Capítulo 14

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Cap. 14. *Narra Pablo*

Son casi las dos de la tarde y acabo de llegar al hotel en donde me alojo. Literalmente, me tiro a la cama boca arriba y cierro los ojos, no por sueño, sino para comenzar a reflexionar todo.

Ella, su cara su carita de niña buena pero pícara a la vez, sus verdes ojos, sus labios rosados, sus suaves manos, su larga melena, su todo. ¿Cómo dejarla ir sin luchar? Definitivamente, no puedo olvidarla. No la puedo sacar de mi mente.

Mi móvil suena sacándome de todo. Me cuesta abrir los ojos y cojo el aparato de mi mesilla sin apenas mirar quién es.

-¿Sí?- contesto.

-¿¡Cómo que "Sí"!? Pablo, te he llamado cien mil veces entre anoche y esta mañana. Por lo menos recuerdas que esta tarde tienes un entrevista y una sesión de fotos para el periódico y la radio local, ¿no?- Me suelta todo eso gritando, tanto que hasta lo tengo que apartar de mi oido para no quedarme sordo y haciéndome abrir de par en par los ojos.

-Eeh, sí..., claro...- Le respondo titubeando.-Eeh.., se me apagó el teléfono- Esa es la única escusa que se me ocurre para no decirle que no he mirado el móvil hasta ahora porque estaba con Rocío.

-Ya...- exclama sin creerse mucho mi escusa.

-Por cierto, ¿a qué hora y dónde era la entrevista?- le pregunto.

Me rasco la nuca. La verdad es que no tengo ni idea de esa entrevista.

-Anda que menuda cabeza tienes... Te paso a recoger a las tres y media y a las cuatro estamos allí- Esta vez su tono es más comprensivo, por lo menos.

-Está bien, gracias.- Le digo con la intención de acabar esta conversación.

-¡Recuérda llevarte la guitarra! Adiós.

Cuelga.

¿Me tengo que llevar mi guitarra? Está en el coche, cuando baje la cogeré.

Son las dos del mediodía pero no tengo nada de hambre; así que me vuelvo a tumbar en la cama, pensando en todo y en nada a la vez.

Miro la pantalla de mi móvil: 27 llamadas perdidas.

Me levanto de la cama, si voy a hacerme una sesión de fotos, mejor que me arregle y demás.

Observo mi mano, una venda desgastada sigue ahí. Me la quito poco a poco, con delicadeza.

Entro al aseo, me desnudo y me ducho con agua bien fría.

Al terminar, salgo con la toalla anudada a mi cintura. Escojo la ropa; algo básico porque supongo que allí me darán otra.

¿Y mi chaqueta? No la encuentro por ninguna parte.

¡Claro, ya me acuerdo! Me la dejé en casa de Rocío. Sonrío de medio lado al pensar en ella anoche mojada con mi chaqueta.

Apenas son las tres cuando ya estoy vestido, aseado y demás.

Sigo sin hambre, así que no voy a comer. He desayunado tarde y además he tomado después algo en el bar.

Me conecto un rato a las redes sociales y voy leyendo las bellas palabras de mis queridas fans, y a la vez, repartiendo algunos "Me Gusta".

Se me acurre una idea, busco su nombre en twiter.

"Rocio Villa". Más de 600 usuarios. Nada entonces.

Cuando me quiero dar cuenta ya son las tres y media y mi mánager me envia un mensaje para que baje.

Cojo las llaves y el móvil y bajo por las escaleras a toda prisa.

Un beso, un te quiero y una canción.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora