XXII.

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Aegon observaba el movimiento nervioso de las manos de Jacaerys con creciente curiosidad. Aunque el rostro de Jacaerys permanecía estoico y firme, el constante juego con sus manos delataba su nerviosismo.

Esto sorprendia a Aegon, quien rara vez veía a su esposo perder la compostura de esta manera.

–¿Qué es lo que podría tenerte tan nervioso, Jacaerys? –preguntó Aegon, con una mezcla de burla y genuina curiosidad en su voz.

Jacaerys detuvo el movimiento de sus manos y miró a Aegon con seriedad.

–No estoy nervioso, Aegon. Solo quiero asegurarme de que todo salga perfecto –respondió.

Aegon arqueó una ceja, intrigado por la respuesta.

–¿Perfecto? ¿Qué cosa? –insistió, su tono aún sarcástico, pero con una creciente curiosidad.

Jacaerys mantuvo su mirada firme.

–Lo verás en unos momentos. Solo ten un poco de paciencia –dijo Jacaerys, intentando calmar su propio nerviosismo mientras hablaba.

Aegon se recostó en su asiento, observando a Jacaerys con una sonrisa petulante.

–Esto debe ser realmente importante si estás así de inquieto. Espero que valga la pena –comentó, su voz llena de expectación burlona.

Jacaerys simplemente asintió.

Mientras el carruaje avanzaba, Aegon notó que el entorno comenzaba a cambiar. Las bulliciosas calles de King's Landing se quedaron atrás, dando paso a un paisaje más tranquilo y verde.

Finalmente, el carruaje se detuvo en lo que parecía ser una pradera serena y apartada.

Aegon miró a su alrededor con sorpresa.

No reconocía el lugar y, más aún, no entendía qué podía haber aquí para justificar el nerviosismo de Jacaerys.

Jacaerys bajó primero, tendiendo una mano a Aegon para ayudarlo a descender.

Aegon aceptó la ayuda, aunque con una expresión de duda en su rostro.

Al mirar a su alrededor, se dio cuenta de que estaban en un prado amplio y verde, con flores silvestres por todas partes.

En el centro del prado, había una mesa elegantemente decorada con velas y platos finos, todo dispuesto para una cena íntima.

Aegon frunció el ceño, su curiosidad aumentada por el escenario inesperado.

–¿Qué es esto? –preguntó Aegon, su tono una mezcla de incredulidad y curiosidad.

Jacaerys lo miró con una mezcla de firmeza y orgullo.

–Pensé que podríamos disfrutar de una cena tranquila, lejos de las intrigas y el ruido de King's Landing. Solo tú y yo, sin distracciones –respondió Jacaerys, su voz imponente y segura.

Aegon permaneció en silencio por un momento, evaluando la escena frente a él.

Aunque no quería admitirlo, la idea de una cena tranquila en un lugar tan hermoso le atraía.

–Bueno, admito que no me lo esperaba. Pero sigue sin gustarme que me hayas traído aquí sin decirme nada –replicó Aegon.

Jacaerys sonrió levemente.

–Si te hubiera dicho, ¿habrías venido? –preguntó, sabiendo la respuesta.

Aegon soltó una risa corta, reconociendo la verdad en las palabras de Jacaerys.

–Probablemente no –admitió, su voz menos mordaz.

Jacaerys se acercó a él, su mirada suave pero posesiva.

"The dragon jewel"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora