CAP. 18 *Narra Pablo*
No sé cómo narices la he dejado ir. ¿Y si le pasa algo?, ¿de qué narices son esos morados? No puedo dejar de pensar en ella, me siento inútil por haberla dejado así, sola. Si algo malo le pasa, jamás me lo perdonaría. Siento ganas de parar el coche, bajar y salir corriendo hacia su casa gritando su nombre, sin importarme si parezco un loco o no. Conduzco lentamente hacia ese hotel con "Dónde" de Pablo López en la radio.
Tengo un nudo en el estómago, esta vez diferente, esta vez no está lleno de mariposas revoloteando, esta vez está lleno de lobos salvajes que dan fieros bocados con sus potentes mandíbulas; lleno de incertidumbre e ira, de dudas, pero sobre todo de ilusión; sí, de una ilusión triste por seguir adelante cueste lo que cueste. Hace tiempo que no siento esta ilusión bajo mi pecho; es algo diferente de cuando estoy sobre un escenario. Es una sensación que te atormenta y te envuelve como un terral pero a la vez te acompaña y da seguridad; es como una falsa ilusión o como la magia -magia negra.
Después de todo lo pasado en el amor, el corazón volvió a latir y debo de ir tras la persona que lo ha conseguido. Ella. Ella es esa chica. Ella lo ha conseguido y por ella debo de luchar.
Por unos segundos pienso: ¿Por qué es todo tan complicado?, ¿no debería ser más fácil ser feliz? La canción me ayuda a entenderlo más rápido - como siempre - y en seguida cambio mi pensamiento. Si es fácil, no es bueno.
Un semáforo me hace detenerme pero mi mente sigue proyectando esa bella imagen de su recuerdo en la cala.
Ahora lo entiendo: Si es fácil, no tiene gracia ni es bueno; si es complicado, tiene su lado bueno, pero como bien dice la canción: "Una aventura es más divertida si huele a peligro". Así que... será divertido.
Sonrío de medio lado y acelero repentinamente cuando el rojo pasa a ser verde.
Al cabo de unos cinco minutos, sin despegar el pie del acelerador y con la voz de Luis Fonsi en "No me doy por vencido" me encuentro frente al hotel en el que he pasado estos días.
Aparco el coche en el garaje y subo por el enorme ascensor hasta mi planta. Introduzco la llave en la cerradura y abro la pesada puerta de madera. Dentro me espera la cama, la solitaria cama en la que caigo boca abajo sin pensar en nada más que en el único nombre que se me pasa por la cabeza.
El móvil de mi bolsillo comienza a vibrar y sonar. ¡Qué inoportuno! Lo cojo sin apenas mirar quién es, estoy demasiado cansado y abatido para ello siquiera. En seguida reconozco quién me habla. Susana.
-Pablo, sólo quería recordarte que el martes nos vamos de Murcia, y decirte que intentaré estar allí para el martes en la mañana.- Ahora su voz no suena entrecortada por las lágrimas, ahora es más clara.
-Está bien- contesto con voz ronca y sin sacar la cabeza de debajo de la almohada - No te preocupes ahora por eso. Por cierto, ¿qué tal el viaje?, ¿has llegado ya?
-No, todavía no. - contesta seca. Se nota que no tiene ganas de hablar de ello, así que no le sigo preguntando más. - ¿Qué tal la sesión de fotos? - me pregunta con la intención de cambiar de tema.
Así comienzo a contarle con explicaciones algo vagas - no tengo mucha ganas de explicar ni hablar ni de nada - la sesión de fotos. Evidentemente, evito hablar de lo que ha pasado después, la sensación rara en mis antebrazos, ir a casa de Rocío, la cala...
Al cabo de unos diez minutos colgamos. Vuelvo a hundir mi cara entre la almohada pero no, esta vez no me sirve de nada. Se me ocurre algo que quizás ahogue esta maldita sensación de angustia.
Entro al baño, me desnudo y me pongo mi bañador negro. Cojo una toalla y me la echo al hombro. Deben de ser más de las 10, pero no me importa; de hecho, la hora es lo que menos me importa en este preciso instante. Bajo en el ascensor para no llamar - más todavía - la atención y salgo al patio trasero en donde se encuentra una enorme piscina de mínimo unos 30 x 20 metros. No hay nadie; perfecto.
Dejo la toalla en una tumbona y me tiro de cabeza a la parte que más cubre. Al salir a la superficie retiro el pelo e mi cara y comienzo a nadar y a hacer largos.
1..., 2..., 3..., 4..., 5..., 10..., 20... no sé cuantos llevo, he perdido la cuenta.
Cada vez voy aumentando más y más el ritmo, esa es la única manera de no pensar, ni siquiera sigo con "Un zombie a la intemperie" en la cabeza. Esta es la única de no pensar y mientras funcione, pienso seguir haciendo largos.
A penas se ve nada y yo ya estoy prácticamente agotado, así que decido parar unos segundos y agarrarme a la orilla de la piscina.
-"Buena forma de olvidar, ¿no? Agotarte físicamente hasta no poder ni dar un paso más. Y dime, Pablo, ¿cuál es la siguiente estupidez?¿Salir corriendo en un concierto gritando "Soy un minion"? Un aplauso por ti, Pablete. " -me regaña irónicamente mi mente.
Reconozco que es una verdadera estupidez, pero si es lo que hace que esta sensación se vaya, será lo que haré.
Así que vuelvo otra vez a ponerle un reto a mi cuerpo a ver cuántos largos más es capaz de aguantar sin desmayarse y caer aquí mismo.
Comienzo, esta vez a mayor ritmo y aumentando más y más y con mayor ira.
Continúo minutos, quizás lleve más de dos horas en la piscina sin parar. Sigo hasta que mi cuerpo no responde y me veo obligado a apoyarme en el borde de la piscina.
Decido que es hora de salir, cabreado por no haber podido aguantar toda la noche si es preciso con tal de ahogar esta sensación. Cojo mi toalla de la tumbona y apenas me seco un poco con las pocas fuerzas que quedan. Estoy puramente agotado físicamente; aunque mi mente me sigue torturando. Apenas aguanto un paso, así que no sé cómo he conseguido llegar a mi habitación, pero aquí estoy.
Aunque sé que es tarde, tengo hambre, mucha y pido la cena. Mientras me la suben, me ducho y elimino el cloro de mi piel. Apenas soy capaz de mover un sólo músculo pero no, no me arrepiento de nada a fin de pasar esta sensación.
Ceno mucho y rápido, con gula y avaricia, no me sienta muy bien eso, por lo que no me acuesto y me pongo la tele: nada interesante a estas horas.
Por momentos, la sensación persiste y "a momentos desesperados, medidas desesperadas" o eso dicen. Me tumbo en el suelo y comienzo a practicar algo de yoga. Me parece que hoy va aser una noche muy larga. Esto de no poder dormir en las noches no me está gustando nada...
Creo que hoy voy a pasar por todos los pecados capitales posibles...
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Un beso, un te quiero y una canción.
FanficÉl, un artista con antiguas heridas en el corazón. Pero, una vez pasados esos malos recuerdos, ¿porqué no volverse a enamorar al volver a sentir esas mariposas en el estómago? ¿El problema? Enamorado de ella... Ella, una chica normal y corriente cen...