Capítulo 25

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Cap. 25 *Narra Pablo*

-No. No me creo que tú me digas eso. Iré. Iré y te ayudaré. Te lo prometo.

Tras esto, se me escapa un suspiro de desesperación. Puedo oír cómo ella también suspira y tras esto, cuelga.

Apoyo mi cabeza contra la pared, delante de la cual estoy sentado tras flaquearme las piernas al oír todo lo que he tenido que escuchar en esta llamada.

Me tomo unos egocéntricos segundos para poder recomponerme tras todo y organizar mis ideas, y también para poder reunir la fuerza necesarias para lograr levantarme y comenzar a caminar.

Tras esto, me levanto rápidamente y cojo mi teléfono y poco más. Sólo lo necesario para volver a Murcia.

Al poco tiempo, me doy cuenta de que mis pies han comenzado a correr hacia la puerta de la habitación de mi manager. Llego a la puerta, toco y aprovecho que no está cerrada con llave para entrar sin apenas pararme a pensar en nada.

-Susana, Susana por favor. Necesito volver a Murcia. Es muy urgente.

Me mira como si tuviera monos en la cara; así que intento calmarme y decirlo todo de manera que se pueda distinguir alguna palabra.

-Susana, necesito volver a Murcia. Por favor, búscame urgente un viaje a Murcia y te prometo que el día del concierto estaré aquí.

Ella siempre hace lo que yo le digo; es demasiado buena conmigo y me consiente demasiado, aunque en esta situación es más que sólo un capricho.

-No -responde, pero yo apenas la escucho, y sigo haciendo mis planes mentales.

-Muchas gra.... Espera. ¿¡Has dicho que no!?

¿Ha dicho que no o es un producto de mi mente? Vamos, no me puede decir que no en estos momentos.

Mi mente sigue deambulando entre ridículas y estúpidas ideas.

Entonces... tras todo esto, sólo me queda una afirmación: Lucía tiene razón.

-Eso he dicho, Pablo. No te vas a ir ahora. Además, nos ha adelantado todas las entrevistas. No vas a estar libre hasta después del concierto.

¿Hasta después del concierto? Eso significa hasta el viernes. Dos días.

-¡No puedo esperar tanto! -acabo perdiendo los nervios y casi gritándole.

-¡Me da igual! No te vas, y estoy dispuesta a poner guardias de seguridad alrededor de todo el edificio para que no puedas salir siquiera -ahora es ella la que ha igualado mi tono de voz.

Bajo la cabeza en señal de decepción. Incluso las lágrimas amenazan con salir de mis ojos. No puede ser todo esto. Hay veces que todo me supera.

-Pablo, tienes que meterte en la cabeza que miles de personas que se mueren por verte y oírte te están esperando ahí fuera y necesitan lo mejor de ti -su tono ahora es dulce, quizá porque ha captado mi triste mirada. -No les puedes decepcionar. No te puedes ir así como así. Tú ya no eres un chico normal. Tú ahora eres Pablo Alborán un artista nacional con miles y miles de fans.

Asiento levemente y me retiro a mi habitación.

El resto de la tarde me la paso tirado en la cama de hotel reflexionando sobre lo que me ha dicho Susana, sobre la llamada, sobre estar encerrado en este hotel hasta el concierto... Y todo eso, acompañado de mis cascos y la canción que escuché anoche en el restaurante con la banda. Al fin descubrí que se trataba de "Aquí estoy yo" del chico que ganó La Voz, Antonio José.

Casi toda una tarde entera escuchando una sola canción sin hartarme de ella y reflexionando sobre todo lo que me ha pasado en las últimas horas.

A la hora de la cena, no tengo ni pizca de hambre; pero me obligo a bajar a cenar con la banda pensando en el comentario de Susana. <<Miles de personas que se mueren por verte y oírte te están esperando ahí fuera y necesitan lo mejor de ti>>. Tiene razón. Así que por ellos me obligo a mantener mi autoestima lo más alta posible aún con las lágrimas amenazando con salir. Por ellos aguantaré aquí, saldré al escenario y lo haré lo mejor posible y después volveré a Murcia a ser Pablo Moreno por unos días.

Un beso, un te quiero y una canción.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora