1 de marzo de 2020 - Día 14 (parte 1)

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En cuanto estuvieron al otro lado de la salida de incendios, Momo sacó sus cuchillos, pero Jeongyeon la detuvo en seco.

"No hace falta que saques esas cuchillas todavía." murmuró. "Podrías hacerte daño, soltarlas, o podrían estorbar si tenemos que correr." Momo se burló, pero obedeció y dejó que la mayor la guiara hacia la escalera.

"Así que, vamos a echar un vistazo por el cuarto piso, para empezar." Jeongyeon susurró, mientras subían cuidadosamente las escaleras. "No deberían haber muchos por el edificio, pero no lo sabremos con seguridad hasta que recorramos cada planta. Nunca bajes la guardia, esos zombis pueden ser escurridizos." Recordó cuando una de esas criaturas casi le arranca la oreja de un mordisco y sacudió la cabeza. Sí, seguía molesta por eso.

La mirada de Momo recorrió el hueco de la escalera, observando cada detalle como si fuera la primera vez que lo veía. Habían pasado menos de dos semanas desde la última vez que caminó por esos mismos escalones, pero le parecía que habían pasado meses; el edificio le parecía casi extraño. Apretó la mandíbula y acercó las manos a los cuchillos, rozando los mangos con las yemas de los dedos.

Cuando Jeongyeon llegó a la puerta que las llevaría a la cuarta planta, se giró para mirar a Momo, unos pasos por detrás de ella.

"¿Estás lista?" La más joven asintió, con los ojos fijos en la puerta.

Excepto que no lo estaba.

No importaba lo enfadada que estuviera Momo, o las ganas que tuviera de matar, porque nada podría haberla preparado para lo que vio en cuanto se abrió la puerta.

Después de todo, había alguien en el edificio. Si no fuera por sus mascarillas, Jeongyeon y Momo habrían vomitado en el acto. Había cadáveres por todas partes, o al menos, lo que quedaba de ellos. Al menos treinta cadáveres estaban esparcidos por la sala, salpicaduras de sangre seca manchaban las paredes y el techo. El olor era algo que ninguna de las chicas había experimentado nunca, tan abrumador que, a pesar de su gruesa mascarilla, Jeongyeon tuvo que apoyarse en el marco de la puerta durante unos segundos para evitar las arcadas. Ya había visto cadáveres antes, cuando salía a la calle con Chaeyoung, pero la mayoría estaban lejos y había podido concentrarse en otra cosa para seguir con su misión. Esta vez, no había forma de escapar a la visión de los huesos rotos y los órganos en descomposición, desparramados por el suelo frente a ella.

Mientras tanto, Momo sintió escalofríos. Los latidos de su corazón se aceleraron y empezó a sudar. Era el mundo exterior. A pesar de todo, esperaba que las cosas volvieran a la normalidad. A pesar de lo sombría que había estado, ese pensamiento estaba siempre en su cabeza, manteniéndola cuerda, manteniéndola con los pies en la tierra. Las cosas iban mal, pero acabarían mejorando. ¿Cierto? Tenían que mejorar.

De pie en el marco de la puerta, con todo un pasillo lleno de cadáveres frente a ella, algo hizo clic en su mente y todo se aclaró.

Estaba viva de pura suerte.

Heechul probablemente estaba muerto.

Las cosas nunca volverían a la normalidad.


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Jihyo estaba en medio de su segunda serie de sentadillas cuando alguien irrumpió en la habitación. Apenas tuvo tiempo de recuperarse del susto, cuando una asustada Sana la miró a los ojos. "Algo le pasa a Chaeyoung." Jihyo ni siquiera oyó la frase completa, no perdió tiempo en agarrar a Sana del brazo y arrastrarla fuera del gimnasio, hacia el estudio.

Cuando llegó allí encontró a todas reunidas en círculo, con Mina llorando aferrada a Nayeon, y Tzuyu discutiendo con Dahyun.

"¿Qué está pasando? ¿Qué le pasó a Chaeyoung?" Jihyo se acercó, escaneando la cara de todas.

Burnt Down To Ashes | Twice FF | TRADUCCIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora