Capítulo 15

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Cap. 15 *Narra Pablo*

Frente a su puerta todo cambia, empiezan a venirme las típicas dudas de persona insegura. Las mariposas que revolotean descontroladas por mi estómago tampoco ayudan.

Inspiro y pulso el tiembre. Escucho unos paso y, finalmente, me abre.

No me lo puedo creer, ella, su presencia hace que me calme y me relaje.

Pero la relajación se esfuma al observar sus preciosos ojos verdes azulados empañados y enrrojecidos por las lágrimas. ¿Ella ha estado llorando? ¿qué le pasa?

-¿Qué hacer aquí?- pregunta con su dulce voz algo confundida.

-Venía a por mi chaqueta, ¿puedo pasar?

-Sí, claro. Ahora mismo te la traigo.

Paso, cierra la puerta y se aleja por el largo pasillo. A los pocos segundos regresa con mi chaqueta de cuero negro en la mano.

Mientras se acerca, la observo bien; sus antebrazos están enrojecidos, casi morados.

No puede ser... ¿qué le abrá pasado? Y si... ¡No y no! No puede ser eso.

Se acerca y me tiende la chaqueta.

-Rocío, ¿qué te ha pasado?¿por qué lloras, princesa?- No puedo evitar preguntarle.

-Por nada, no me pasa nada- Responde. Noto su tono algo confuso, intentando buscar una escusa.

-A mí no me engañas, ni tus antebrazos ni tus ojos están así por nada. No me voy a ir hasta que no me lo cuentes.

Su rostro se entristece y ella se lleva las manos a los ojos, intentando fallídamente contener las lágrimas. Le aparto las manos y seco con mis dedos esas lagrimillas. Ella me abraza y llora en mi hombro desconsolada.

Dos mujeres que hoy he visto llorar delante de mi, algo que no soporto.

Le acaricio el pelo hasta que ella se aparta, intentando hacerse la fuerte. Se me parte el alma ver a alguien así y mas si es... ella...

-Bueno, ya te puedes ir, adiós.- Me dice.

-¿No me has oido antes? No me pienso ir hasta que no me cuentes qué te pasa.

Ella niega con la cabeza y la vuelvo a abrazar mientras me dice esas dos palabras que consiguen llegar a tocarme hasta la última fibra de mi alma:

-Tengo miedo.

Esto me deja totalmente descolocado, más de lo que estaba.

-No hay que tener miedo de nada.- le respondo, intentandl solucionar algo que no sé lo que es. -Ven, quiero llevarte a un lugar al que me gusta ir para reflexionar y pensar.

La agarro de la mano, su delicada mano. Ella asiente y coje unas llaves.

Salimos de su casa y ambos montamos en mi coche. El viaje transcurre en silencio, a pesar de ser bastante largo.

Se la ve tan... ¿distraida? Mira por la ventana a la nada, con la mirada perdida.

La observo por el rabillo del ojo cuando ella se da cuenta también me sonrie. Es perfecta. No sé qué le pasa pero creo que tampoco quiero saberlo ni imaginarmelo, solo quiero que jamás vuelva a estar así.

Ya casi llegamos, ya se puede observar el mar. El agua, tan tranquila y sosegada me transmite paz. Ella me mira sorprendida:

-¿¡Vamos a la playa!?- pregunta, sorprendida.

Un beso, un te quiero y una canción.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora