Un beso, un te quiero y una canción.

Capítulo 19

Cap. 19. *Narra Rocío*

Abre la puerta de la habitación y me acuesta
ta en nuestra cama delicadamente. Apenas puedo abrir los ojos, no quiero, no quiero abrirlos.

La habitación esta oscura, apenas iluminada por algún haz de luz que entra tímida desde el salón.

No puedo pensar en otra cosa que no sea Pablo. Pablo, Pablo, Pablo, ¿por qué él?

Siento como si algo me oprimiera el pecho, sobre todo el corazón.

Intento prestar toda la atención posible a lo que está ocurriendo en esta cama. Él comienza bajando sus besos a mi cuello, eso me hace ponerme la piel de gallina. Instintivamente, me muerdo el labio inferior y gimo, comenzando a respirar profundo.

Cierro los ojos mucho más fuerte y echo mi cabeza hacia atrás, curvando completamente mi espalda.

Vuelvo a sentir su aliento en mi cuello, besando cada centímetro de mi piel a la vez que va bajando sus manos hacia mi pantalón.

De repente, recuerdo la noche anterior con Pablo y me siento sucia, como si le hubiera sido infiel - cosa que jamás haría-. Pero Pablo y yo no hicimos nada, ni lo haremos jamás.

¿Por qué no dejo de pensar en Pablo? Eso me cabrea, no ser capaz de sacarlo de mi cabeza.

Abro los ojos sin llegar a mirar al hombre que ahora esta encima de mí, y trato de convertir la ira en lujuria.

Vuelvo a cerrar los ojos y siento como él mete sus manos bajo mi camiseta.

Sus manos están cálidas en comparación a mí, pero las de Pablo son más suaves y delicadas - probablemente por tocar el piano y la guitarra-. ¡Ay! ¡No! Otra vez pensando en Pablo no.

Vuelvo a centrar mis pensamientos en esa cama. Noto como mi cuerpo se eriza al rozar mi cintura.

Abro mis ojos, dispuesta a reaccionar y continuar desatando la lujuria entre las sábanas.

¡Pablo!

Rápidamente me incorporo, con la respiración aún más agitada todavía y parpadeo varias veces hasta acostumbrarme a la oscuridad. ¿Realmente he visto a Pablo?

-¿Pasa algo?- pregunta. No sabría decir si es la voz de Pablo o de Lucas, aunque no se parecen en casi nada.

-Eh... no... nada...- digo tartamudeando y atropelladamente. Mirando a mis piernas, ahora cruzadas y yo sentada.

Él está de rodillas delante de mi, con expresión interrogante. No sé qué decirle o hacer.

Levanto mi mirada y veo a Lucas, quién sino... Una mala pasada de mi mente. Por suerte no he gritado el nombre de Pablo. Por unos segundos se había creado la falsa ilusión en mi mente de que fuera Pablo.

Mi respiración sigue agitada debido al susto. No quiero seguir y tengo muchas ganas de que las lágrimas vuelvan a inundar mis mejillas. Estoy demasiado confundida para continuar con todo esto.

-¿Seguimos? - me pregunta.

No le respondo, no le puedo decir que no y no quiero continuar. No sé por qué pero me entran unas enormes ganas de echar a correr, huir de todo y dejarlo todo atrás.

Él continúa ahora quitándose su ropa mientras yo trato de controlar mi respiración y mis pensamientos.

Lo tengo semidesnudo frente a mi, y ya no siento nada como otras tantas veces. Este no es el momento y lo sé.

Me tira hacia detrás y continúa besando mi cuello, esta vez mucho más rápido que antes. Va bajando hasta mi pecho y me desabrocha el cierre del sujetador.