10 de marzo de 2020 - Día 23

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"¡Siete!"

Chaeyoung tiró su abrigo al suelo, crujiéndose la columna con un gemido de satisfacción. Changbin pasó junto a ella, agachándose para desatarse los cordones de los zapatos manchados de sangre.

"No está mal." Jihyo asintió, dando al par una amplia sonrisa. "Esperaba algo mucho peor."

"Dejamos un palo de escoba encajado en la puerta, no deberían poder abrirla desde la escalera, pero si ocurre, lo sabremos." Añadió Changbin, volviéndose hacia Chaeyoung con las cejas alzadas, haciendo un gesto hacia el baño. "¿Tú primero?"

"Sí, claro," se apresuró a dejar las botas en un rincón, antes de correr hacia las duchas.

"¿Cómo va la cosa en el cuarto piso?"

"Las chicas todavía están ocupadas limpiando. Fui a echar un vistazo, era... mucho." Jihyo hizo una mueca, pero sacudió la cabeza. "Deja que me ocupe de esto."

Tomó una bolsa de plástico y un par de guantes del estudio y recogió con cuidado la ropa y los zapatos del suelo. "Deberíamos hacer una especie de sala de espera aquí arriba."

Changbin rió entre dientes, ayudándola a meter todo en la bolsa de plástico. "Siempre podemos pedirle a Dahyun noona que construya una."

Justo cuando hablaba, la cabeza de la chica asomó por la sala de prácticas. "Te oigo. Y sí, podría construir una."

"¿No se supone que estas habitaciones están insonorizadas?" Jihyo atravesó el pasillo, saludando brevemente a la chica de pelo rubio antes de desaparecer en el patio de comidas.

"¡No si mantengo la puerta abierta!" gritó Dahyun, blandiendo un martillo destartalado con mala cara.

Jihyo resopló, pensando en la mañana anterior. Había encontrado a Nayeon y Jeongyeon apenas despiertas, con ojeras y, de repente, muy tímidas y cariñosas la una con la otra. Una rápida mirada a la pareja, con una ceja levantada y una sonrisa sugerente, bastó para que Jeongyeon se pusiera roja y Nayeon pusiera los ojos en blanco, molesta y avergonzada.

Gracias a Dios por las habitaciones insonorizadas.

Al llegar al patio de comidas, la muchacha pasó junto a Sana y Tzuyu, que hacían todo lo posible por preparar lo que ya parecía -y olía- un almuerzo delicioso. Había tres ollas en el fuego, hirviendo a fuego lento y burbujeando en una nube de vapor; dos sartenes más estaban siendo removidas y controladas con diligencia, y el aceite de sésamo chisporroteaba y crepitaba agradablemente.

Alimentar a doce personas tres veces al día no era una tarea fácil, pronto se dio cuenta el grupo; aparte de la cantidad de comida que se necesitaba, era un proceso que requería mucho tiempo.

Por lo tanto, se decidió que las comidas serían gestionadas por dos personas diferentes cada día -excluyendo a Momo, por razones obvias, y a Chaeyoung, que se había convertido prácticamente en la miembro designada para salir cada vez que fuera necesario buscar provisiones o luchar contra zombis-. Las dos personas se encargarían de preparar cada comida para ese día en concreto, asegurándose de llevar un registro de lo que había disponible en la despensa y de lo que había que reponer.

Tras echar una última mirada a Sana antes de enfrentarse al fregadero de metal pulido, Jihyo se sintió agradecida por lo bien que la mayor se estaba tomando la noticia de la... transformación de Chan. Había llorado bastante, por supuesto, pero en general afrontaba la situación con optimismo y resistencia; la presencia de Jisung era sin duda de gran apoyo, así como la de Tzuyu, que parecía estar siempre cerca en el momento oportuno.

Burnt Down To Ashes | Twice FF | TRADUCCIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora