"La vida es como un disparo. Pasa tan rápido que duele y se te clavan los recuerdos como abrazos de alfileres.."
-Shé
Me encuentro boca arriba en la cama de Alyson, la cual yace a mi lado, dormida, con la respiración sosegada y de espaldas a mí. Pero cuando mi boca no se abre y mi cuerpo permanece inmóvil, la sensación de pánico, que ya empieza a ser reconocible, me invade, sé lo que viene a continuación.
Mis ojos recorren la habitación desesperadamente, y se detienen al oír el sonido de la ventana mal encajada que se abre con un crujido. La brisa fría del invierno entra, seguida de una figura oscura y encorvada que se desliza por el alféizar de la ventana y se mueve lentamente hacia mí, con pasos ligeros que esta vez no hacen temblar el suelo.
La figura lleva la túnica larga y desgastada, con la capucha que oculta su rostro, pero que yo reconozco tan bien. Se acerca a mi lado y, con un movimiento lento, se inclina sobre mí. Siento su aliento frío en mi rostro se me eriza la piel. Levanta la cabeza y, bajo la capucha, distingo sus ojos oscuros y llenos de ira.
—Ella es mía —susurra con la voz ronca y profunda directamente en mis oídos.
Unas manos grandes y frías se posan sobre mi pecho, ejerciendo una presión que me deja sin aliento. Mis ojos, acostumbrados a la oscuridad, se vuelven inútiles cuando la oscuridad invade la habitación casi por completo.
Desesperado, intento mover mis extremidades, cualquier parte de mi cuerpo, pero es inútil. Andrew, el cual tiene la piel amoratada y más pálida de lo normal, se acerca más, y ahora puedo ver sus labios agrietados repletos de la misma sangre que baña su túnica justo a la altura de su corazón, sonriendo de la misma manera que lo hizo aquel día en el que me atravesó el torso en canal. Justo antes de que la oscuridad consuma todo en su totalidad, vuelve a susurrar, helándome hasta los huesos y haciendo que cierre los ojos con fuerza.
—Tú me hiciste esto.
Poco a poco parece tornar todo a la normalidad, ya que puedo mover mis dedos lentamente, por lo que abro los ojos, viendo que la figura de mi hermano ha desaparecido. Me incorporo rápidamente, bañado en sudor, notando la pequeña mano de Alyson masajeando mi espalda con pequeños círculos que me hacen recobrar el aliento poco a poco.
—¿Cariño? —pregunta con la voz adormilada antes de besar mi mejilla, soltando un pequeño bostezo por el camino.
—Estoy bien —respondo con la voz temblorosa y me muerdo el piercing del labio.
—¿Andrew? —pregunta con suavidad, acercándose a mí cuando asiento con la cabeza—. Solo es una pesadilla.
—Estaba aquí, en la habitación, lleno de sangre, mirándome con odio y trepándome por encima hasta llegar a la altura de mi cara. Me dijo que yo era el culpable, que yo le hice... —la voz me falla y tengo que tragar saliva.
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Antes de la Apuesta (2)
RomanceSEGUNDA PARTE DE APUESTA ¿CONSEGUIDA? Matt siempre creyó que el destino estaba escrito en las estrellas, pero nunca imaginó que el suyo estaría tan entrelazado con el de Alyson. Desde el primer momento en el que la vió, supo que ella era diferente...