Cap. 28 *Narra Rocío*
Estos días con Pablo han sido de los mejores, le he echado tanto de menos sin saberlo que tenerlo cerca es lo mejor que me pueda pasar. Hemos estado juntos la mayoría del tiempo, y la verdad es que es un amor de persona, no sé cómo he podido llegar incluso a odiarle. Estos días han sido maravillosos, hemos reído mucho juntos y hablado de todo, quizás ya sepa más de mí que hasta yo. Pero ya se fue. Se fue y tardará mucho en volver. Y eso me duele. Aunque no debería dolerme, sólo somos amigos. Solo una simple amistad. No habrá nada más porque yo... yo estoy embarazada. ¿O no? No me he hecho ninguna prueba, pero todo coincide. Quizás debería comprarme una.
Decido ir a la farmacia a por una.
En la farmacia, al pedirla, siento que todo el mundo me mira, no es algo que me importe, pero me da algo de vergüenza pedir una.
Una vez con ella en las manos, creo que me tiembla todo el cuerpo. ¿Y si estoy embarazada? ¿Y si no lo estoy? Por un lado, sería bonito; pero por otro, creo que soy muy joven para esto, y no sólo eso, creo que si lo estoy, el bebé acabará por separarme de Pablo y, lo peor de todo, por hacer que vuelva con Lucas. No. No, eso no va a pasar. No pienso volver con él. Si hace falta criaré a mi hijo sola, pero no volveré con ese.
Llego a mi casa y lo primero que pienso es en hacérmela, pero no sé lo que saldrá, y la verdad me da mucho miedo el resultado. Y creo que sola no sé cómo lo voy a afrontar. Así que decido llamar a alguien. ¿A mi prima? No, no puedo, no sabría cómo contarle todo esto. Tras examinar toda mi lista de contactos creo que las más adecuadas son mis amigas Sofía, una chica que trabaja en un bar de carretera y nos conocemos desde pequeñas además fue quien nos presentó a mí y a Lucas, o Amalia, mi compañera de trabajo que ya sabe un poco de todo esto. Como entre ambas se llevan fatal ¾es más, son completamente diferentes física y mentalmente ¾llamaré sólo a Amalia porque Sofía estará trabajando quizás.
La llamo sin contarle nada, diciendo que cuando venga se lo explicaré. Y como sospeché, en menos de diez minutos está llamando al timbre. Le abro y nos saludamos.
-Venga, cuenta, ¡que me tienes con la intriga, hija!
Me río, ella como siempre tan directa.
-Está bien, ¿quieres tomar algo?
-¡No! Quiero que me lo cuentes.
Vuelvo a reírme, nos sentamos en el sofá y comienzo a contarle todo lo que me ha pasado estas semanas con peros y señales, sin prisa pero sin pausa. Ella escucha atenta sin interrumpir, esa es una de sus mayores virtudes.
-Y, ¿¡A qué esperas para saber si estás embarazada!?
-Buena pregunta. Tengo... miedo de lo que pueda salir.
-Saldrá la verdad, lo que saldría hoy al igual que ayer y al igual que dentro de una semana.
Me quedo dudando unos segundos.
-¡Venga, ve! Que me dejas con la intriga.
Me río y me dirijo al baño bajo la mirada de mi compañera. Dentro de 2 minutos obtendré respuesta. Una respuesta que no creo que quiera saberla. Llamo a Amalia para que entre, yo no soy capaz de mirar el resultado.
-¿Y bien? -pregunto, temerosa de saberlo.
Ella intenta alargar el momento, algo que no hace más que aumentar mi tensión. Y, finalmente, lo suelta:
-¡Rosa!, ¡Enhorabuena tía!, ¡Vas a tener un bebé...!
Ella sigue hablando pero yo ya no soy capaz de escucharla.
Todos los momentos vividos junto a Pablo en las últimas semanas pasan por mi mente. Adiós a esos momentos porque jamás se podrán repetir. Todos esos momentos mágicos. Todo se fue. Todo se ha ido.
En mi cabeza empieza a nublarse la vista.
¿Y Lucas? Voy a tener un hijo de él. No puede ser. Todo se ha ido al traste.
No me puedo creer que todo haya acabado. No puede ser ahora que empezaba a sentir la felicidad corriendo otra vez por mis venas. Y ahora, el motivo de esa felicidad se me va de las manos. Se va, Pablo se va. Se va para no volver.
Mi cabeza vuelve a nublarse todavía más y lo siguiente que noto es el frío y duro suelo golpeando mi cuerpo.
-¡Tía!, ¡Tía!, ¡Reacciona, joder! -escucho una voz familiar que me habla y a la vez que me da en la cara.
Comienzo a intentar abrir los ojos, pero me cuesta mucho. Me cuesta mucho moverme. Intento abrir los ojos e ir poco a poco reincorporándome.
Veo a mi compañera de trabajo de rodillas a mi lado y al gato que adopté hace unas semanas a mi lado también.
-Joder, ¡qué susto me has dado! ¡Te has desmayado! Voy a llamar a un médico.
Como puedo la cojo del brazo para que se detenga y no lo haga.
-No. No hace falta que llames a nadie, ya me encuentro mejor -le miento. No me encuentro mejor, la única diferencia es que ahora estoy despierta y no sabría decir si eso es una mejora ahora mismo...
-Está bien... -suelta a regañadientes.
Me ayuda a levantarme y como puedo consigo llegar al sofá y sentarme. Ella también lo hace a mi lado.
Intento no derrumbarme mentalizándome: <<No llores, no llores, no llores>>.
-Entonces... ¿Estoy... embarazada?-le pregunto dudosa.
Ella asiente, ahora de una forma más tímida quizás debido a mi anterior reacción.
<<No llores, ¡no llores!, ¡¡no llores!!, ¡¡¡NO LLORES!!!>>
Da igual las muchas veces que me lo repita, porque acabo con las manos en mi cara tapando las lágrimas que se deslizan desenfrenadas por mis mejillas.
No puede ser, esto debe de ser una broma.
Mis lágrimas se intensifican y noto como Amalia me abraza y me susurra al oído que ella va a estar conmigo en todo. Lo único que hace eso es que continúe llorando desconsoladamente.
-¡No puedo creer que vaya a tener un bebé! No ahora, joder. No quiero. Quiero vivir mi vida. -sollozo.
-Tranquila, de verdad. Podrás vivir tu vida, te lo aseguro -me responde. No entiendo cómo ha logrado entenderme entre tantas lágrimas.
-¡No, joder! ¡Todo está mal! -me cabrea que me mienta cuando yo sé que esto es un desastre. -¿¡Y sabes por qué!? Porque en este maldito tiempo me he dado cuenta de que el padre de mi futuro hijo ha sido un error. ¿Y sabes también por qué? Porque me he dado cuenta de que la única persona que no hace falta que me ayude en nada es la única que he tenido a mi lado. Porque Pablo es el que ha hecho de estas semanas las mejores de mi vida. Porque él es la única persona que en tan poco tiempo he confiado tanto. ¿Y sabes porqué también? Porque me he dado cuenta de que empiezo a sentir algo por él. ¡Sí, joder! Por ese estúpido cantante famoso que yo no le debería de importar nada y en cambio está conmigo siempre que puede. ¿Y sabes qué es lo peor? Que él no siente nada de eso por mí, y que aunque lo llegue a sentir algún día jamás vamos a poder volver a vernos porque yo estoy embarazada de mi exnovio -me derrumbo vuelvo a comenzar a llorar tras soltar todas esas verdades sin pensar.
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Un beso, un te quiero y una canción.
FanfictionÉl, un artista con antiguas heridas en el corazón. Pero, una vez pasados esos malos recuerdos, ¿porqué no volverse a enamorar al volver a sentir esas mariposas en el estómago? ¿El problema? Enamorado de ella... Ella, una chica normal y corriente cen...