Visitante.

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*LEER OBLIGATORIAMENTE EL ANUNCIÓ AL FINAL DEL CAPITULO* 

OMNISCIENTE

Los ojos de los habitantes se movían de un lado para otro, observando como llegaban los demás pobladores de la aldea, incluyendo a su jefe de guerreros y su esposa, así como lo líderes, la tsahík Kiri y el Olo'Eyktan Ao'nung, llegando a la orilla para cumplir con sus papeles y poner en seguridad a su pueblo en caso de ser una amenaza o dar una cordial bienvenida si es que el visitante era amigo o conocido. 

Los aullidos y murmullos no se apaciguaban, simplemente era algo raro ver a un chico Metkayina tan joven y solo al mismo tiempo, sobre todo, en el papel de visitante, pues, aunque fuera raro por el tamaño tan grande de Awa'tlu, ahí todos se conocían, sabían sus nombres, edades y progenie. 

Por obvias razones, sabían que ese chico no era de su aldea, sobre todo, porque a muchos se les hacía conocido, sentían que lo habían visto en algún lado, que su apariencia era parecida a alguien, algunos cuantos, si lo conocieron, como el hijo de E'nie, pero, por supuesto tenían que esperan el visto bueno y la examinación de sus líderes para darle la bienvenida o si quiera saludarlo como amigo y no como lo contrario. 

Por su lado, A'nei se sentía de todas las maneras posibles, por un lado, se sentía completamente extraño, pues todos los ojos estaban puestos en él, se hacía chiquito ante los murmullos y se sentía lleno de nervios e inseguridades, sobre todo cuando Ao'nung y Kiri llegaron, los ojos de ambos no eran cualquier cosa a la que alguien pudiera sobrevivir, intimidaban, sobre todo la mujer, con ese color dorado en el iris. 

Por otro lado, estaba completamente entusiasmado, estar ahí le hacía sentirse lejos de la toxicidad de su familia, o bueno, más bien de su hermana y madre. Otra cosa, era que la aldea tenía nuevas decoraciones, mucho color y demasiada vida, que vaya, su aldea era una de las más hermosas, pero, es que, Awa'tlu, te sentías vivo desde que apenas estabas cruzando aquellas rocas que contaban como límite del arrecife. 

Además, el hecho de que seguramente cumpliría su objetivo de ver a Tuk, lo hacía querer gritar y brincar de emoción, A'nei, era un chico sumamente tierno e inocente, no sabía de maldades de la gente o de la vida, lo único que él quería, era verla, platicar con ella y tal vez si agarraba mucha confianza con ella, llegar a conocerla más para poder tomar a lo mejor su mano. 

Ese dato de que él podía ser el líder si se casaba, le importaba poco, no era relevante, al final del día, al ser el segundo hijo, no le tenían que planear el matrimonió, solo con que fuera una mujer que le diera hijos y, sobre todo, que lo quisiera, además de tener que ser honorable, de una familia completamente reconocida o de buena entraña, pero, eso no quería decir, que su plan no fuera anunciado a los otros, pues, él iba a conocer a la chica. 

- ¿Tu eres A'nei? ¿el hijo de E'nie no es así? - Pregunto Kiri acercándose un poco después de haber correspondido a su saludo, más que nada por educación. 

- Así es tsahík, para mi es un honor que me recuerde siendo tan común entre los jóvenes de sus aldeas - Le confeso con una sonrisa, pues, juraba que Kiri ni siquiera lo recordaba o sabía de su existencia. 

- ¿Qué es lo que te trae por aquí A'nei? ¿paso algo en tu aldea? ¿tu padre se encuentra bien? - Ahora, era Ao'nung quien preguntaba, a A'nei le pareció un poco gracioso para reír en sus adentros, el que Ao'nung solo preguntara por su padre y no por las otras dos de su familia. 

EMUNÁ/ KIRI Y AONUNGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora