19. Reconciliación

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"Hay tres cosas de las que estoy totalmente seguro. La primera, que el fútbol me hace feliz, la segunda, que ella me hace feliz, y la tercera que voy a luchar por ser feliz."

-Nia Reno


Al regresar al equipo después de varios meses, me siento nervioso

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Al regresar al equipo después de varios meses, me siento nervioso. Sin embargo, todas esas dudas y escenarios ficticios en los que me miran con desaprobación y odio se esfuman cuando escucho los silbidos de mis compañeros, que corren a abrazarme y me bombardean con preguntas sobre el partido del sábado contra el Instituto Firestone, uno de los mejores del condado.

—Chicos, escuchadme —digo mientras todos se reúnen haciendo un círculo a mi al rededor-. Sabemos que el Firestone es fuerte, pero no invencible. Conozco su estilo de juego. Son agresivos en el ataque, con delanteros rápidos que buscan espacios. Su defensa es sólida, pero pueden ser vulnerables a los contraataques rápidos.

Me observan esperando a que les diga algo más, como si el tiempo sin mí no les hubiera costado casi perder la oportunidad de seguir en la temporada, como si no me hubiese ido y siguiera siendo el capitán trabajador que estudiaba a todos los rivales y planeaba estrategias diferentes para cada uno. Les explico algunas tácticas que podríamos utilizar: presión alta para forzar errores en su salida de balón, rápida transición de defensa a ataque para aprovechar sus espacios, y mantener la concentración defensiva para detener sus jugadas de peligro.

—También debemos tener en cuenta su juego aéreo. —Continuo—. Eddy y Will son fuertes en los tiros de esquina y los lanzamientos largos. Necesitamos marcar bien en el área y no darles oportunidades fáciles o estaremos jodidos.

Estamos listos para enfrentar este partido y demostrar que seguimos siendo los mejores, porque vuelvo a formar parte de él y sigo siendo el mejor capitán, pese a quien le pese. El entrenamiento transcurre con intensidad, intentando que el baile de las animadoras, con sus movimientos coordinados de caderas y sus acrobacias, no nos distraigan del juego.

Casi al final de la sesión, reúno al equipo una vez más.

—Recordad chicos, somos Kickstar. —Extiendo el brazo y ellos me imitan, juntando nuestras manos—. Jugamos como una estrella y brillamos como un equipo. Este sábado, vamos a dejarlo todo en el campo y mostraremos por qué seguimos siendo los mejores.

Gritan levantando el brazo, repitiendo el lema del instituto una y otra vez. Aún empapados en sudor sus bocas sonríen y me siento pleno cuando mi mirada viaja hasta el entrenador Jones, que me observa con orgullo y hace pitar el silbato, indicando que la tarde se ha acabado y haciendo que todos los jugadores, menos yo, corran a los vestuarios a ducharse.

Cuando llego a casa es de noche. Me encuentro con Annie y Robert en el salón, cosa que me sorprende. En teoría no volverían hasta la semana que viene, pero han adelantado el regreso y pospuesto sus respectivos casos para asistir a mi primer partido después de tanto tiempo. Verles contentos me hace sentir pleno nuevamente, contagiándome la felicidad y sintiendo menos pesado el corazón. Inconscientemente le escribo un mensaje a Aly bastante extenso para el cual no espero ningún tipo de respuesta, pero antes de enviarlo lo borro en su totalidad, dejándome caer en la cama y cerrando los ojos. Suspiro. El nudo en mi garganta se hace más profundo, me pican los ojos y me permito llorar, ahogando los llantos contra la almohada. Me siento vacío, un vacío superior al que sentí cuando Alyson se fue a Londres. Tenerla y saber que la he decepcionado me revuelve por dentro. Soy un gilipollas que destroza todo lo que toca, que rompe los pequeños corazones que solo quieren volver a ser felices. Absorvo los mocos que se deslizan por mi nariz, incapaz de detener las lágrimas y el dolor que siento.

Antes de la Apuesta (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora