sus labios.
-Buenas noches, señora Nightman.-Dijo el doctor Granchester con mucha amabilidad.
-Hola doctor.-Dice la mujer coqueta.-Al fin llega, está enfermera no me deja dormir.-Yo molesta gruño, ya que está mintiendo.
-No se preocupe, me llevare a la enfermera para que usted descanse, pero necesito que se tome las pastillas que le voy a dar.-Lo dijo con dulzura, mientras la trata mejor que a mí.
-Con gusto.-Contestó feliz viendo al doctor como carne. Aquella mujer era realmente molesta, así que cuando el doctor Granchester intentó darle las pastillas, ella dijo:
Pero te tengo que decir que está mujer te está escondiendo algo.-De inmediato yo la miro.-Ella tiene algo tuyo, dentro de ella.-Dijo señalándome con sus dedos arrugados.
-Ella no tiene nada.-Dice el doctor Granchester convencido de que ella está loca.-Habrá la boca.-Ella le hace caso y abre su boca, al pasarse la píldora, ella dice una vez más:
-Ten cuidado, lo que ella tiene es tuyo.-Repite una vez más, y lentamente cierra los ojos quedando completamente dormida. Yo estoy asustada, ya que sé que se refiere a 324 y tal vez ella en realidad sepa de lo que habla al final de todo.
Yo sin decir nada más que decir, me retiro de la habitación, pero sé que el doctor me sigue el paso, y no tarda en alcanzarse.
-¿De qué está hablando?-Me pregunta como si yo supiera sobre lo que esa mujer quiere decir todo el tiempo.
-¿Cree que estoy loca como ella? No sé de qué habla.-Intenté irme una vez más, pero él me tomó del brazo con fuerza.
-¿Acaso estás embarazada?-Me pregunta alzando sus cejas gruesas, mientras su altura me hace ver como una micro-cosa.
-¿De qué habla?-Le quito mi brazo de sus manos.-Estaría loca si me embarazara de alguien como usted.-Le contesté fríamente, mientras él no puede ni siquiera digerir mi arrogancia e indiferencia, así que una vez más intenta convencerme.
-No sé qué demonios estás haciendo conmigo.-Me comenta luciendo muy serio.Pero sé que no te quiero fuera de mi vida. Te dije que, si te quedas al lado mío, yo te daré una vida de ensueños. -Dijo mientras mis manos están sudando, él me hace enojar y al mismo tiempo, me hace sorprender.
-Ni aunque estuviera loca.-Mofe entre dientes.-Deje de ofrecerme eso, no aceptare ¿por qué mejor no le dice eso a la doctora Miller? Ella solo está esperando por usted.-Le comenté con dureza, mientras él muestra que está cansado de mi indiferencia.
-Ella no es como tú y lo sabes.-Aclara su voz mientras me lo dice.
-Sí, porque yo era una idiota que creía en usted, pero ahora quiero parecerme un poco más a alguien que no sea yo misma. -Él ahora está muy enojado, supongo que no está acostumbrado a que le hablen de esta manera, puesto que todo mundo le tiene miedo. Y en cierto punto yo también le temía, pero ahora ya no puedo seguir siendo débil ante sus ojos.
-¡Basta!-Gritó fuerte y claro, tanto que algunas enfermeras del turno de la noche, le escucharon y se alarmaron mientras el doctor Granchester solo rodó los ojos al ver que las enfermeras que le miraban con angustia.-¡Si no quieren que les despida, vuelvan a su trabajo!-Amenazo el doctor muy molesto, mientras las enfermeras que le miraban, ahora se ocultan tras de las paredes.-Hablemos en otra parte.-Me pide tomándome de la mano.
-No, tengo que seguir trabajando.-Dije tratando de no caer.
-¿Por qué ahora actúas de esta manera? Ahora trabajas como si en realidad te importara estar aquí. -Comentó burlándose de lo idiota que era antes.
-Lamento darle otra impresión antes, pero yo solo vine aquí para servir a los enfermos.-Le contesté educadamente.
-¡No, estás aquí para servirme a mí!-Amenaza mientras sus dientes se aferran a su dentadura.
-¡No!-Le replique más que enojada.-Yo no estoy aquí por su placer, estoy aquí porque en realidad es mi sueño.-Claramente no lo era, sólo quería escucharme muy entusiasmada con mi trabajo, pero no me apasionaba.
-Entonces porque piensas que la jefa de enfermeras te dejo aquí, ¿por qué te esfuerzas?-Dijo mofando.-Si estás aquí es por mí, no por nadie más.
-Entonces déjeme demostrarle que no estoy aquí por usted.-Me siento un poco mareada, supongo que pelear no es lo mejor para 324, tal vez en este momento está decepcionado de su padre, así que me alejo drásticamente del doctor, no quería que me siguiera haciendo daño.
De inmediato huyó a el jardín que ahora está oscuro, no le temo a nada, así que me paseo por todo el lugar, tratando de respirar un poco. Y mientras lo hago, lentamente escucho una dulce y melodía sonata, es tan hermosa que me siento en el cielo mientras camino en la oscuridad. Mis oídos se acostumbran de inmediato a el sonido del violín. Mientras más camino, más puedo escucharla.
-¿Qué estás haciendo?-Escuchó una linda voz, desde las oscuras bancas.
-¿Liza?-La miro algo espantada. Creí no temerle a nada, pero ella me hace temblar.-¿Qué haces aquí a esta hora?-Le pregunté preocupada, mientras que no esta con ninguna enfermera, debió de huir.
-Más bien, ¿qué haces tú aquí?-Me pregunta dejando su pequeño violín en el suelo. Ella aún está conectada a su medicina de vena.-Se supone que nadie viene aquí a esta hora.
-L-lo lamento, si te interrumpí.-Le dije nerviosa.
Que me esperaba de ti, eres más tonta que una cabra.-Siempre tan linda.
-No sabía que tocabas el violín.-Le comente acercándome.
-No lo hago.-Dice sentándose en una pequeña banca de metal, para descansar un poco.-Mi padre toca el violín y el piano, así que cuando yo estaba sana, aprendí las partituras de papá, solo lo hago cuando estoy realmente molesta.-Me comenta mientras suspira.
-Lamento que estés molesta.-Me siento al lado de ella, pero en la banca.
-Sí, debes de lamentarlo, puesto que es por ti que toco este estúpido violín.Murmuró sin demostrar enojo, mientras el aire nos cubre.
-Lamento lo que paso, pero yo en realidad nunca...-Pero no me deja terminar.
-Supe que lo que me dijo Abby fue una mentira y una verdad. No te negare, al principio le creí, pero cuando me enfrentaste y me dijiste que en realidad me amabas, me di cuenta que Abby había mentido en muchas cosas, porque simplemente quería acabar contigo. ¿Por qué no me dijiste lo de mi padre y tú?Yo miro el suelo, mientras intento buscar las palabras adecuadas, pero no hay palabras adecuadas para poder explicarle eso.
-No sabía ni si quiera lo que en realidad teníamos tu padre y yo.-Murmuré cansada.-No quería lastimarte y que pensaras que solo estoy contigo por tu padre.-Le comenté, mientras miro lo obscuro de la noche.
-Bueno...-Suspira profundamente.-¿Qué más puedo hacer? Que creerte.-Ella suspira una vez más.-Mi vida va a ser tan corta, que no tengo más que perdonarte.-Yo sonrió mientras ella se burla de mí.-Eres la peor enfermera de este mundo.-Me lo recuerda, mientras mantiene una sonrisa.-Pero no quiero que estés lejos de mí.-¡Igual que su padre, siempre lo digo!-Ni una vez más.-Ella me abraza inesperadamente, mientras mis brazos la cubren y me dedico a darle mucho amor, porque en realidad yo la amaba.
Espero que 324 sienta a su hermanita y le de fuerzas para seguir en este mundo, hasta que 324 este muy grande y haya convivido con ella.

LA ENFERMERADonde viven las historias. Descúbrelo ahora