––––––––––Felix estaba en aprietos.
Llegar tarde en su primera semana en JYP Entertainment no tenía buena pinta, y era dolorosamente consciente de las miradas de reojo y los retos que le echarían si acababa incorporándose a la clase de baile cuando ya había empezado. Corrió por el pasillo y casi atropella a otro aprendiz, disculpándose profusamente con los dientes apretados, sin aminorar la marcha.
No era el más talentoso de los recién llegados a la empresa, de eso estaba seguro. Su determinación era lo que le había otorgado un puesto como aprendiz, uno con el que tantos solo podían soñar; la idea de perder esa oportunidad en cuestión de días, porque una puta alarma no sonara a la hora correcta, le resultaba sencillamente insoportable.
Llegó a la academia de baile –empapado en sudor y con los zapatos equivocados– poco antes de las nueve. En un primer momento, giró la cabeza y miró a su alrededor con pánico, esperando ver el ceño fruncido del severo e implacable profesor. Para su alivio, aún no había aparecido.
Lo que vio, en cambio, fue a Chan.
No era especialmente alto ni imponente, a pesar de que su camiseta delataba unos hombros anchos y tonificados. Sin embargo, los ojos de Felix se fijaron inmediatamente en él. Era diferente de la otra docena de chicos presentes en la sala, todos haciendo sus ejercicios de calentamiento en previsión de la lección; parecía... concentrado.
Era difícil describirlo realmente, pero el tipo parecía como si pudiera ver con claridad el camino que tenía delante. No es que no pudiera tener dudas o inseguridades. Era humano, como todos ellos.
Pero había una claridad persistente en la forma en que movía los brazos de un lado a otro, preparándose para la actividad física que se avecinaba. Como si ya supiera cuál sería el resultado; las cosas que tendría que sacrificar, las personas que tendría que dejar atrás.
Para muchos aprendices, estar en JYP era una apuesta. Llegaban deseando la grandeza, arriesgando escuela, familia y amigos para tener una oportunidad de éxito. Nadie sabía si conseguirían o no lo que tanto ansiaban.
Para Chan, sin embargo, parecía una elección razonada. Tenía los ojos de alguien que había cambiado su antigua vida, no que se la había jugado.
Felix lo miró y cuando el chico mayor se dio cuenta de que lo miraba fijamente, se inclinó cortésmente con una sonrisa. Chan le correspondió enérgicamente, manteniendo el rostro tenso y poco amistoso. El profesor de baile llegó un instante después, y por fin comenzó la habitual y rompedora lección.
––––––––––
En realidad, casi siempre le llamaba Chris. Ese era el nombre en inglés de Chan.
Ambos eran de Australia, y eso era lo que le había permitido establecer una delgada conexión entre ellos en primer lugar. Una vez más, Felix se consideró afortunado.
Chan no era tan abierto y vulnerable con nadie, especialmente con sus compañeros. Eso fue algo que Felix tuvo que aprender a su costa, intentando y fracasando repetidamente en acercarse al chico mayor a medida que pasaban los días. Aún no sabía exactamente por qué, aunque no le importaba demasiado.
Chan y él eran amigos ahora, y eso era lo único que le importaba.
"No le digas a nadie sobre esto, ¿de acuerdo?"
La voz de Chan era grave e imperiosa, y Felix no pudo evitar sentir un escalofrío que le recorría la espina dorsal. Tragó saliva y asintió en señal de comprensión.
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Burnt Down To Ashes | Twice FF | TRADUCCIÓN
FanficLo que ocurre cuando nueve chicas se encuentran atrincheradas en un edificio, sin nada más que ellas mismas, mientras el mundo exterior se derrumba y arde. o TWICE en un apocalipsis zombi, en el que todo empieza con suavidad, pero se convierte rápid...